Los estereotipos son atajos que aparecen en cualquier tipo de contextos, y el de la vida de los adolescentes no es ninguna excepción.
Mediante el siguiente artículo, vamos a tratar de recopilar los estereotipos más recurrentes entre los jóvenes, realizando un listado en el que los analizaremos con detalle. Podremos observar las diferencias entre ellos y comprobar cuáles son las funciones que estarían cumpliendo en su lenguaje y su forma de pensar.
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Los estereotipos y la adolescencia
Antes de poder relatar cuáles son los principales estereotipos de los adolescentes, necesitamos realizar una pequeña introducción en la que se clarifiquen algunos conceptos que resultan fundamentales para poder avanzar en la cuestión. En primer lugar, debemos detenernos en la propia noción de estereotipo.
Un estereotipo es un atajo de pensamiento consistente en una simplificación de la realidad, ya sea acerca de una persona o de un colectivo. A menudo los estereotipos transmiten ideas exageradas y no suelen abundar en detalles, sino que optan por una generalización basada en unos determinados rasgos que no tienen por qué darse realmente, o al menos no con la intensidad que este concepto transmite.
Por ello, como veremos en el siguiente punto, cuando enumeremos los principales estereotipos de los adolescentes, comprenderemos que estos no tienen por qué corresponderse con la realidad, o puede que solo lo hagan en parte o en determinadas circunstancias. Esto se debe a la característica de generalización y simplificación que tienen los estereotipos.
Igualmente, hay que tener en cuenta que los estereotipos suelen apoyarse en prejuicios y además sostenerlos y promoverlos. Los prejuicios son creencias negativas que se tienen de una manera preconcebida hacia algún elemento, persona o grupo. Comprobaremos también que en algunos de los principales estereotipos de los adolescentes, también afloran algunas de estas percepciones negativas.
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Cuáles son los principales estereotipos de los adolescentes
Tras una breve introducción en la que hemos aclarado algunas ideas fundamentales, podemos proceder a enumerar los principales estereotipos de los adolescentes, teniendo en cuenta que no son los únicos que pueden darse, sino que estos suponen algunos de los más representativos.
1. Los adolescentes eluden las responsabilidades
Uno de los principales estereotipos de los adolescentes es el que tiene que ver con su aparente elusión de las responsabilidades. Es habitual que personas de mayor edad vean a los más jóvenes como faltos de compromiso. Sin embargo, esta imagen no tiene por qué corresponderse con la realidad.
De hecho, algunos estudios afirman que los jóvenes le dan mucha importancia a la responsabilidad social y, al tener que elegir entre una serie de valores por nivel de importancia, suelen preferir aquellos relacionados con la solidaridad, el compromiso o la generosidad, lo que choca con esa imagen basada en el prejuicio de la falta de responsabilidad.
El activismo está muy presente en los jóvenes de corta edad, por lo que no es raro encontrarlos apoyando diferentes manifestaciones, huelgas y otros movimientos de carácter social, otra demostración de que este, uno de los principales estereotipos de los adolescentes, no encaja en muchos de ellos, que prefieren ser activos en muchas causas y por lo tanto tomar partido e implicarse.
2. Los adolescentes son perezosos
Siguiendo con los principales estereotipos de los adolescentes, llegamos al punto de la pereza, una característica recurrente cuando se trata de hablar de prejuicios sobre los más jóvenes. En los últimos tiempos, además, es habitual hablar de los “ninis”, es decir, las personas, adolescentes o mayores de edad pero aún muy jóvenes, que ni estudian ni trabajan.
Las estadísticas, sin embargo, desmienten que esto sea la tendencia general de este segmento de la población. El dato que aporta el INE, concretamente, en el año 2017, es que los jóvenes españoles que se encontraban en esta situación eran tan solo el 16,4%, lo que quiere decir que había un 83,6% que estudiaba, trabajaba, o realizaba ambas tareas al mismo tiempo.
No solo eso, sino que dentro de los adolescentes y jóvenes que no realizan actividad alguna, hay que realizar una importante distinción, y es la de separar entre aquellos que no lo hacen porque no quieren y los que se encuentran inactivos porque no encuentran una oportunidad laboral, ya que no hay que olvidar que el paro juvenil en España, en el año 2021, se encuentra a punto de rebasar el 40%, un dato dramático.
