Las 4 diferencias entre la xenofobia y el racismo

Dos tipos de exclusión que atacan a quienes son percibidos como minorías diferentes a nosotros.

Diferencias entre xenofobia y el racismo
Distinguiendo entre estos dos fenómenos sociales excluyentes.

En este mundo tan globalizado, las dinámicas de desigualdad han alcanzado una escala mucho más grande que antes. Hoy en día, es mucho más fácil que mayores proporciones de la población de un país entren en contacto con gente proveniente de otros lugares, o perteneciente a otras etnias.

Todo esto hace que la discriminación basada en el lugar del que se viene o la cultura a la que se pertenece se exprese de un modo muy visible. Eso sí, para hablar con propiedad, hay que entender las formas que adopta esta discriminación. Por eso, en este artículo veremos cuáles son las diferencias entre xenofobia y racismo, dos tipos de sesgo hostil hacia las personas consideradas “de fuera”.

Diferencias entre racismo y xenofobia

El racismo y la xenofobia son dos fenómenos ligados entre sí, dado que en ambos existe un elemento de rechazo al diferente que funciona en una lógica de identificación con el grupo y exclusión de quienes no entran dentro de esta categoría.

Sin embargo, se diferencian en aspectos muy importantes que permiten entender cómo se expresan en la sociedad; por eso, hay que saber distinguir entre la xenofobia y el racismo para poder abordar estos problemas dirigiendo nuestra atención a aquello que realmente son, sin caer en errores fruto de la confusión.

Eso sí, hay que tener en cuenta que estos dos tipos de discriminación no tienen unos límites totalmente definidos, y muchas veces se solapan; por eso, muchas veces las personas con comportamientos xenófobos o racistas tratan las etnias y las nacionalidades como si fuesen razas, y viceversa.

Dicho esto, pasemos a ver las diferencias que nos permiten distinguir entre estos dos conceptos.

1. El racismo se basa en la racialización, la xenofobia en las fronteras

Actualmente es sabido que las razas humanas no existen como entidades biológicas, sino como categorías antropológicas y de la psicología social. Es decir, que la típica clasificación de las diferentes razas que distingue entre blancos, negros y mongoloides (en ocasiones también reserva una categoría aparte para los nativos americanos) es un espejismo desde el punto de vista de la biología y la genética, un producto de la dinámica histórica y los procesos de discriminación.

Por ello, quienes son el blanco de los ataques racistas, físicos o de cualquier otro tipo, lo son en tanto que personas racializadas; es decir, personas que son percibidas como pertenecientes a una raza, aunque esta raza sea un concepto definido de manera arbitraria. Eso sí, la definición de raza suele basarse en rasgos físicos: color de piel, forma de los ojos, tipo de pelo, etc.

En el caso de la xenofobia, los límites que separan el grupo al que uno pertenece y los grupos a los que pertenecen a los demás son también construcciones históricas (fronteras y límites lingüísticos, por ejemplo), pero estas no tienen un componente biológico y no se apoyan fuertemente en la estética de los rasgos corporales de las personas.

2. La xenofobia apela a la cultura

Otra de las diferencias entre xenofobia y racismo es que la primera centra su discurso en la preservación de la propia cultura: rituales y tradiciones, la religión, el idioma, el estilo de vida y aspectos similares, mientras que el racismo apela a entidades hipotéticamente pertenecientes a nuestra biología.

Así, un mensaje inequívocamente xenófobo sería por ejemplo uno que anime a expulsar a los extranjeros porque pertenecen a otra religión, mientras que un discurso racista llamaría a preservar la pureza racial para no mezclarse con individuos que supuestamente son profundamente incompatibles con nosotros por tener otros rasgos psicológicos y biológicos: diferente nivel de inteligencia, propensión a la agresividad, etc.

Así, la xenofobia habla de elementos culturales que son transmitidos de generación en generación a través de la educación, la imitación y el aprendizaje, mientras que el racismo habla de elementos transmitidos genéticamente mediante la reproducción, y que según los xenófobos son rasgos innatos.

3. El racismo busca legitimarse por la psicometría y la psicología básica, la xenofobia por la sociología

Tal y como hemos visto, la xenofobia se diferencia del racismo en que no apela tanto a rasgos estudiados por la psicología básica y la biología, sino más bien a estadísticas que describan dinámicas culturales.

Por eso, el racismo intenta apoyarse en estudios experimentales y psicométricos que cuentan con muestras relativamente pequeñas, mientras que la xenofobia acude a estudios de tipo sociológico. Eso sí, hay que tener en cuenta que el tamaño de la muestra que tienen los estudios no sirven para saber si una investigación es válida o no.

4. El racismo apoya menos la integración

Ni desde el racismo ni desde la xenofobia se confía en la capacidad de los grupos discriminados de adaptarse a las sociedades a las que en teoría “no pertenecen”.

Sin embargo, desde perspectivas xenófobas no resulta raro creer que en cantidades pequeñas ciertos individuos de otras etnias pueden llegar a adoptar las costumbres y maneras de pensar de las gentes consideradas propias del lugar, mientras que desde el racismo se niega también la posibilidad de estos casos supuestamente anecdóticos de integración, dado que una raza no puede ser cambiada al ser hipotéticamente una entidad biológica ligada a la genética del individuo.

Referencias bibliográficas:

  • Garner, S. (2009). Racisms: An Introduction. Sage.
  • Rubinstein, H. L., Cohn-Sherbok, D. C., Edelheit, A. J., Rubinstein, W. D. (2002). The Jews in the Modern World, Oxford University Press.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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