En los últimos años, el concepto trauma ha ganado importancia y se ha convertido en un tema del que se habla –e investiga– con más frecuencia. Lo más habitual al pensar en eventos o experiencias traumáticas es vincularlo al trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Sin embargo, pocas personas saben que las consecuencias del trauma pueden ir mucho más allá y afectar la calidad de vida de la persona de diversas formas. Precisamente por esto es tan importante que continúen las investigaciones y podamos tener una visión más completa y ajustada de la realidad que engloba el trauma.
Un nuevo estudio internacional ha encontrado evidencia que relaciona de forma clara que el trauma agudo puede desencadenar en TOC o empeorar sus síntomas. A lo largo de este artículo te explicamos los detalles de la investigación y los principales resultados.
¿Qué es el TOC?
El Trastorno Obsesivo Compulsivo –también conocido como TOC por sus siglas– es un problema de salud mental que se caracteriza por la presencia de obsesiones o compulsiones persistentes, aunque es habitual que se den ambos a la vez. Las obsesiones pueden ser pensamientos intrusivos recurrentes o imágenes no deseadas y molestas que suelen producir ansiedad.
Debido al intenso malestar que la parte cognitiva –la de las obsesiones– genera, las personas tienden a realizar compulsiones con el objetivo de neutralizar los pensamientos. Estas compulsiones son comportamientos repetitivos. Algunos de los ejemplos más frecuentes de compulsiones son el lavado excesivo de manos, las comprobaciones repetitivas de las cerraduras, la organización concreta y rígida de determinados artículos, etc.
Es importante tener en cuenta que este trastorno mental, que tanto malestar emocional y psicológico genera a las personas, se ha considerado hasta el momento como una enfermedad con base biológica y genética, aunque también se reconoce la influencia del los factores ambientales en su desarrollo. Sin embargo, el nuevo artículo publicado lo relaciona con las experiencias traumáticas.
El estudio que ha descubierto esta relación
Recientemente se ha publicado un estudio en la revista Psychotherapy and Psychosomatics en el que se demuestra que experimentar un trauma agudo puede desencadenar en la aparición del trastorno obsesivo-compulsivo o agravar los síntomas en caso de que ya estuvieran presentes previamente.
Aunque la relación entre trauma y TOC ya era algo que se venía investigando, hasta el momento no se había podido demostrar qué sucedía primero. Es decir, pese a que la relación entre ambos conceptos existe, no se sabía si las personas con TOC eran más vulnerables a los efectos del trauma o si las experiencias traumáticas podían desencadenar un TOC.
El contexto del estudio: el 7 de octubre en Israel
El 7 de octubre de 2023 se produjo uno de los ataques más traumáticos en la historia reciente de Israel. Este ataque terrorista dejó 1400 personas fallecidas y otras 252 secuestradas. Este contexto, en el que miles de personas quedaron expuestas a violencia extrema, miedo intenso y muchas pérdidas, se convirtió de forma natural en un escenario único para poder estudiar el impacto del trauma agudo en la salud mental de las personas.
Metodología del estudio
Los ataques terroristas crearon dos grupos de personas dentro del mismo país. Por un lado, estaban aquellas personas que residían más próximas a la zona de Gaza y habían presenciado violencia, muertes y, además, habían temido por su propia vida.
Por otro lado, estaban las personas que vivían en zonas de Israel donde no se produjeron ataques, pero que de alguna forma fueron impactadas por esta situación. Esta división permitía a los investigadores comparar los resultados de aquellas personas que habían vivido el trauma directamente con un grupo similar pero con una exposición más indirecta.
Participaron en el estudio 132 adultos israelíes, que se dividieron en dos grupos parejos de 66 personas cada uno. Un grupo eran los supervivientes y el otro el grupo control. Todos ellos completaron cuestionarios en los que se evaluaban síntomas de estrés postraumático entre 4 y 6 meses después del ataque.
Además, también se les administró a los participantes un cuestionario para medir los síntomas obsesivos-compulsivos. En este caso, lo rellenaron dos veces para obtener información relativa al antes y el después de los ataques.
Limitaciones del estudio
Los propios autores del estudio reconocen que presenta ciertas limitaciones. Puesto que la investigación se basó en cuestionarios de autoinforme, los reportes podrían estar sesgados o no ser del todo ajustados —puesto que la memoria puede fallar—.
Principales resultados del estudio
Los resultados obtenidos en este estudio fueron realmente interesantes. En ambos grupos, las puntuaciones —autoinformadas— de los síntomas obsesivo-compulsivos antes de los ataques eran muy bajas y similares entre ambos grupos. Sin embargo, las puntuaciones referentes al después de los ataques habían aumentado drásticamente en el grupo de los supervivientes.
Las del grupo control habían aumentado también, pero no tanto. En este sentido, los investigadores calcularon que alrededor de un 40% del grupo de los supervivientes cumplía criterios de TOC, mientras que solo el 7% de los participantes del grupo control lo hacía.
Del grupo de supervivientes, el 24% clasificaron los síntomas como de nueva aparición después de los ataques. En el grupo control, esto sucedió en un porcentaje menor al 2%. Además, dentro del grupo de supervivientes, aquellas personas que tenían síntomas previos, en todos los casos, habían empeorado.
En relación con el análisis del estrés postraumático, las personas que habían sido directamente afectadas —el grupo de supervivientes— tuvieron puntuaciones más elevadas. Tras los estudios estadísticos, los autores sugieren que cuando el trauma es lo suficientemente intenso como para producir TEPT también puede ser un desencadenante de los síntomas obsesivo-compulsivos.
¿Qué implica este hallazgo?
Este importante estudio abre las puertas para nuevas investigaciones que permitan una mejor comprensión de los efectos del trauma agudo y, como consecuencia, un mejor acompañamiento profesional y tratamiento.
Ciertamente, estos resultados confirman las sospechas que muchos profesionales tenían sobre la relación entre el TOC y el trauma. Sin embargo, para otros profesionales resultará toda una novedad y es necesario tener en cuenta esta información al explorar la historia de los pacientes.
Por último, los hallazgos publicados ponen de manifiesto la necesidad de acompañamiento psicológico especializado en los momentos de crisis con el fin de minimizar el riesgo de desarrollar patologías graves posteriormente.


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