Las enigmáticas pinturas prehistóricas halladas en las cuevas siempre han representado un quebradero de cabeza para los especialistas. ¿Qué representan en realidad? ¿Cuál era su función, si es que tenían alguna? Se trata de las manifestaciones artísticas más antiguas que nos han quedado, pero, por desgracia, todavía desconocemos mucho acerca del arte parietal o rupestre.
En el artículo de hoy os traemos diversas teorías que se han barajado a lo largo de las últimas décadas que pretenden explicar por qué se dedicaron nuestros antepasados a decorar las paredes de las cuevas donde habitaban. Desde la teoría del arte por el arte, prácticamente descartada en la actualidad, hasta la hipótesis que relaciona la plasmación de los motivos pictóricos como una afirmación de identidad por parte de sus moradores. Vamos a descubrirlas.
¿Por qué pintaban en las cuevas los humanos prehistóricos?
En 1868 se encontraban las que serían las primeras muestras de arte prehistórico conocidas. Fue en Altamira (España), y el fortuito descubrimiento lo realizó un lugareño, Modesto Cubillas. El descubrimiento dio la vuelta al mundo. A partir de entonces, empezaron a hallarse evidencias de arte rupestre por todo el mundo, testimonio fehaciente de que el ser humano prehistórico realizaba creación artística.
Efectivamente, la capacidad creativa de nuestros antepasados estaba demostrada. Sin embargo ¿cuál era el motivo que les impulsaba a crear? ¿Por qué se habían dedicado a plasmar, a menudo con un detalle asombroso, esas siluetas de animales, humanos y volúmenes geométricos en las paredes de las cuevas? ¿A qué obedecía todo aquello?
La pregunta es especialmente compleja, puesto que estos antepasados nuestros no dejaron nada por escrito (la escritura aún tardaría mucho en aparecer). Tampoco conocemos nada de su cultura, por lo que no nos es posible trazar un paralelismo entre las representaciones parietales con su ideología, religión y costumbres. Es por ello por lo que la interpretación de la pintura prehistórica entraña muchos enigmas, que los científicos han intentado esclarecer durante décadas.
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Diversas teorías para un arte misterioso
La escasez de información ha propiciado la aparición de numerosas teorías que pretenden arrojar un poco de luz sobre el misterio del arte paleolítico. La primera de ellas, la del “arte por el arte” (aparecida a principios del siglo XX, casi en paralelo al descubrimiento de las primeras pinturas), está hoy en día prácticamente obsoleta. Las otras se han ido sucediendo a lo largo de los años, y han contado por igual con defensores y detractores. Veamoslas.
1. El “arte por el arte”
Defendida por E. Lartet, H. Christy y E. Piette a inicios del siglo XX, esta teoría contemplaba el arte parietal de la Prehistoria como una creación en la que sólo primaba el placer de crear. Es decir, según estos estudiosos, los hombres y mujeres del Paleolítico dedicaban sus momentos de ocio a decorar las paredes de las cuevas donde habitaban por un puro goce estético.
Aunque pueda parecer plausible, lo cierto es que esta teoría no acaba de encajar con la realidad de las comunidades primitivas. El avance de la etnología comparada ha permitido estudiar concienzudamente a los grupos primitivos actuales (es decir, personas que siguen siendo cazadoras-recolectoras y viven, por tanto, de forma muy parecida al ser humano prehistórico), lo que ha arrojado luz sobre ciertas cuestiones. Primero, que estos grupos otorgan a la representación artística un carácter comunicativo; es decir, lo dotan de un significado, de un mensaje, por lo que carece de sentido adjudicar a la pintura parietal prehistórica un origen exclusivamente estético.
Por otro lado, la teoría del “arte por el arte” está demasiado ligada a una realidad concreta, la de finales del siglo XIX (recordemos las corrientes artísticas que aparecieron asociadas a este concepto). En la historia de la humanidad, encontramos pocos momentos en que sólo haya prevalecido el placer estético, por encima de la intención comunicativa de la creación artística.
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2. Magia simpática
Otra de las teorías sugiere que las representaciones de animales que podemos encontrar en las cuevas prehistóricas tienen mucho que ver con la “magia simpática”, un fenómeno que todavía podemos rastrear en muchos pueblos primitivos actuales. Salomon Reinach fue el primero en lanzar esta teoría, en 1903; actualmente, a pesar de que sigue contando con cierta consideración, posee no pocos detractores, que sostienen que no acaba de encajar con las representaciones del arte paleolítico.
