45 Poemas del Barroco cortos de los mejores autores

Lope de Vega, Góngora, Quevedo... Acompáñanos a conocer estos grandes poemas de la época barroca.

Poemas del Barroco

A lo largo de los siglos, la humanidad ha utilizado arte como la lírica y la poesía para expresarse.

Emociones, sentimientos, pensamientos y dudas son con algunos de los principales elementos que los poetas han querido reflejar. Pero la poesía no es homogénea: cada poeta se expresa de manera independiente, pese a que sí es cierto que existen diferentes corrientes y maneras de hacer por lo general vinculadas al momento histórico y cultural de la época en que el artista vive.

El Barroco: una época de grandes poetas

Una de estas corrientes es del Barroco, conocido por tender a la extravagancia, la ornamentación, el cultismo y la ostentación además de buscar expresar las sensaciones, pasiones y sentimientos pese a hacerlo con un estilo donde prevalece la angustia y las contradicciones.

Aspectos como lo espiritual son altamente valorados, así como también el uso de la sátira y el cinismo en asuntos más mundanos. Grandes exponentes de esta épocas son Góngora o Quevedo. A lo largo de este artículo vamos a ver una serie de grandes poemas del Barroco, tanto de estos como de otros autores, con el fin de poder visualizar su manera de expresarse y algunas de las características de esta estilo artístico.

45 poemas cortos del Barroco

A continuación os mostramos un total de veinticuatro grandes poemas cortos del Barroco de diferentes exponentes de este estilo, los cuales nos hablan de aspectos como el amor, la belleza o el desengaño.

1. Esto es amor, quien lo probó lo sabe (Lope de Vega)

“Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor, quien lo probó lo sabe.”

  • En este poema, Lope de Vega nos expresa de forma breve el amplio abanico de emociones y sensaciones que genera el amor, así como las múltiples contradicciones que puede provocar en nosotros mismos.

2. A un sueño (Luis de Góngora)

“Varia imaginación que, en mil intentos, a pesar gastas de tu triste dueño la dulce munición del blando sueño, alimentando vanos pensamientos, pues traes los espíritus atentos sólo a representarme el grave ceño del rostro dulcemente zahareño (gloriosa suspensión de mis tormentos), el sueño (autor de representaciones), en su teatro, sobre el viento armado, sombras suele vestir de bulto bello.

Síguele; mostraráte el rostro amado, y engañarán un rato tus pasiones dos bienes, que serán dormir y vello.”

  • En este poema, Luis de Góngora nos habla del placer de soñar y de cómo esto nos permite desligarnos de los problemas del día a día, así como de poder apreciar la belleza del mundo onírico

3. Definición del amor (Francisco de Quevedo)

“Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo; enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es su abismo. ¡Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!”

  • Quevedo nos muestra en este poema una breve definición del amor, el carrusel de emociones que general y las contradicciones y autoconflictos que implica.
Francisco de Quevedo

4. A las flores (Pedro Calderón de la Barca)

“Éstas que fueron pompa y alegría despertando al albor de la mañana, a la tarde serán lástima vana durmiendo en brazos de la noche fría. Este matiz que al cielo desafía, Iris listado de oro, nieve y grana, será escarmiento de la vida humana: ¡tanto se emprende en término de un día!

A florecer las rosas madrugaron, y para envejecerse florecieron: cuna y sepulcro en un botón hallaron. Tales los hombres sus fortunas vieron: en un día nacieron y espiraron; que pasados los siglos, horas fueron.”

  • Breve poema de Calderón de la Barca nos habla de las flores, pero que parte de ellas y su fragilidad para hablar de lo efímeras que son las cosas: todo nace y todo muere, todo tiene su principio y su final, incluyendo nuestras ambiciones, sueños, logros y vida.

5. Contiene una fantasía contenta con amor decente (Sor Juana Inés de la Cruz)

“Detente, sombra de mi bien esquivo, imagen del hechizo que más quiero, bella ilusión por quien alegre muero, dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo, sirve mi pecho de obediente acero, ¿para qué me enamoras lisonjero si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho, de que triunfa de mí tu tiranía: que aunque dejas burlado el lazo estrecho que tu forma fantástica ceñía, poco importa burlar brazos y pecho, si te labra prisión mi fantasía.”

  • Esta poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, una de las exponentes del Barroco en México y miembro de la Orden de San Jerónimo, nos habla del amor. La autora nos refleja que aunque nos resistamos a sentirlo, experimentarlo y el mero hecho de fantasear con él ya nos genera gozo y satisfacción.

6. Soneto a una nariz (Francisco de Quevedo)

“Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una alquitara medio viva, érase un peje espada mal barbado; era un reloj de sol mal encarado. érase un elefante boca arriba, érase una nariz sayón y escriba, un Ovidio Nasón mal narigado.

Érase el espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, los doce tribus de narices era; érase un naricísimo infinito, frisón archinariz, caratulera, sabañón garrafal, morado y frito.

Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa; érase una nariz sayón y escriba; érase un pez espada muy barbado; Era un reloj de sol mal encarado. érase una alquitara pensativa; érase un elefante boca arriba; era Ovidio Nasón más naridado.

Érase el espolón de una galera; érase una pirámide de Egito, los doce tribus de narices era; érase un naricísimo infinito, muchísima nariz, nariz tan fiera que en la cara de Anás fuera delito.”

  • Este altamente conocido soneto de Quevedo es uno de los más populares poemas burlescos del Barroco. Además de ello fue una burla dedicada a uno de los máximos rivales literarios del autor: Luis de Góngora.

7. Ovillejos (Miguel de Cervantes)

“¿Quién menoscaba mis bienes?¡Desdenes! Y ¿quién aumenta mis duelos? ¡Los celos! Y ¿quién prueba mi paciencia? ¡Ausencia! De este modo en mi dolencia ningún remedio se alcanza, pues me matan la esperanza, desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?¡Amor! Y ¿quién mi gloria repuna? ¡Fortuna! Y ¿quién consiente mi duelo? ¡El cielo! De este modo yo recelo morir deste mal extraño, pues se aúnan en mi daño amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte? ¡La muerte! Y el bien de amor, ¿quién le alcanza? ¡Mudanza! Y sus males, ¿quién los cura? ¡Locura! Dese modo no es cordura querer curar la pasión, cuando los remedios son muerte, mudanza y locura.”

  • Miguel de Cervantes es uno de los máximos exponentes de la literatura española y universal y es especialmente conocido por ser el autor de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Sin embargo, Cervantes también escribió poemas como el aquí presente, en este caso para hablar del dolor que puede generar el mal de amores.
Miguel de Cervantes

8. A los celos (Luis de Góngora)

“¡Oh niebla del estado más sereno, furia infernal, serpiente mal nacida! ¡Oh ponzoñosa víbora escondida de verde prado en oloroso seno! ¡Oh entre el néctar de amor mortal veneno, que en vaso de cristal quitas la vida! ¡Oh espada sobre mí de un pelo asida, de la amorosa espuela duro freno! ¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,Vuélvete al lugar triste donde estabas, o al reino (si allá cabes) del espanto; Mas no cabrás allá, que pues ha tanto que comes de ti mesmo y no te acabas, mayor debes de ser que el mismo infierno.”

  • Este poema de Góngora hace clara referencia al sufrimiento que genera el despertar de los celos, así como la desconfianza y dificultad que provoca en las relaciones.

9. Busco en la muerte la vida (Miguel de Cervantes)

“Busco en la muerte la vida, salud en la enfermedad, en la prisión libertad, en lo cerrado salida y en el traidor lealtad. Pero mi suerte, de quien jamás espero algún bien, con el cielo ha estatuido, que, pues lo imposible pido, lo posible aún no me den.”

  • Este corto poema de Cervantes nos habla de la búsqueda de supuestos imposibles, de hallar algo deseado en sus opuestos directos. Se trata de una búsqueda de lo imposible que puede hacer perder lo que sí es posible, y que forma parte de la historia de Don Quijote de la Mancha: el poema se lo recitan a Anselmo, un personaje que descuida y deja de lado a su esposa Camila.

10. Hombres necios que acusáis (Sor Juana Inés de la Cruz)

“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si la incitáis al mal?

Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.

Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues cómo ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.”

  • Esta poesía es también de Sor Juana Inés de la Cruz, concretamente una de los más conocidas, y en ella nos habla de la hipocresía de quienes exigen en su cónyuge unas características determinadas que su vez luego critican y discriminan, además de cosificar y tratar con desigualdad a la figura femenina. Nos habla de forma crítica de posiciones de discriminación y de trato vejatorio y utlitarista hacia la mujer, un tema que no resulta tan frecuente ver criticado por los autores del siglo XVII.

11. El rostro vi de mi difunta esposa (John Milton)

“El rostro vi de mi difunta esposa, devuelta, como Alceste, de la muerte, con que Hércules acrecentó mi suerte, lívida y rescatada de la fosa. Mía, incólume, limpia, esplendorosa, pura y salvada por la ley tan fuerte, y contemplo su hermoso cuerpo inerte como el que está en el cielo en que reposa.

De blanco a mí llegó toda vestida, cubierto el rostro, y alcanzó a mostrarme que en amor y en bondad resplandecía. ¡Cuánto brillo, reflejo de su vida! Pero ¡ay! que se inclinó para abrazarme y desperté y vi en noche vuelto el día.”

  • Este hermoso poema de Milton nos refleja la añoranza y el deseo de que las personas que han muerto sigan con nosotros.

