Aprender jugando: cómo lo cotidiano se convierte en su escuela

Así es como funciona el aprendizaje infantil a través del juego.

Aprender jugando: cómo lo cotidiano se convierte en su escuela
Pexels

¿ERES PSICÓLOGO/A EN ?

Destaca entre toda tu competencia profesional.

¿Alguna vez has visto a un niño jugar con una bola durante mucho más rato del que sostiene hacer otras actividades? Hacer rodar la bola, tirarla, ver como rebota, recogerla, volver a tirarla de nuevo con más fuerza, hacerla chocar con otros objetos y un sinfín de opciones están aportando más conocimientos de los que podemos imaginar inicialmente.

Los niños y las niñas necesitan explorar su entorno para entender cómo funciona el mundo. Lo que para la mayor partes de adultos es un simple juego, para las criaturas es un descubrimiento que, a su vez, conlleva un aprendizaje profundo.

A lo largo de este artículo exploramos la idea de que el juego es aprendizaje constante en movimiento. Hablamos sobre la forma en la que el juego permite aprender, la importancia de la motivación personal y profundizamos en la idea de que lo cotidiano se convierte en una escuela maravillosa. Además, hablamos sobre ciencia y el papel de los adultos en todo esto.

El juego como lenguaje universal del aprendizaje

El juego es universal. La naturaleza del ser humano le pide explorar y descubrir mediante el juego. Aunque sean diferentes, los niños de todas las culturas juegan. A veces son juegos que aparecen de forma espontánea en casa, con los cuidadores o los hermanos, y otras veces son juegos que se transmiten de generación en generación.

Algo que para el ojo del adulto puede ser una actividad de puro entretenimiento y diversión, en realidad, va más allá. Diversos estudios demuestran que, mediante el juego, las criaturas aprenden normas, valores y formas de relacionarse. Jugar les permite entender, entre otras cosas, cómo funciona la sociedad en la que crecen.

Sin necesidad de una enseñanza formal —tal y como conocemos que se da en las escuelas—, el juego permite aprender conocimientos y habilidades como la espera de turnos, el manejo de la frustración, la cooperación, el pensamiento lógico, la clasificación, la secuenciación, etc.

Por si todo esto fuera poco, la ciencia también ha demostrado que el juego permite la integración de las experiencias emocionales. Así pues, el juego es una experiencia completa que une lo cognitivo, lo social y lo emocional.

¿El aprendizaje nace del interés del niño?

Son muchos los autores que plantean que los niños y las niñas aprenden de forma más profunda cuando pueden explorar aquello por lo que realmente sienten interés. De hecho, si pensamos en nuestra propia experiencia como adultos/as, esto es más fácil de comprender: sobre los temas que nos gustan sabemos muchas cosas y nos resulta relativamente sencillo aprenderlas.

Cuando los modelos educativos que se aplican —especialmente en las escuelas— son muy rígidos pueden contribuir a que la motivación intrínseca se vaya debilitando. Esto sucede especialmente cuando los niños se ven obligados a repetir ejercicios que no tienen sentido para ellos, cuando los adultos abusan de las recompensas y los castigos, etc.

De todas estas observaciones y evidencias, surge el concepto de andamiaje en el que se propone que los adultos no intervengan de forma directiva. Lo que se plantea es que la figura de los adultos pueda ser de ayuda en momentos puntuales para que la criatura pueda ir ampliando sus conocimientos. Es decir, los adultos observan, acompañan y facilitan el aprendizaje.

Cuando lo cotidiano se vuelve escuela

Cuando vemos a una criatura que hace subir y bajar a un coche por una rampa, por ejemplo, tendemos a simplificar la escena y pensar que “solo es un juego”. Sin embargo, si nos paramos a pensar en todo lo que está sucediendo en ese momento, vemos que va más allá.

Mientras montan las rampas y luego hacen que diferentes coches —o incluso otros objetos— suban y bajen, los niños y las niñas aprenden, aunque no sean conscientes de ello, aspectos relacionados con la física (gravedad, fricción, etc.) y matemáticas (comparar el peso de los coches, la velocidad a la que van, etc.), entre otros.

Lo mismo sucede con otras tareas o acciones que llevan a cabo en lo cotidiano. Si nos permitimos cambiar la mirada, vemos que el día a día de una criatura puede ser un verdadero laboratorio donde experimentar y aprender continuamente. La cocina puede ser un lugar perfecto para despertar el interés en la ciencia: matemáticas, física, química…

Al salir de compras hay que leer etiquetas, contar, organizar… Esto son habilidades de lectura, cálculo y planificación que se suman a la creatividad y el desarrollo del lenguaje, el pensamiento simbólico, la imaginación, la motricidad, las habilidades sociales y otras muchas que pueden desarrollarse tanto jugando en casa como, por ejemplo, en el parque.

¿Qué dice la ciencia sobre el juego y la cognición?

La conexión entre juego y aprendizaje se ha estudiado mucho y desde enfoques muy diferentes. La evidencia defiende que el juego es un motor del desarrollo cognitivo, especialmente durante los primeros años de vida.

Existe una amplia evidencia científica que demuestra que las funciones ejecutivas —como por ejemplo la planificación, el autocontrol y la flexibilidad cognitiva— se estimulan mediante el juego.

Además, suele facilitar la consolidación de los aprendizajes porque el juego tiende a estar asociado a emociones agradables. Es decir, parece ser que lo que se aprende en un entorno de juego tiene más probabilidades de ser recordado y de ponerlo en práctica en el futuro.

El rol del adulto: acompañar sin invadir

Uno de los mayores retos para padres, madres u cuidadores/as es saber dónde y cómo colocarse. Es decir, averiguar de qué forma pueden acompañar a sus hijos e hijas para ayudarles a aprender sin ser invasivos o directivos y que esto afecte a la motivación de la criatura.

Lo que sugieren muchos autores es que el rol del adulto debe ser el facilitador. Esto significa que los adultos deben observar, proponer materiales y hacer preguntas que inviten a la reflexión, pero sin imponer. Además, se pueden plantear experiencias que ayuden a despertar la curiosidad de las criaturas, pero siempre garantizando que hay espacio para la propia imaginación y creatividad.

Newsletter PyM

La pasión por la psicología también en tu email

Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos

Suscribiéndote aceptas la política de privacidad

  • Carrión, A. L. A. (2020). El juego y su importancia cultural en el aprendizaje de los niños en educación inicial. Journal of Science and Research: Revista Ciencia e Investigación, 5(2), 132-149.
  • Mora, C., Plazas, F., Torres, A., & Camargo, G. (2016). El juego como método de aprendizaje. Nodos y nudos, 4(40), 133-142.
  • Oyarce, M. F. M., & Fierro, A. A. (2015). Cognición, juego y aprendizaje: una propuesta para el área de la primera infancia. Revista Infancia, Educación y Aprendizaje, 1(1), 162-177.
  • Robinson, C., Treasure, T., O’Connor, D., Neylon, G., Harrison, C., & Wynne, S. (2019). Learning through play: Creating a play-based approach within early childhood contexts. Oxford University Press.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Nerea Moreno. (2025, octubre 7). Aprender jugando: cómo lo cotidiano se convierte en su escuela. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/aprender-jugando-cotidiano-se-convierte-en-escuela

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

Artículos nuevos

Quizás te interese

Consulta a nuestros especialistas