La educación es y siempre ha sido un tema fundamental para el ser humano. Han sido múltiples las teorías y métodos elaborados con el propósito de favorecer el aprendizaje y mejorar el sistema educativo y la adquisición de conocimientos y habilidades y la potenciación de la exploración, los intereses y habilidades propias de cada individuo.
Además de los más clásicos y empleados, existen una gran cantidad de métodos alternativos para educar. Uno de los más conocidos es el método Montessori, pero también existen otras metodologías igualmente valoradas y utilizadas en la actualidad, como por ejemplo el método Glenn Doman para enseñar a leer a nños y niñas de muy corta edad. En este artículo explicamos brevemente qué es este método, concretamente en su programa para el aprendizaje de la lectura.
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El método Glenn Doman para la lectura: definición y objetivos
El método Glenn Doman propone que el ser humano es capaz, siente curiosidad e incluso quiere leer a edades tempranas, teniendo potencial para dicha capacidad desde sus primeros años de vida. Desde su punto de partida se considera que en los seis primeros años de vida la capacidad de aprender es mucho mayor que la que se tendrá durante el resto de la existencia.
Inicialmente fue ideado para ayudar a favorecer el aprendizaje y desarrollo de sujetos con discapacidades y lesiones cerebrales, pero con el paso del tiempo se ha expandido a la infancia a nivel general. Aunque en este artículo nos centramos en el aprendizaje de la lectura, el autor generó también programas para estimular tempranamente otras habilidades y capacidades como el aprendizaje de las matemáticas, la música o la actividad física.
Algunos fundamentos teóricos del método
El autor propone que es a partir de los dos años cuando empieza el momento más apropiado y de mayor utilidad para aprender a leer, debido a que se trata de un momento en la vida del sujeto en que existe un gran nivel de curiosidad y se posee una plasticidad que permite adquirir pequeñas informaciones con gran facilidad y de manera entusiasta. Se sugiere que a partir de entonces va a ser cada vez un poco más complicado aprender a leer. Se considera que un niño puede aprender a leer palabras ya con un año de vida, pudiendo leer frases a partir de los dos años y libros sencillos a partir de los tres.
La idea original es que los progenitores lo apliquen en casa de manera flexible y procurando hacerlo divertido, como un juego. La metodología implica el uso de cartulinas que se van a ir mostrando al niño varias veces al día, en períodos cortos de tiempo y en series de 10 estímulos. Se pretende potenciar el aprendizaje estimulando y optimizando la curiosidad y ganas de aprender de los bebés. Así se facilita la enseñanza y el aprendizaje, potenciando las capacidades y dificultando o previniendo posibles dificultades.
Se parte de la idea de los bits de inteligencia, unidades básicas de información que el niño puede llegar a entender o comprender. Es necesario que dicho elemento sea representativo de una sola idea y que ésta resulta nueva para el sujeto. En base a esta idea, el bebé puede llegar a aprender a relacionar las letras sin necesidad de conocer el abecedario: se trata de que entienda el concepto en sí y lo asocie a la palabra.
Deben escogerse los bits cuidadosamente, creando cinco series que cuenten cada una con 5 de estos elementos. Se presentarán brevemente, leyendo el adulto en voz alta cada uno de ellos y dejando pasar pocos segundos entre una serie y otra. Tras acabar es fundamental reforzar la conducta del menor, debiendo ser el aprendizaje celebrado y vivido como un juego divertido y comunicativo.
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A tener en cuenta antes de enseñar...
Existen dos elementos de gran importancia a la hora de emplear el método Glenn Doman y generar un aprendizaje real de la habilidad de la lectura: la actitud de los padres/educadores y el uso de un material adecuado a las capacidades del menor.
La actitud de los padres
Uno de los aspectos más importantes y que de hecho es en gran medida lo que puede permitir la adquisición de habilidades tan complejas como esta es el enfoque o planteamiento que se tenga al respecto por parte de quienes lo imparten.
Resulta fundamental plantear la lectura como un juego, como una actividad gratificante que se lleva a cabo por placer y que resulta apetecible de por sí. Leer debe ser una recompensa, no un castigo. El niño está fundamentalmente interesado en aprender y explorar, pero no lo hará si lo acaba asociando a algo aversivo.
Otro aspecto sobre el que el autor pone especial énfasis es la duración de las sesiones de aprendizaje: deben ser cortas y terminar antes de que el menor quiera y exprese que quiere que terminen. Se trata de que el pequeño no sólo no se canse, sino que quiera y se sienta llamado leer llegando incluso a solicitarlo.