12. Noche (Lope de Vega)

“Noche fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista, que muestras al que en ti su bien conquista, los montes llanos y los mares secos; habitadora de cerebros huecos, mecánica, filósofa, alquimista, encubridora vil, lince sin vista, espantadiza de tus mismos ecos; la sombra, el miedo, el mal se te atribuya, solícita, poeta, enferma, fría, manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya; si velo, te lo pago con el día, y si duermo, no siento lo que vivo.”

  • Poema de Lope de Vega inspirado en la noche, esa parte del día tan asociada al misticismo, a la magia y al sueño.
Lope de Vega

13. Pronuncia con sus nombres los trastos y miserias de la vida (Francisco de Quevedo)

“La vida empieza en lágrimas y caca, luego viene la mu, con mama y coco, síguense las viruelas, baba y moco, y luego llega el trompo y la matraca. En creciendo, la amiga y la sonsaca, con ella embiste el apetito loco, en subiendo a mancebo, todo es poco, y después la intención peca en bellaca. Llega a ser hombre, y todo lo trabuca, soltero sigue toda perendeca, casado se convierte en mala cuca. Viejo encanece, arrúgase y se seca, llega la muerte, todo lo bazuca, y lo que deja paga, y lo que peca.”

  • Una obra que nos habla del paso del tiempo, de la evolución del hombre a lo largo del ciclo vital y en las diferentes etapas de la vida: nacimiento, crecimiento, adultez y vejez.

14. La salida del sol (John Donne)

“Viejo necio afanoso, ingobernable sol, ¿por qué de esta manera, a través de ventanas y visillos, nos llamas? ¿Acaso han de seguir tu paso los amantes? Ve, lumbrera insolente, y reprende más bien a tardos colegiales y huraños aprendices, anuncia al cortesano que el rey saldrá de caza, ordena a las hormigas que guarden la cosecha; Amor, que nunca cambia, no sabe de estaciones, de horas, días o meses, los harapos del tiempo.

¿Por qué tus rayos juzgas tan fuertes y esplendentes? Yo podría eclipsarlos de un solo parpadeo, que más no puedo estarme sin mirarla. Si sus ojos aún no te han cegado, fíjate bien y dime, mañana a tu regreso, si las Indias del oro y las especias prosiguen en su sitio, o aquí conmigo yacen. Pregunta por los reyes a los que ayer veías y sabrás que aquí yacen todos, en este lecho.

Ella es todos los reinos y yo, todos los príncipes, y fuera de nosotros nada existe; nos imitan los príncipes. Comparado con esto, todo honor es remedio, toda riqueza, alquimia. Tú eres, sol, la mitad de feliz que nosotros, luego que a tal extremo se ha contraído el mundo. Tu edad pide reposo, y pues que tu deber es calentar el mundo, con calentarnos baste. Brilla para nosotros, que en todo habrás de estar, este lecho tu centro, tu órbita estas paredes.”

  • Esta obra de John Donne nos habla del amor, criticando la fuerza de los rayos del sol por molestar en la contemplación de la amada y declarando que cuando están juntos solo ellos existen, en un momento de felicidad y completud.

15. Las horas que gentiles compusieron (William Shakespeare)

“Las horas que gentiles compusieron tal visión para encanto de los ojos, sus tiranos serán cuando destruyan una belleza de suprema gracia: porque el tiempo incansable, en torvo invierno, muda al verano que en su seno arruina; la savia hiela y el follaje esparce y a la hermosura agosta entre la nieve.

Si no quedara la estival esencia, en muros de cristal cautivo líquido, la belleza y su fruto morirían sin dejar ni el recuerdo de su forma. Mas la flor destilada, hasta en invierno, su ornato pierde y en perfume vive.”

  • Este poema, del conocido dramaturgo William Shakespeare, nos habla de cómo el paso del tiempo deteriora nuestro aspecto y belleza a nivel físico, si bien lo más importante, la esencia, pervive.

16. Ojos (Giambattista Marino)

“Ojos, si es verdad que un sabio la luz clara puede someter de las celestes rotaciones, ¿por qué no puedo yo poseerlas a ustedes, luminosas y bellas, en el sol nacidas, estrellas terrenales? Feliz astrología si pudiera, besando un rayo suyo, decirles: “Ya no temo a asesinos y reyes: si ustedes, ojos, ya son míos”.”

  • Giambattista Marino es probablemente el autor más relevante del Barroco italiano, contando en su obra con exponentes tales como Adonis. De este se extrae el fragmento de poema (traducido) anteriormente escrito, en el que nos habla del amor y la importancia que le damos a los ojos y la mirada de la persona amada.

17. Soneto XIX al amor (Jean de Sponde)

“Un día contemplé el agua de este río que arrastra lentamente hacia la mar sus ondas, sin que los aquilones lo hicieran espumar, ni saltar, destructor, a la orilla que baña. Y contemplando el curso de los males que tengo, este río, me dije, no conoce de amar; si una llama pudiera sus hielos encender, él hallaría el amor igual que yo lo he hallado.