La magia simpática consiste en otorgar a la representación plástica una fuerza de futuro; es decir, si pintamos un bisonte en la pared, ello quiere decir que en la caza de mañana obtendremos un enorme y suculento bisonte que alimentará a todo el grupo durante días. Es más; puedo incluso pintar al bisonte sin patas, o con una herida, porque ello querrá decir que el animal será incapaz de huir y, por tanto, mucho más fácil de cazar.
En su magnífica conferencia ¿Por qué y para qué? El significado del arte rupestre (ver bibliografía), Marcos García-Díez expone claramente por qué la teoría de la “magia simpática” no acaba de corresponderse con la realidad del Paleolítico. Y es que existen ejemplos de pinturas donde se han representado animales de los que se tienen escasas pruebas arqueológicas en la zona, por lo que es un tanto absurdo pensar que aquellos hombres y mujeres representaran animales que escaseaban en su territorio. Lo más normal, por supuesto, era que intentaran atraer, mediante la magia simpática, a las piezas que más abundaban.
3. El totemismo
Fruto también de la etnología comparada surge la teoría totémica para explicar por qué pintaban en cuevas los humanos prehistóricos. Esta hipótesis se basa en el estudio de grupos primitivos actuales que viven en una íntima relación con la naturaleza, de la que extraen su tótem o animal sagrado. Este tótem baña a la tribu con su fuerza y la protege de toda amenaza, por lo que atentar contra el animal en cuestión es considerado tabú.
En este sentido, la teoría del totemismo explicaría la pintura parietal como una plasmación del animal sagrado del clan, para invocar su protección. De todos modos, esto no encaja con algunas representaciones, que muestran a los animales heridos o atacados por seres humanos.
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4. El chamanismo
Jean Clottes y David Lewis-William expusieron su teoría chamánica para el arte rupestre desde el punto de vista de que todo pueblo posee algún porcentaje de chamanismo en su cultura. Así, en relación con el arte parietal, estaríamos ante la plasmación plástica de los diversos estadios de alteración de conciencia por los que pasaría el chamán del grupo; las figuras perfectamente delineadas corresponderían al primer estadio, mientras que, a medida que el chamán va entrando en trance, las representaciones se vuelven mucho más esquemáticas y caóticas.
Esta teoría tiene fundamento si consideramos que, efectivamente, en todas las culturas encontramos cierto tipo de chamanismo, ni que sea latente. Marcos García-Díez, en la conferencia antes citada, habla de los antiguos ascetas cristianos que se retiraban al desierto y practicaban la inanición, fruto de la cual llegaban las diferentes “visiones celestiales” que más tarde manifestaban haber percibido.
La alteración de conciencia o visión chamánica es un proceso neurológico que puede desencadenarse a través de diferentes vías; bien puede ser mediante el consumo de ciertas sustancias, bien a causa de estados extremos como una fatiga excesiva o una fuerte inanición. En cualquier caso, es plausible considerar la existencia de chamanes y ritos religiosos en las cuevas, y que las pinturas parietales sean su manifestación plástica.
5. El estructuralismo
El precursor de esta teoría fue André Leroi-Gourham, que la aplicó para el estudio del arte en el Paleolítico. Gourham proponía entender las representaciones prehistóricas como un lenguaje simbólico, en el que cada elemento pintado estaría ubicado en el lugar que le correspondería y, además, iría acompañado de su elemento complementario.
Así, tras numerosos y detallados estudios de centenares de yacimientos prehistóricos europeos, Gourham condensó los preceptos básicos de este sistema simbólico, que resumió en una dualidad sexual: por un lado, estarían los animales-símbolo femeninos; por otro, los animales-símbolo masculinos.
6. Sentido de pertenencia e identificación
Por último, es interesante destacar una teoría bastante reciente que ha venido suscitando gran interés: la teoría del sentido de pertenencia e identificación. Esta hipótesis plantea que el arte parietal prehistórico sería, en realidad, una expresión de identidad del grupo, para diferenciarse de otras tribus y realidades culturales. Esto vendría dado por el enorme crecimiento demográfico y la consecuente superpoblación, que haría necesario una identificación con un colectivo determinado.
Como vemos, todavía queda demasiado por concretar. Son muchas las teorías que antropólogos y etnógrafos nos han dejado acerca de la verdadera intención del arte prehistórico, y todas ellas tienen sus pros y sus contras, sus defensores y sus detractores. Quizá nunca sepamos la respuesta.