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Material
Estamos enseñando a leer a un niño de menos de tres años: no vamos a empezar por el Quijote o por una obra de Shakespeare. El material que empleemos debe ser siempre adecuado y tener en cuenta las capacidades del menor.
Es necesario que usemos materiales sencillos: se recomienda emplear cartulinas blancas de cierto nivel de rigidez. En ella se escribirán con trazos claros y con siempre un mismo tipo de letra (que debe ser fácilmente visible) una única palabra o una frase (en fases más avanzadas) por cartulina, en letra minúscula. El tamaño de cada letra debe ser muy grande, y mantener cierta separación entre letras y con respecto a los márgenes.
El autor propone que entre estos materiales incluyamos palabras como papá y mamá, partes del cuerpo humano, palabras sobre el mundo o entorno cercano, vocabulario para construir frases y párrafos, un libro con vocabulario sencillo y una serie de cartulinas con el alfabeto. El tamaño de las primeras palabras inicialmente se recomienda que sean de 12,5 por 10cm, y cada cartulina sea 15 por 60cm, en rojo. El tamaño de las letras y las cartulinas va a ir reduciéndose según vayamos avanzando en el aprendizaje, cambiando el color a negro a partir de las palabras que corresponderian al entorno cercano.
Plantearlo como un juego para niños
Es probable que muchas personas se interesen por este método con el fin de hacer que su bebé tenga un aprendizaje precoz de la habilidad de la lectura. Sin embargo hay que tener en cuenta que por mucho que el bebé pueda tener la capacidad de adquirir esta habilidad, debe valorarse en gran medida si es o no adecuado y cómo se lleva a la práctica este método.
Y es que resulta fundamental hacer del aprendizaje algo divertido y ameno para el bebé y no una obligación impuesta y repetitiva. Se trata de plantearlo como un juego, que les permita experimentar, comunicarse, socializar y divertirse. De este modo el bebé asocia el hecho de aprender con algo que le produce alegría y lo estimula. De hecho, si se plantea como imposición sencillo que el bebé termine aborreciendo dicho aprendizaje y pueda tener mayores problemas en su adquisición.
Fases propuestas para el aprendizaje de la lectura
El método Glenn Doman, en su programa para el aprendizaje de la lectura, propone la realización de una serie de fases a aplicar en tandas cortas, manifestando alegría y haciendo del proceso un elemento de ocio y unión entre progenitor y menor.
Diferenciación visual
Inicialmente, es imprescindible enseñar a leer al menor con pocas palabras, proponiéndose el uso de dos. Posteriormente se irán aumentando. El lugar también es importante, siendo necesario buscar algún punto en que no existan grandes distractores.
El procedimiento es simple: poner ante el niño la palabra, e indicarle lo que pone sin mayor explicación. La palabra se deja ver alrededor de diez segundos, para posteriormente quitarla de su vista y proceder a darle muestras de cariño durante un minuto o dos, tras lo cual se volverá a repetir el proceso. Y así una tercera vez. La tanda anterior formaría una sesión, la cual se repetiría cinco veces el mismo día separadas entre sí por al menos media hora.
Este proceso se realiza el primer día. Durante el segundo, se empieza a llevar a cabo el mismo llevando a cabo dos sesiones. En la tercera sesión del segundo día se produciría una pequeña modificación: Se le presenta la palabra y se le pregunta “¿Qué es esto?”. Se esperan unos diez segundos. Si el menor responde con la palabra, se mostrará un gran nivel de alegría, se le felicitará y se expresará orgullo y afecto, incluso físicamente a través de abrazos. Este refuerzo es únicamente afectivo, no acompañándose de algo material.
Si el menor no dice la palabra o se equivoca, no hay que reprenderle ni mostrar ningún tipo de decepción. Se procede indicando con alegría “esto es X, ¿verdad?”. Por norma general el aprendizaje es rápido. No se enseña otra palabra hasta que se haya aprendido la primera.
Para ello se emplearía el mismo método. Es importante no solapar palabras hasta que el niño las tenga aprendidas por separado.
Tras saberselas, se procede a mostrar al niño la primera y pedirle que la identifique. Tras ello, se sigue mostrando la primera y se enseña con la otra mano la segunda palabra, que también se le pide que identifique. Hecho esto, se le colocan las dos cartulinas delante y se le pide al niño que señale primero una y luego otra. Se trata de enseñarle a diferenciar visualmente los estímulos. Generalmente en este paso se emplean palabras sencillas y básicas como mamá y papá.