Si le sentara bien, tendría mayor torrente. El amor es de pena, no tanto de reposo, pero esta pena, al fin, al reposo le sigue, si su espíritu firme del morir la defiende; mas quien muere en la pena, no se merece sino que el reposo jamás lo devuelva a la vida.”

  • Un representante del barroco francés, Jean de Sponde nos expresa en la traducción de este soneto sus reflexiones sobre el amor al contemplar el fluir de un río.

18. La prohibición (John Donne)

“Cuídate de amarme,recuerda, al menos, que te lo he prohibido; no es que vaya a resarcirme de mi inmenso derroche de palabras y sangre por tu llanto y suspiros siendo contigo como tú fuiste para mí; pero como tal goce consume nuestra vida que, al menos que tu amor se frustre con mi muerte; si me amas, cuídate de amarme.

Cuídate de odiarme, o de triunfar con exceso en la victoria. No es que quiera ser yo mi propia autoridad, y devolver odio por odio; más tú perderás tu título de conquistador si yo, tu conquista, perezco por tu odio. Para que, al ser yo nada, no te disminuya mi muertes; si me odias, cuídate de odiarme.

No obstante, ámame y ódiame también, y así tales extremos se podrán anular. Ámame, para que pueda morir de la manera más dulce; ódiame, pues tú amor es para mí excesivo; o deja que ambos se marchiten, y no yo ; así, yo, vivo, seré tu escenario, no tu triunfo; mo sea así que destroces tu amor, tu odio y a mí mismo, para dejarme vivir, oh, ámame y ódiame también.”

  • Según Donne, la dualidad amor-odio es una constante dentro del mundo de la poesía, estableciendo un conflicto entre ambos extremos y buscando el autor de este poema que estos se contrarresten.

19. Cuando haya muerto, llórame solo… (William Shakespeare)

“Cuando haya muerto, llórame tan sólo mientras escuches la campana triste, anunciadora al mundo de mi fuga del mundo vil hacia el gusano infame. Y no evoques, si lees esta rima, la mano que la escribe, pues te quiero tanto que hasta tu olvido prefiriera a saber que te amarga mi memoria.

Pero si acaso miras estos versos cuando del barro nada me separe, ni siquiera mi pobre nombre digas y que tu amor conmigo se marchite, para que el sabio en tu llorar no indague y se burle de ti por el ausente.”

  • Otro poema de Shakespeare, el cual se centra en las temáticas del amor, la muerte y la añoranza: expresa su deseo que su propia muerte no genere sufrimiento a la persona a la que ama, hasta el punto de preferir ser olvidado.
William Shakespeare

20. Soneto II sobre la muerte (Jean de Sponde)

“¡Es preciso morir!, y la vida orgullosa que desafía a la muerte, sentirá sus furores; los soles izarán sus flores cotidianas y el tiempo agrietará esta ampolla vacía. Esta antorcha que arroja una llama humeante, sobre la verde cera apagará su ardor; el óleo de este cuadro blanqueará sus colores, sus ondas romperán en la orilla espumosa. Vi sus claros relámpagos pasar ante mis ojos, y escuché incluso el trueno que retumba en los cielos. De una parte o de otra saltará la tormenta. Vi fundirse la nieve, secarse sus torrentes, a los leones rugientes los vi luego sin rabia. Vivid, hombres, vivid, que es preciso morir.”

  • El autor francés reflexiona en este poema sobre el hecho de que todos tenemos que morir tarde o temprano, y nos empuja a vivir intensamente durante el tiempo que vamos a hacerlo.

21. Soneto V (Tirso de Molina)

“Yo os prometí mi libertad querida, no cautivaros más, ni daros pena; pero promesa en potestad ajena, ¿cómo puede obligar a ser cumplida? Quien promete no amar toda la vida, y en la ocasión la voluntad enfrena, seque el agua del mar, sume su arena, los vientos pare, lo infinito mida.

Hasta ahora con noble resistencia las plumas corto a leves pensamientos, por más que la ocasión su vuelo ampare. Pupila soy de amor; sin su licencia no pueden obligarme juramentos. Perdonad, voluntad, si los quebrare.”

  • Este soneto, de la obra “El castigo del penséque”, nos habla de cómo la pérdida del amor puede llevar a romper las promesas que se le hicieron a la persona amada.

22. Lágrimas de la patria (Andreas Gryphius)

“Ahora sí estamos más que destrozados; la numerosa soldadesca, la trompeta sonante, la espada llena de sangre, el cañón tronante; han consumido todo lo que que sudor y labor crearon. Las torres ardiendo, la iglesia saqueda, el ayuntamiento en ruina, los hombres fuertes despedazados, las jóvenes violadas y todo lo que vemos es fuego, peste y muerte que traspasan alma y corazón.

