En un mundo en constante cambio, y en el que no todo va como nos gustaría, la gestión emocional y la asertividad se han convertido en habilidades fundamentales para los jóvenes y sus familias. Las emociones desempeñan un papel crucial en nuestra vida cotidiana y pueden influir en nuestras decisiones, relaciones y bienestar general. En este artículo, exploraremos por qué la gestión emocional y la asertividad son esenciales para los jóvenes, sus familias y para la sociedad en general.
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La importancia de la gestión emocional y la asertividad
La gestión emocional se refiere a la habilidad de reconocer, comprender y regular nuestras emociones. Esta habilidad es particularmente importante para los jóvenes, ya que están en una etapa de desarrollo en la que experimentan una amplia gama de emociones intensas y a menudo desconcertantes. Aprender a gestionar estas emociones de manera saludable y asertiva puede marcar la diferencia en cuanto a su bienestar en un mundo no del todo humano y bastante desconectado de la propia naturaleza humana como el que vivimos en la actualidad.
La asertividad, por su parte, es la habilidad de expresar los propios pensamientos, sentimientos y necesidades de manera honesta y respetuosa, sin dañar a los demás ni reprimirse a uno mismo. Esta habilidad es fundamental para establecer límites, comunicarse de manera efectiva y construir relaciones saludables. La construcción de la asertividad va unida a muchos otros procesos como el del autoconocimiento o mejor dicho el autosentirse (o el estar conectado con uno mismo), por ello, puede llevar tiempo y se puede ir mejorando a lo largo de la vida.
Para las familias, comprender la gestión emocional y la asertividad no solo es valioso para apoyar a sus hijos, sino también para fortalecer los lazos familiares. La comunicación efectiva, la empatía y la asertividad son componentes clave de la gestión emocional y la construcción de relaciones familiares más sólidas, aceptando así los cambios tan rápidos de nuestra sociedad y cultura, y adaptándonos con más facilidad a ellos. Si las personas de una misma comunidad tuviesen más asertividad, conocimiento y sensibilidad, probablemente sería una comunidad con vínculos más sanos, más efectiva y sin duda, este factor ayudaría a incrementar su bienestar / bienser.
De todas formas, para tener una buena gestión emocional, a veces hace falta superar nuestros miedos y revivir antiguos traumas para darles un nuevo significado y que no nos sigan afectando de cara al futuro; de manera que obtengamos una sensación de libertad y por tanto de autocontrol de nuestra propia vida. Eliminando fantasmas que a veces no sabemos que están y tomando las riendas de nuestra propia vida en un proceso gratificante pero doloroso al mismo tiempo.
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Beneficios de la gestión emocional y la asertividad
Es importante resaltar los beneficios de la gestión emocional y la asertividad en la vida cotidiana de jóvenes y sus familias:
1. Mejora en el bienestar y/o bienser emocional
La gestión emocional y la asertividad eficaces pueden reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, promoviendo un mayor bienestar emocional.
2. Mejores relaciones familiares
Las habilidades de comunicación asertiva y empática fortalecen las relaciones familiares (y otras relaciones externas a la familia) y fomentan un ambiente de apoyo con más comprensión mutua y por tanto sin dañarse mutuamente.
3. Toma de decisiones más acertadas
La capacidad de tomar decisiones basadas en la reflexión en lugar de la impulsividad es una ventaja clave de la gestión emocional y la asertividad y para conseguir aquello que, de manera realista, se pueda conseguir.
4. Desarrollo personal
La gestión emocional y la asertividad promueven el autoconocimiento y el crecimiento personal, lo que es valioso a lo largo de toda la vida. Al fin y al cabo, una de las mejores maneras de mejorar este mundo y a la vez estar mejor, es trabajándose psicológicamente a uno/a mismo/a.
Conclusión
La gestión emocional y la asertividad son pilares del bienestar para los jóvenes y sus familias. La comprensión y el desarrollo de estas habilidades no solo mejoran la calidad de vida de los jóvenes, sino que también fortalecen los lazos familiares y fomentan un futuro más saludable y equilibrado. La gestión emocional y la asertividad son una parte clave en el bienestar propio y ajeno.