El vocabulario del cuerpo
En esta segunda etapa se basa en el mismo principio que el anterior, pero añadiendo a la vista y al oido el sentido del tacto. En primer lugar se coge la parte del cuerpo del niño de la que estemos hablando y se le indica lo que es. Tras ello, se sujeta la cartulina con el nombre correspondiente y se le indica que eso también lo es.
Un ejemplo: La palabra mano en primer lugar se enseña cogiéndole la mano al menor y diciendo que eso es mano y luego se le enseña la cartulina y se le dice lo mismo.
El resto del procedimiento es igual a la anterior fase. Hay que tener cuidado de no presentar varias palabras al mismo tiempo hasta que el niño las conozca por separado, no mostrar consecutivamente palabras que inicien con la misma letra y intentar que el número de letras de cada palabra vaya aumentando progresivamente, empezando por palabras cortas.
Vocabulario doméstico
Una tercera etapa, en la que se mostraran palabras relativas a elementos presentes en la vida diaria del sujeto, generalmente objetos familiares, familia e incluso acciones. El tamaño de la letra se ha visto reducido. Se plantea que aproximadamente el niño podría estar aprendiendo en esta fase una palabra por día, aunque ello dependerá del ritmo del menor. Es importante recordar que se debe seguir planteando como un juego y que se lleve a cabo de forma breve y sin que el niño se aburra.
Leer palabras dentro de frases
En esta fase se realiza un aprendizaje un poco más complejo. Se va a pasar de reconocer palabras sueltas a intentar componer una frase. El progenitor debe generar una cartulina con cada palabra de la frase a aprender. Se realiza el aprendizaje de cada palabra por separado. Luego se juntan y se ordenan, y se solicita al niño que indique qué palabra es cada una de ellas. Se trata de aprender a leer palabras relacionadas entre sí.
Lectura de frases
Tras escoger un libro sencillo y adecuado, con pocas palabras y de letra grande, se extraen frases que poder trabajar poco a poco. Se empieza por frases cortas, que se leen despacio y claramente mientras vamos señalando cada palabra por separado. Luego le preguntamos qué dice la cartulina, señalando cada palabra por separado. Una vez leidas se celebra y refuerza su actividad. Según se va aprendiendo a leer una página, se pasa a la siguiente pero releyendo las anteriores.
Lectura de un libro
Se trata de hacer que el niño lea el libro del que hemos extraido las frases. Hay que tener en cuenta que el tamaño es cada vez menor en cada fase (en esta fase concreta se propone que la letra sea de unos seis milímetros), lo que supone una mayor dificultad para el pequeño. Si hay dificultades podemos buscar y preparar letras más grandes.
Aprendizaje del abecedario
Aunque pueda parecer extraño y contrario a lo que ocurre en la educación formal, es posible tras aprender a leer aprender el abecedario. El motivo de ello es que las letras son elementos abstractos, que pueden ser más complejos de interpretar que bits de información referentes a elementos conocidos. En definitiva, se considera en este método que es mucho más fácil leer una palabra que los elementos que la componen..
¿Es adecuado emplear este método? Críticas a esta metodología
El método Glenn Doman es controvertido, debido a la edad a la que va dirigida. Se plantea que sobreestimular a los niños a una edad temprana puede generarles dificultades y que facilita que muchos padres avasallen al menor con el fin de que aprenda a leer lo más tempranamente posible, dificultándoles experimentar y jugar. Y es que no debemos olvidar que a esas edades todo es nuevo y está por explorar.
Tampoco hay que olvidar que a esa edad nuestro sistema nervioso aún es inmaduro, y que aunque podamos aprender a leer de manera temprana la comprensión de lo leído va a ser compleja y difícil de llevar a cabo, al no tener automatizado aún el lenguaje por completo.
Asimismo, también se plantea el hecho de que cuando llegue el momento en que sean escolarizados, estos niños irían por delante de sus compañeros y podrían llegar a aburrirse, dificultando su propio aprendizaje posterior.
Sin embargo muchas de estas críticas fueron previstas por el propio autor, que manifestaba que parte del problema es una actitud sobreprotectora y el anticipar que el niño no va a comprender el proceso o el contenido de la lectura debido a su edad. De este modo, estaríamos limitando su potencialidad.
Aunque no existen pruebas o estudios que evidencien la efectividad del método, la idea de reforzar la conducta y plantear el aprendizaje como un elemento de ocio en el que el menor además tiene la oportunidad de vincularse afectivamente con su progenitor hace de este método algo que puede resultar positivo para él.
Referencias bibliográficas:
- Doman, G.J. (2000) Cómo enseñar a leer a su bebé: La Revolución Pacífica. Editorial EDF.