Aquí, baluarte y ciudad siempre encharcados con sangre, durante tres veces seis años los arroyos repletos de muertos que lentamente arrastraron. Y no hablo de lo que es peor que la muerte, peor que peste, fuego y hambre, porque tanta gente perdió el tesoro de su alma.”

  • El barroco alemán también tiene diversos autores relevantes, entre los que se encuentra Andreas Gryphius. En este poema el autor expresa su dolor por los horrores de la guerra (Alemania se encontraba en plena Guerra de los Treinta Años).

23. A las estrellas (Pedro Calderón de la Barca)

“Esos rasgos de luz, esas centellas que cobran con amagos superiores alimentos del sol en resplandores, aquello viven, si se duelen dellas. Flores nocturnas son; aunque tan bellas, efímeras padecen sus ardores; pues si un día es el siglo de las flores, una noche es la edad de las estrellas.

De esa, pues, primavera fugitiva, ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere; registro es nuestro, o muera el sol o viva. ¿Qué duración habrá que el hombre espere, o qué mudanza habrá que no reciba de astro que cada noche nace y muere.”

  • Este poema es un breve soneto dedicado a las estrellas, las cuales permanecen prácticamente inmutables y acompañándonos todas las noches de nuestras vidas.

24. Yo me muero de amor (Lope de Vega)

“Yo me muero de amor, que no sabía, aunque diestro en amar cosas del suelo, que no pensaba yo que amor del cielo con tal rigor las almas encendía. Si llama la moral filosofía deseo de hermosura a amor, recelo que con mayores ansias me desvelo cuanto es más alta la belleza mía.

Amé en la tierra vil, ¡qué necio amante! ¡Oh luz del alma, habiendo de buscaros, qué tiempo que perdí como ignorante! Mas yo os prometo agora de pagaros con mil siglos de amor cualquiera instante que por amarme a mí dejé de amaros.”

  • Lope de Vega expresa en este poema las intensas sensaciones y el deseo de ser amado por aquella persona a la que ama.

25. Advertencia a un ministro (Francisco de Quevedo)

“Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado en no injuriar al mísero y al fuerte; cuando le quitas oro y plata, advierte que les dejas el hierro acicalado. Dejas espada y lanza al desdichado, y poder y razón para vencerte; no sabe pueblo ayuno temer muerte; armas quedan al pueblo despojado.

Quien ve su perdición cierta, aborrece, más que su perdición, la causa della; y ésta, no aquélla, es más quien le enfurece. Arma su desnudez y su querella con desesperación, cuando le ofrece venganza del rigor quien le atropella.”

  • La poesía del Barroco también tiene representación en el ámbito de la crítica política. En este poema, Quevedo establece una advertencia al poder a no aprovecharse y vejar al pueblo sobre el que gobiernan, o de lo contrario les estará dando motivos para derribarlo.

26. Soneto XXXI (Francisco de Medrano)

“Arde la llama, y a la oscura y fría noche el festivo incendio vence, y cuanto de estruendo y fuego horror fue ya en Lepanto sirve el gusto brevísimo de un día. Sola una tú lo atiendes, alma mía, de placer no alterada ni de espanto, siendo en tan nueva luz y en fuego tanto la admiración común y la alegría.

Arde ¿quién duda? en tu más noble parte más fiera llama y más también luciente. ¿Qué te podrá alegrar o qué admirarte? Así, presente el sol, no hay luz hermosa ni grande; así ningún pincel valiente, presente la verdad, parecer osa.”

  • Francisco de Medrano, un autor clásico dentro del Barroco, nos muestra en este poema una hermosa referencia al amanacer y su belleza.

27. A Itálica (Francisco de Rioja)

“Éstas ya, de la edad, canas ruinas, que aparecen en puntas desiguales, fueron anfiteatro, y son seńales apenas de sus fábricas divinas. ¡Oh, a cuán mísero fin, tiempo, destinas obras que nos parecen inmortales! Y temo, y no presumo, que mis males así a igual fenecer los encaminas. A este barro, que llama endureciera, y blanco polvo humedecido atara, ¡cuánto admiró y pisó número humano!Y ya el fausto y la pompa lisonjera de pesadumbre tan ilustre y rara.”

  • Este poema de Francisco de Rioja, cuyo título nos habla de las ruinas de la ciudad de Itálica (en la actual Sevilla), nos habla del paso del tiempo y cómo todo (incluso lo que consideramos inalterable) acaba por desaparecer según este corre.

28. Es tan glorioso y alto de pensamiento (Iván de Tarsis/Conde de Villamediana)

“Es tan glorioso y alto el pensamiento que me mantiene en vida y causa muerte, que no sé estilo o medio con que acierte a declarar el mal y el bien que siento. Dilo tú, amor, que sabes mi tormento,y traza un nuevo modo que concierte estos varios extremos de mi suerte que alivian con su causa el sentimiento; en cuya pena, si es glorioso efecto el sacrificio de la fe más pura que está ardiendo en las alas del respeto, ose el amor, si teme la ventura, que entre misterios de un amor secreto amar es fuerza y esperar locura.”