Por lo tanto, antes de pensar que los adolescentes son perezosos y no emplean su tiempo en ninguna actividad de provecho, debemos tener en cuenta que las estadísticas afirman ampliamente lo contrario.
3. Los adolescentes son incultos
También se suele caer en otro pensamiento rápido por el que los jóvenes salen mal parados, y es el de que carecen de cultura o que no se interesan por las actividades culturales. Una vez más, los datos afirman lo contrario, por lo que este estereotipo tampoco serviría como una generalización correcta de la población joven.
El estudio realizado en 2014-15 acerca de los hábitos y prácticas culturales de los españoles señala que es precisamente el segmento más joven el que más inquietud tiene respecto a este tipo de actividades. Entre las actividades culturales que más practican se encuentran los conciertos, las visitas a museos, visionados de películas en el cine, y también la asistencia a bibliotecas.
En otras palabras, son precisamente los adolescentes y los jóvenes los que más participan de la cultura, en muchas de sus formas. Además, los datos indican que, a medida que la edad aumenta, esa participación se va reduciendo paulatinamente, lo que choca aún más con la esencia de este estereotipo, que no sería válido, por lo tanto, en la mayoría de los casos.
4. Los adolescentes son inestables emocionalmente
La lista de los principales estereotipos de los adolescentes continúa con uno muy habitual, que es el de la inestabilidad emocional que se le atribuye a las personas que rondan esta edad. La base de este prejuicio radica en los cambios que experimentan a nivel hormonal, y que produce cambios tanto a nivel físico como a nivel psicológico.
Sin embargo, estos cambios no necesariamente han de conllevar una inestabilidad en las emociones de los adolescentes, o al menos no más marcada que la que pueden sufrir personas en otras etapas vitales. Los propios niños, por ejemplo, experimentan cambios abruptos en sus emociones, que en muchas ocasiones se traducen en rabietas.
Tal vez este estereotipo tenga también cierto sustento en las atribuciones que se hacen sobre los adolescentes, a los que en ocasiones se les exige que se comporten como adultos cuando aún no han alcanzado esa etapa de desarrollo, sino que están camino de ello. Por esa razón sus cambios emocionales pueden ser más visibles y eso podría estar favoreciendo la construcción de este prejuicio.
Es importante, por lo tanto, tener en cuenta estas consideraciones para así ser conscientes de que los cambios de humor y otras formas de inestabilidad, ocurren en personas de cualquier edad, en mayor o menor medida. Si nos referimos a esta condición como psicopatología, es decir, al trastorno de inestabilidad mental, o trastorno límite de la personalidad, la prevalencia en adolescentes es menor que la de la población adulta (0,7% - 2,7%, frente a 1,4% - 5,9%).
5. Los adolescentes son conflictivos
No podemos olvidarnos del prejuicio de la conflictividad. Existe una tendencia a considerar que estos jóvenes generan conflictos recurrentes con las personas de su alrededor, y especialmente con sus padres, al ser sus adultos de referencia y los encargados de establecer las normas y límites que deben cumplir.
Sin embargo, autores como Hoffman, Paris y Hall han estudiado este y otros estereotipos y han comprobado que en realidad se trata de una simplificación que no representa a la mayoría de muchachos. Por el contrario, estos psicólogos defienden que los adolescentes coinciden con sus progenitores en las cuestiones más importantes, y que las divergencias no predominan sobre los puntos de consenso.
Por lo tanto, estaríamos ante otro de los principales estereotipos de los adolescentes, siendo además uno de uso bastante frecuente. Ante esta afirmación, no debemos olvidar que los jóvenes, en términos generales, desean mantener un buen vínculo con sus padres, aunque se vean envueltos en más discusiones de las que había cuando eran niños, ya que, como adolescentes, están desarrollando su personalidad adulta y eso también implica adquirir sus propias posiciones en diversos temas.
En cualquier caso, no debemos olvidar que esta lista de estereotipos puede cumplirse en algunas ocasiones, pero no es adecuado utilizarlos como una generalización, pues ya hemos visto que los datos permiten llegar a conclusiones diferentes a las que exponen este grupo de prejuicios.