Los procesos de aprendizaje mediante los cuales adquirimos información y conocimientos son muchos y muy variados, y la investigación en torno a ellos tiene en cuenta cada vez más factores y aspectos del medio los cuales influyen en el desarrollo de nuestra capacidad de aprender.
Uno de estos conceptos es el de la literacidad, un término referente a los procesos de aprendizaje que tiene en cuenta no solo las capacidades individuales en cuanto a la lectoescritura, sino también la influencia que el contexto sociocultural y el rol de la persona tiene en este proceso.
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¿Qué es la literacidad?
Por literacidad se entiende el concepto que hace referencia al conjunto de competencias y habilidades que capacitan a la persona para recoger y procesar la información en determinado contexto mediante la lectura y convertirla en conocimiento, el cual puede ser manifestado oralmente o mediante la escritura.
No obstante, el concepto de literacidad se caracteriza por hacer hincapié en la visión sociocultural del aprendizaje. Es decir, este traspasa las fronteras de las habilidades cognitivas. En la literacidad no solo se tiene en cuenta el reconocimiento y la comprensión a través del lenguaje, sino que también reconoce la influencia del contexto social, de los roles y dinámicas del lector y del escritor, así como de los posibles interlocutores.
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Tipos de literacidad
Esta concepción sociocultural del aprendizaje mediante la lengua escrita especifica que pueden darse varios tipos de literacidades. Unas de ellas son las literacidades vernáculas, las cuales hacen referencia al aprendizaje lector en la vida cotidiana, y las literacidades oficiales o reguladas.
Además, existen un gran número de ámbitos en los que se puede dar la literacidad. Los teóricos del aprendizaje han llegado a proponer tales como la literalidad financiera, literalidad laboral, literalidad crítica, de la información, digital o disciplinar, por nombrar solo algunas de ellas.
Teniendo en cuenta esta gran variabilidad dentro de la literacidad, las habilidades y destrezas que convierten a una persona en experta en cierto tipo de literacidad son también muy variadas, lo que significa que la capacidad para leer o escribir es solo una parte del conjunto de facultades necesarias para desarrollar y obtener la literacidad en un área específica.
Conceptos clave
Existen dos conceptos que resultan clave a la hora de entender la noción de literacidad. Estos son los eventos de literacidad y las prácticas de literacidad.
1. Eventos de literacidad
También conocidos como eventos letrados, hacen referencia a todas las situaciones cotidianas o del día a día en las que el lenguaje escrito posee un papel fundamental. Estos eventos de literacidad se hacen patentes en la lectura de letreros, carteles, formularios, panfletos o documentos.
No obstante, para que estas acciones sean consideradas como literacidad la persona debe poseer en su repertorio de habilidades el conocimiento de las reglas y conformidades que se encuentran de manera tácita en la situación, conocidas como prácticas de literacidad.
2. Prácticas de literacidad
Las prácticas de literacidad, o prácticas letradas, engloban las reglas y conformidades sociales y culturales nombradas anteriormente. Estas aportan el significado a la situación o contexto en que se da el acto de leer.
¿Cuáles son los principios de la rigen?
A raíz de lo descrito por las teorías que definen el concepto de literacidad, podemos desglosar una serie de principios por los cuales se rige. Estos principios se concretan en los siguientes enunciados:
- La adquisición y aprendizaje de la literacidad es posible mediante la combinación de aprendizajes explícitos e implícitos. Además, estos se dan de manera gradual por lo que se puede ir mejorando y perfeccionando.
- Para que ocurra la literacidad es necesaria la mediación o influencia de factores socioculturales.
- Estas habilidades pueden darse más allá del ámbito escolar, pudiendo ser desarrolladas independientemente del grupo sociocultural o la edad.
- Además de la capacidad para entender las letras y símbolos escritos, la literalidad requiere del conocimiento e interpretación de toda clase de representaciones de la información, tales como, por ejemplo, iconos y gráficos.
Finalmente, para poder adquirir la literacidad, las personas requieren de situaciones o contextos con una finalidad significativa que les permita poner en práctica la literacidad. De la misma manera, es necesario que se presenten todo tipo de oportunidades para aplicarlas en diferentes situaciones que motiven a ello.
¿Cómo se desarrolla y se expresa en el aprendizaje?
A pesar de que no existe un “protocolo” o unas etapas fijas y predeterminadas que regulen el proceso de aprendizaje de la literacidad, sí podemos distinguir una serie de fases que, aunque aparecenzan de manera difusa, sirven para orientarnos en cómo las personas adquieren estas capacidades.
Son tres los momentos a través de los cuales se desarrolla la literacidad: la literacidad emergente, el aprendizaje formal y la literacidad.
1. Literacidad emergente
Desde los primeros años de vida de las personas, estas se encuentran expuestas a todo tipo de información y mensajes representados de manera escrita, las cuales deben interpretar y trabajar con sus usos y significados.
Antes de iniciar la etapa escolar, el niño se encuentra rodeado de libros, anuncios, folletos y catálogos y todo tipo de prensa o documentos con letras y símbolos, todos ellos asociados a la cultura a la que pertenece el pequeño.
A este fenómeno que se da bastante tiempo antes a la alfabetización o aprendizaje formal se le otorga el nombre de literacidad emergente y puede verse reflejado en la capacidad del niño para saber cómo utilizar un libro o a qué se refieren los símbolos que percibe.
2. Aprendizaje formal
A continuación, se inicia la etapa escolar en la cual la persona adquiere las habilidades formales que permiten la lectoescritura, así como las destrezas fonológicas, lo que en un principio consiste en un aprendizaje en sí mismo (aprender a leer y escribir) pasará a ser un medio de aprendizaje de otros conocimientos.
3. Literacidad
Al mismo tiempo que el aprendizaje formal, la persona adquiere, de manera gradual y mediante las experiencias de su vida cotidiana, todas las habilidades necesarias que conforman la literacidad.
Estas situaciones favorecen el perfeccionamiento de estas habilidades las cuales pasarán a convertirse en literacidades específicas para cada una de las materias.
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