  • El conde de Villamediana nos habla del amor como fuerza poderosa que da impulso a la vida pero que a la vez atormenta al que ama con dudas y sufrimiento.

29. Descripción de la perfecta belleza (Christian Hofmann von Hofmannswaldau)

“Un cabello que temerario a Berenice esquiva, una boca que exhibe rosas, plena de perlas, una lengua que emponzoña mil corazones, dos senos, donde el rubí alabastro tramaría. Un cuello que en todo aventaja al cisne, dos mejillas, donde la majestad de Flora se agita, una mirada que derriba hombres, que convoca rayos, dos brazos, cuya fuerza al león han ejecutado.

Un corazón, del cuál no brota más que mi ruina, una voz, tan celestial que mi condena sentencia, dos manos, cuyo rencor al destierro me envían, y con dulce veneno la misma alma envuelve. Un adorno, así parece, en Paraíso creado, de todo ingenio y libertad me ha privado.”

  • Otro de los poetas alemanes más conocidos, este autor expresa en el poema lo que considera la belleza perfecta de la mujer que venera.

30. Versos de amor, conceptos esparcidos (Lope de Vega)

“Versos de amor, conceptos esparcidos, engendrados del alma en mis cuidados; partos de mis sentidos abrasados, con más dolor que libertad nacidos; expósitos al mundo, en que, perdidos, tan rotos anduvistes y trocados, que sólo donde fuistes engendrados fuérades por la sangre conocidos; pues que le hurtáis el laberinto a Creta, a Dédalo los altos pensamientos, la furia al mar, las llamas al abismo, si aquel áspid hermoso no os aceta, dejad la tierra, entretened los vientos: descansaréis en vuestro centro mismo.”

  • Este poema de Lope de Vega nos habla como la fuerza del amor puede llevar a inspirar grandes obras de arte y a desarrollar nuestro máximo potencial.

31. De cera son las alas cuyo vuelo (Iván de Tarsis/ Conde de Villamediana)

“De cera son las alas cuyo vuelo gobierna incautamente el albedrío, y llevadas del propio desvarío con vana presunción suben al cielo. No tiene ya el castigo, ni el recelo fuera eficaz, ni sé de qué me fío, si prometido tiene el hado mío hombre a la mar como escarmiento al suelo.

Mas si a la pena, amor, el gusto igualas, con aquel nunca visto atrevimiento que basta a acreditar lo más perdido, derrita el sol las atrevidas alas, que no podrá quitar el pensamiento la gloria, con caer, de haber subido.”

  • El poema nos habla del amor como un desafío que puede hacernos estrellarnos y sufrir, pero que pese al sufrimiento que provoca sin duda alguna merece la pena.

32. La vida es sueño (Calderón de la Barca)

“Es verdad, pues: reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos. Y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña, que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte la muerte (¡desdicha fuerte!): ¡que hay quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí, destas prisiones cargado; y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”

  • Un clásico de Calderón de la Barca, La vida es sueño es en realidad una obra teatral en el que podemos encontrar grandes ejemplos de poemas filosóficos como el aquí presente. Este archiconocido poema nos habla de que todo en la vida es sueño, y que soñar es lo que marca lo que somos.

33. Cuál sea mejor, amar o aborrecer (Sor Juana Inés de la Cruz)

“Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata, maltrato a quien mi amor busca constante. Al que trato de amor, hallo diamante, y soy diamante al que de amor me trata, triunfante quiero ver al que me mata y mato al que me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo; si ruego a aquél, mi pundonor enojo; de entrambos modos infeliz me veo. Pero yo, por mejor partido, escojo; de quien no quiero, ser violento empleo; que, de quien no me quiere, vil despojo.”

  • Un breve poema de esta gran poetisa, en el que nos habla de de la contradicción a la que el deseo nos puede llevar con respecto al trato que nos ofrecen: rechazar a aquel que nos quiere y buscar a aquel que nos desprecia.

34. Soneto XV (Gutierre de Cetina)

“Fuego queme mi carne y por encienso baje el humo a las almas del infierno; pase la mía aquel olvido eterno de Lete porque pierda el bien que pienso; el fiero ardor que hora me abrasa intenso ni melle corazón ni haga tierno; niégueme pïedad, favor, gobierno el mundo, Amor y el sumo Dios inmenso; mi vivir sea enojoso y trabajado, en estrecha prisión dura y forzosa, siempre de libertad desesperado, si viviendo no espero ya ver cosa -dijo Vandalio, y con verdad jurado-, que sea cual tú, Amarílida, hermosa."

  • El amor puede ser duro, pero es sin duda una de las fuerzas más poderosas que existen. Independientemente de las dificultades, la persona amada hace que todo pueda merecer la pena.

