¡Ups!

Se ha producido un error inesperado. Por favor, inténtalo otra vez o contacta con nosotros.

¡Ups!

Se ha producido un error inesperado. Por favor, inténtalo otra vez o contacta con nosotros.

¿Es la Educación Tradicional un error?

Una reflexión sobre la necesidad de revisar las ideas preconcebidas en la educación.

¿Es la Educación Tradicional un error?

¿ERES PSICÓLOGO/A EN ?

Destaca entre toda tu competencia profesional.

En las últimas décadas, en la sociedad en general y, en particular, en algunos grupos del ámbito pedagógico, ha habido un incremento de críticas hacia lo que se considera la “educación tradicional”. Esto ha ido de la mano de la aparición de nuevas corrientes o enfoques pedagógicos que se venden como más modernos.

Es cierto que es importante revisar con frecuencia los conocimientos de los que disponemos en cuanto a educación, aprendizaje y crianza para poder adaptarnos a los nuevos descubrimientos y tener una mejor comprensión del desarrollo de los seres humanos. Sin embargo, ¿podemos afirmar que lo nuevo es mejor por el simple hecho de ser nuevo?

A lo largo de este artículo exploramos diversos aspectos relacionados con lo expuesto previamente. ¿Qué es la educación tradicional? ¿Ha quedado obsoleta y por eso es mala? ¿Todos los enfoques nuevos son mejores que la educación tradicional? A continuación damos respuesta a estas preguntas.

¿Qué entendemos por educación tradicional?

Si ponemos el foco en el ámbito educativo —escolar— y no tanto en el de crianza, entendemos que el modelo conocido como tradicional es aquel en el que los conocimientos son transmitidos por una figura “central”. Es decir, el/la profesor/a es la parte activa que transmite el conocimiento —el emisor— mientras que los niños y las niñas son la parte pasiva que recibe el mensaje.

Este enfoque tiene sus raíces en las teorías conductistas del aprendizaje y por eso se basa en la repetición, los currículos fijos, los trabajos principalmente e individuales y las evaluaciones mediante exámenes. Es el método más extendido actualmente y el que todavía se emplea en muchas escuelas, aunque con modificaciones.

Algunas fuentes consideran que este enfoque tiene sus raíces históricas en el siglo XIX y que recibió grandes influencias religiosas y filosóficas. Como consecuencia, se pone el énfasis en la obediencia y la disciplina porque se relacionaban con la formación del carácter.

Las personas que defienden este tipo de metodología educativa sostienen que tiene múltiples beneficios. Entre estos, destacan algunos aspectos como el desarrollo de la disciplina, el esfuerzo y la concentración, así como la organización del conocimiento y la transmisión de la cultura entre generaciones.

Si hablamos de crianza, es probable que haya muchas personas que piensen en el enfoque tradicional como un enfoque más autoritario. En este, los adultos son las figuras que tienen el poder y las que imponen las normas. Es un estilo rígido, donde hay poco espacio para la comunicación y la negociación.

Críticas actuales a la educación tradicional

A nivel educativo, las principales críticas se centran en que este enfoque tradicional se basa principalmente en la memorización del contenido curricular para “vomitarlo” en un examen y después, muy probablemente, olvidarlo. Los detractores de este modelo defienden que deja poco espacio para la reflexión, la crítica, el análisis o incluso la creatividad.

Además, se considera que al ser un enfoque rígido no tiene en cuenta aspectos como las diferencias individuales, las emociones o incluso la salud mental de los diferentes alumnos. Y cuando la enseñanza no es flexible y no se adapta a los procesos cognitivos de los y las estudiantes, el aprendizaje puede convertirse fácilmente en una experiencia negativa.

En este sentido, es cierto que hoy en día disponemos de evidencia científica que demuestra que el cerebro aprende de manera activa. Esto quiere decir que los aprendizajes significativos se producen cuando el alumno/a participa, siente motivación y puede experimentar.

La falta de conexión entre los contenidos establecidos en el currículo académico y la vida real puede ser realmente frustrante y desalentador. Por esto, y por otros motivos, son muchas las personas que consideran que los enfoques con una estructura tan marcada no tiene sentido en un mundo tan cambiante como el nuestro y que esta rigidez no prepara a los y las estudiantes para los desafíos y retos actuales.

Tanto en la educación como en la crianza, desde la neurociencia se señala la importancia de tener en cuenta el desarrollo emocional y neurológico de las criaturas. Si no construimos espacios en los que se pueda hablar de emociones, regulación emocional y trabajar el establecimiento de relaciones interpersonales significativas, estamos ignorando aspectos fundamentales para el aprendizaje y para el desarrollo humano.

La otra cara de la moneda: el riesgo de las modas sin base

Todas estas críticas han servido, en los últimos años, como abono que ha favorecido e impulsado la aparición de nuevas corrientes pedagógicas y de crianza. Si bien es cierto que la mayoría de ellas prometen mayor libertad, creatividad y desarrollo integral de los y las estudiantes, algunas de estas nuevas metodologías no tienen ningún tipo de base científica.

Con las nuevas tecnologías formando parte de nuestro día a día, se han popularizado muchas propuestas alternativas que pueden parecer llamativas inicialmente y que incluso pueden aportar beneficios en contextos concretos o específicos. El problema es que en, algunas ocasiones —no en todas—, no existe un respaldo científico que las avale.

Lo realmente peligroso, en este sentido, es que muchas personas no se paran a analizar detenidamente estas nuevas propuestas. En ocasiones, se asume que por el simple hecho de ser algo novedoso es algo mejor que lo tradicional. Este error es común y, lamentablemente, en más de una ocasión se han popularizado nuevas corrientes pedagógicas que con el tiempo han demostrado ser ineficaces.

La importancia del equilibrio entre la innovación y la evidencia

De igual forma que no podemos asumir que lo tradicional es mejor porque “siempre se ha hecho así”, tampoco podemos asumir que lo nuevo es mejor por el simple hecho de ser nuevo. Lo realmente importante es no perder la capacidad de hacer un análisis crítico.

Tomar decisiones basándonos en emociones o tendencias sociales en lugar de en la evidencia científica que hay detrás de cada modelo o propuesta puede llevarnos a tomar decisiones que no se ajusten a las necesidades existentes. En todos los modelos va a haber defensores y detractores, el análisis crítico es crucial para poder valorar qué es bueno y qué es malo para cada individuo.

¿Te interesa este contenido?

¡Suscríbete a “La vida con hijos”!

Nuevo newsletter de contenido exclusivo sobre crianza, educación y pareja.

Al unirte, aceptas recibir comunicaciones vía email y aceptas los Términos y Condiciones.

  • Dehaene, S. (2021). How we learn: The new science of education and the brain. Penguin.
  • López, S. T., Calvo, J. V. P., & Menéndez, M. D. C. R. (2008). Estilos educativos parentales: revisión bibliográfica y reformulación teórica. Teoría de la Educación: Revista Interuniversitaria, 20, 1–27.
  • Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2012). The whole-brain child: 12 revolutionary strategies to nurture your child's developing mind. Bantam.
  • Willingham, D. T. (2009). Why don't students like school?: A cognitive scientist answers questions about how the mind works and what it means for the classroom. Jossey-Bass.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Nerea Moreno. (2025, agosto 14). ¿Es la Educación Tradicional un error?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/es-educacion-tradicional-error

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese

Consulta a nuestros especialistas