Son muchos los medios de comunicación que en verano de 2016 se hicieron eco de “Piper”, una historia que ilustra la vida de una cría de correlimos (una especie de ave común en zonas húmedas) que se aventura por primera vez a buscar comida.
Este trabajo dirigido por Alan Barillaro ha sido considerado por la crítica como uno de los mejores cortometrajes de Disney Pixar.
Hoy, el equipo del Instituto de Asistencia Psicológica y Psiquiátrica Mensalus presenta la premiada obra y comparte con nosotros una interesante reflexión acerca de esta obra.
Un cortometraje que nos enseña a superarnos día a día
Son muchas las capacidades innatas que quedan reflejadas en esta historia, ¿no es así?
Cierto. Según Alan Barillaro, "Este es un cuento sobre cómo crecer de la mano del coraje en un mundo que parece grande e intimidante”.
La historia expone el coraje necesario para superar el miedo que despierta la incertidumbre. Esto es algo que muchas veces se repite en nuestras vidas: el no saber nos hace sentir inseguros. Claro que, ante lo desconocido, tenemos siempre dos opciones: mostrar curiosidad por vivirlo o temerlo para evitarlo.
La capacidad de superación nos indica que, tras vivir la experiencia, ganamos algo más preciado (aprendizaje) que aquello que perdemos (“ confort”). De este modo la meta cobra sentido. Así mismo, el miedo nos advierte de aquello de lo que debemos protegernos. Bien, este sistema es funcional siempre y cuando nos permita seguir y no nos esconda dentro del nido.
El corto es revelador dado que consigue transmitir un abanico de emociones que todos hemos sentido en algún momento de nuestra vida…
Así es. Concretamente, el concepto de “sentirse pequeño” queda muy bien ilustrado. El productor explica: "Me encanta jugar con algo que la gente conoce, como una playa, y dar una nueva perspectiva sobre cómo podría sentirse un pájaro que está a tan solo cuatro pulgadas del suelo". Un gran acierto, sin duda. Es exactamente así como, en ocasiones, podemos sentirnos ante situaciones desconocidas de las que auguramos hostilidad , dificultad y sufrimiento.
Es emocionante cuando el protagonista decide sumergirse en el agua y descubre, además de la riqueza del fondo marino, el beneficio que genera su capacidad por recolectar comida. ¿Cómo podemos entender este mensaje?
El pajarito, además de disfrutar y sentirse capaz, conecta con parte de su identidad asociada a algo que el resto de pájaros de su especie hacen.
Este “hacer como los demás” le enseña y le recuerda quién es, forja el sentimiento de identidad colectiva y, paralelamente, refuerza el sentimiento de utilidad asociado a la capacidad por conseguir comida y compartirla. Todo este “pack emocional” le convierte en un ser autónomo.
Al inicio vemos cómo la madre ejerce una función muy interesante: acompañar al pequeño sin solucionarle el problema…
Sí. Este es otro de los aspectos que muestra el corto: el espacio necesario para el crecimiento. Sin duda, no es una posición fácil. Muchos padres pueden ver reflejados sus miedos en un idea: ”si le dejo solo, ¿aprenderá?”.
La madre de Piper sabe que su hijo necesita entender que la comida no vendrá al nido, sino que el único modo de sobrevivir es yendo a por ella.De hecho, no le deja solo, le acompaña desde el ejemplo. La seguridad de los padres en este sentido facilitará o dificultará el proceso de maduración del niño. “Dejar volar” sin dejar de estar es la gran receta. Una receta que no es mágica y, como todos los padres saben, no es una tarea fácil
“A todos los padres que, día tras día, ejercen la labor de enseñar y amar incondicionalmente”.
Fuente del corto y la voz del creador: www.usatoday.com