35. El corazón roto (John Donne)

“Loco de remate está quien dice haber estado una hora enamorado, mas no es que amor así de pronto mengüe, sino que puede a diez en menos plazo devorar. ¿Quién me creerá si juro haber sufrido un año de esta plaga? ¿Quién no se reiría de mí si yo dijera que vi arder todo un día la pólvora de un frasco? ¡Ay, qué insignificante el corazón, si llega a caer en manos del amor! Cualquier otro pesar deja sitio a otros pesares, y para sí reclama sólo parte.

Vienen hasta nosotros, pero a nosotros el Amor arrastra, y, sin masticar, engulle. Por él, como por bala encadenada, tropas enteras mueren. El es el esturión tirano; nuestros corazones, la morralla. Si así no fue, ¿qué le pasó a mi corazón cuando te vi? Al aposento traje un corazón, pero de él salí yo sin ninguno. Si contigo hubiera ido, sé que a tu corazón el mío habría enseñado a mostrar por mí más compasión. Pero, ¡ay!, Amor, de un fuerte golpe lo quebró cual vidrio.

Mas nada en nada puede convertirse, ni lugar alguno puede del todo vaciarse, así, pues, pienso que aún posee mi pecho todos esos fragmentos, aunque no estén reunidos. Y ahora, como los espejos rotos muestran cientos de rostros más menudos, así los añicos de mi corazón pueden sentir agrado, deseo, adoración, pero después de tal amor, de nuevo amar no pueden.”

  • En este poema el autor nos habla del dolor que provoca que te rompan el corazón y lo difícil que es quitarselo de cabeza, así como recuperar las ganas de volver a enamorarte.

36. Por estar contigo (Giambattista Marino)

“¿Qué enemigos habrá ahora que en mármol frío no se tornen de repente, si miran, señor, en el escudo vuestro aquella orgullosa Gorgona tan cruel, con cabellos horriblemente vueltos amasijo de víboras provocan escuálida, y pavorosa pompa? ¡Mas qué! Entre las armas ventaja apenas os procura el monstruo formidable: ya que la auténtica Medusa es vuestro valor.”

  • Esta poesía se basa en el cuadro de Caravaggio “La cabeza de Medusa en una rodela”, haciendo una breve descripción del mito de la muerte de Medusa a la par que dedica el poema a la par que busca honrar al gran duque Fernando I de Toscana, en un ejemplo de poesía cortesana que busca ensalzar su valor.

37. Ándeme yo caliente, y ríase la gente (Luis de Góngora)

“Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente. Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, cómo píldoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del Rey que rabió me cuente, y ríase la gente.

Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente. Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama Leandro por ver a su Dama; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente. pues Amor es tan cruel, que de Píramo y su amada hace tálamo una espada, do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente.”

  • Uno de los poemas más conocidos de Góngora, se trata de una obra satírica en el que el autor nos habla del deseo de que una vez haya fallecido el mundo siga girando y siendo feliz, siendo este un hecho confortador para el que no estará.

38. Oda X (Manuel de Villegas)

“Yo pensé, luces bellas, llegar con mi esperanza a vuestra lumbre; pero Lida inconstante, por doblar mis querellas, de vuestra (¡ay cielos!) ensalzada cumbre la despeñó arrogante; y agora la perjura cortar el árbol de mi fe procura. Como cierzo indignado, que con súbito soplo descompone la mies en la campaña, y en el alegre prado los altos olmos que la edad compone, así, con dura saña, Lida ingrata y perjura cortar el árbol de mi fe procura.

Juró que me sería en amarme tan firme como roca o como robre exento, y que atrás volvería este arroyuelo que estas hayas toca antes que el juramento; pero ya la perjura cortar el árbol de mi fe procura. Esto dirán los vientos que dieron a su jura las orejas; esto dirán los ríos, que por estar atentos el susurro enfrenaron a sus quejas; pero los llantos míos dirán que la perjura cortar el árbol de mi fe procura.”

  • Este poema es de Manuel de Villegas, un famoso poeta español con un amplio conocimiento de la mitología y la historia griega, nos habla de esperanzas y sueños rotos, de promesas incumplidas.

39. Soneto XXII (Gutierre de Cetina)

“Horas alegres que pasáis volando porque, a vueltas del bien, mayor mal sienta; sabrosa noche que, en tan dulce afrenta, el triste despedir me vas mostrando; importuno reloj que, apresurando tu curso, mi dolor me representa; estrellas, con quien nunca tuve cuenta, que mi partida vais acelerando; gallo que mi pesar has denunciado, lucero que mi luz va oscureciendo, y tú, mal sosegada y moza aurora, si en vos cabe dolor de mi cuidado, id poco a poco el paso deteniendo, si no puede ser más, siquiera un hora.”

  • En este poema vemos cómo el autor se angustia pensando que aunque ahora esté feliz, en un futuro el momento de felicidad acabará por pasar y termina apareciendo dolor y sufrimiento, en una actitud devastada y desesperanzada propia del Barroco.

40. Cerrar podrá mis ojos la postrera (Francisco de Quevedo)

“Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía ora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama el agua fría, y perder el respeto a la ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrán sentido; polvo serán, mas polvo enamorado.”

  • En esta ocasión, Quevedo expresa un amor tan fuerte que incluso durará más allá de la muerte: se trata de un amor eterno.

41. Soneto XXIX (Francisco de Medrano)

“El hombre solo en tantos animales, Leonardo, nació al llanto; él solo atado es el día que nace, desarmado, sin defensa ni pies contra los males. Así empieza la vida: a los umbrales de ella ofreciendo llanto anticipado, no entonces por algún otro pecado que el de nacer para miserias tales.

A él fue dada insaciable sed de vida; el solo cuida de la sepultura, y en su alma brama un mar de ansia y afeto, por do algunos dijeron: «No es natura madre, sino madrastra aborrecida». Mira si error oíste más discreto.”

  • Medrano expresa en esta obra el miedo por la indefensión del ser humano frente a la naturaleza, así como el hecho de que en realidad esta nos ha dotado de grandes dones que a menudo no sabemos valorar.

42. Caducidad de la belleza (Christian Hofmann von Hofmannswaldau)

“Con su mano la muerte pasará helada, su palidez al cabo, Lesbia, por tus pechos, será el suave coral pálidos labios deshechos, del hombro arena fría la nieve hoy inflamada. De los ojos el dulce rayo y los vigores de tu mano, que vencen a su par, vencerá el tiempo, y el cabello, hoy áureo de fulgores, será un cordel común, que la edad cortará.

El bien plantado pie, la postura agraciada serán en parte polvo, en parte nulos, nada; ya el numen de tu brillo no tendrá ofrendante. Esto y aún más que esto ha al fin de sucumbir, sólo tu corazón puede siempre subsistir, pues la naturaleza lo ha hecho de diamante.”

  • En este poema el autor alemán nos expresa como la belleza es algo que el tiempo termina por marchitarse, mientras que el corazón, alma y nuestro ser es lo único que permanecerá.

43. Soneto IV (Francisco de Medrano)

“Pláceme ver el mar cuando se enoja, y a montes de agua montes acumula, y al experto patrón (que disimula, prudente, su temor) puesto en congoja. También me place verle cuando moja la orilla malavés, y en leche adula a quien sus culpas llevan, o su gula, a cortejar cualque birreta roja.

Turbio me place, y pláceme sereno; verle seguro, digo, desde afuera, y éste medroso ver, y éste engañado: no porque me dé gusto el mal ajeno, mas por hallarme libre en la ribera, y del mar falso asaz desengañado.”

  • Este soneto de Medrano es un poema dedicado a las sensaciones que le generó la contemplación de la playa de Barcelona, en su camino desde Roma a España.

44. Sobre el retrato de la mano de Schidoni (Giambattista Marino)

“Tome el hielo y el brillo, ellos son sólo con cada miedo de poderes marrones de la sombra; también de la palidez de muerte, a condición de que esto usted pueda, a la mezcla extraña; Tome lo que rescates de la oscuridad sobre el rastro negro, en el dolor y la oscuridad entreteje la amargura querida, el nunca deseaba la suerte, la miseria de naturaleza inacabada;

Veneno de jeringa en de serpientes seleccionadas se mezcla y añade a los colores de los suspiros y las muchas preocupaciones. Entonces se hace, Schidoni, la verdad y no la mentira esté mi retrato. Pero esto debería vivir, entonces usted no puede darle la vivacidad.”

  • Otra obra del gran poeta italiano, que en este caso nos expresa los sentimientos que le genera la apreciación de la creación de una obra de arte.

45. Amor y aborrecimiento (Juan Ruiz de Alarcón)

“Hermoso dueño mío, por quien sin fruto lloro, pues cuanto más te adoro tanto más desconfío de vencer la esquiveza que intenta competir con la belleza! La natural costumbre en ti miro trocada: lo que a todos agrada te causa pesadumbre; el ruego te embravece, amor te hiela, llanto te endurece.

Belleza te compone divina-no lo ignoro, pues por deidad te adoro-; mas ¿qué razón dispone que perfecciones tales rompan sus estatutos naturales? Si a tu belleza he sido tan tierno enamorado, si estimo despreciado y quiero aborrecido, ¿qué ley sufre, o qué fuero,que me aborrezcas tú porque te quiero?”

  • Este autor mexicano nos habla de un amor no correspondido hacia una persona que desprecia los sentimientos que se tienen hacia ella, así como también el dolor y sufrimiento que este desprecio genera.

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Oscar Castillero Mimenza. (2019, julio 10). 45 Poemas del Barroco cortos de los mejores autores. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/poemas-del-barroco

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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