En los últimos años el concepto regulación emocional ha dejado de ser un término que empleaban los profesionales para pasar a formar parte del conocimiento de parte de la sociedad. Gracias a la popularización de la inteligencia emocional, cada vez hay más familias conscientes de la gran importancia que tiene en el desarrollo de las personas.
A lo largo de este artículo hablamos sobre la regulación emocional en la infancia de la forma más compleja posible: incluyendo al cuerpo. Abordamos la división cuerpo-mente, explicamos algunas de las señales corporales que podemos identificar en nuestros hijos y el papel de los adultos en la co-regulación. Por último, planteamos herramientas prácticas.
La división cuerpo-cerebro
Los avances en la medicina han traído, sin duda alguna, un sinfín de beneficios. No obstante, como consecuencia de las especializaciones de los profesionales parece que hemos dejado de ser un todo, un único organismo que funciona de forma compleja y conjunta.
Esto se ve más si cabe en la separación que hacemos socialmente entre la mente y el cuerpo, como si fueran dos entidades que funcionan de forma separada y, lo que es peor aún, desconectada. Sin embargo, disponemos de múltiple evidencia científica que demuestra que el cuerpo y la mente no se pueden separar.
El cuerpo como mediador de las emociones
Al hablar de regulación emocional, las principales indicaciones suelen girar entorno a nombrar las emociones para poder comprenderlas. Si bien es cierto que este tipo de estrategias ayudan a las criaturas a procesar las experiencias emocionales, debemos comprender que se centran únicamente en el cerebro lógico y verbal. Y, de nuevo, esto se queda corto.
Hoy en día disponemos de suficiente evidencia científica que demuestra que el cuerpo juega un papel fundamental en la forma en la que las personas perciben, procesan y regulan sus emociones. De hecho, las emociones pasan principalmente en el cuerpo —aunque, por supuesto, el cerebro también está implicado—.
Las sensaciones físicas que se producen en el cuerpo —corazón acelerado, nerviosismo en el estómago, tensión muscular, dificultad para respirar, etc.—actúan como señales que informan al cerebro sobre los estados internos. Como consecuencia, se desencadenan las respuestas emocionales y conductuales.
Los bebés y los niños pequeños pueden percibir y responder a estas señales somáticas incluso antes de adquirir el lenguaje. Por eso es tan importante que al hablar de regulación emocional incluyamos al cuerpo. No se trata de enseñar a observar y pensar únicamente, sino que debemos acompañar a los niños y las niñas con el objetivo de que puedan sentir lo que sucede en su cuerpo para que aprendan a reconocer lo que les comunica.
Si nos paramos a pensar sobre las estrategias que realmente ayudan a que las criaturas se calmen no pasan por la lógica, sino que están relacionadas con aspectos físicos y sensoriales. Y esto tiene sentido. En la infancia, el cerebro está en desarrollo y cuando las emociones son muy intensas los niños no pueden acceder al cerebro racional.
- Artículo relacionado: "Psicología educativa: definición, conceptos y teorías"
Identificar las señales en el cuerpo de los niños
Dependiendo de la edad de los niños, es probable que todavía les cueste comunicar qué está sucediendo en su cuerpo y cuáles son sus necesidades. Prestar atención a las señales fisiológicas nos puede ayudar a comprender y acompañar mejor lo que está sucediendo en el mundo interno de nuestros hijos e hijas.
El estrés y la ansiedad se suelen manifestar como inquietud motora, tensión en hombros y mandíbula, dolor de estómago o cabeza sin causa médica y una respiración superficial, entre otras. La tristeza suele caracterizarse por una mayor lentitud, mirada baja y la espalda encorvada. El enfado y la frustración suele manifestarse con mayor irritabilidad, puños cerrados, etc.
Todos estos comportamientos no son un mal comportamiento, aunque durante mucho tiempo se han catalogado así. Es importante comprender que estas señales nos avisan de que algo está sucediendo en el mundo interno emocional de nuestras criaturas y necesita ser atendido.
El papel de los adultos en la co-regulación
El cerebro de las criaturas se encuentra en desarrollo. De hecho, este órgano no acaba de madurar hasta los 20-25 años. Por eso, especialmente durante los primeros años de vida, los niños y las niñas necesitan de sus adultos de referencia para poder volver a la regulación.
Puesto que el cerebro racional de los niños queda “invadido” por la intensidad de la emoción, necesitan que los adultos les “presten” su calma para poder volver a un estado de regulación. Esto es lo que se conoce como co-regulación y, cómo podemos ver, los adultos juegan un papel clave.
Gracias a estas ocasiones en las que los adultos validan las emociones de los niños, acompañan y sostienen sus experiencias y les brindan su presencia y contacto físico —si lo quieren—, los niños aprenderán, con el tiempo, a regularse por sí mismos.
- Quizás te interese: "Regulación emocional: así domamos nuestro estado de ánimo"
Herramientas para ayudarles a integrar el cuerpo en las emociones
Sabiendo que el cuerpo también es clave en el proceso de regulación emocional se pueden aplicar estrategias fáciles y sencillas en el día a día que fomentan la vuelta a un estado de calma. El objetivo es poder conectar el cuerpo y la mente, puesto que somos un todo.
Ejercicios como el yoga ayudan, cuando se practican de forma regular, a crear conciencia corporal puesto que entrenan aspectos importantes como la atención plena. Además, puede haber actividades concretas —como la respiración guiada, los juegos sensoriales, bailar, saltar o sacudir el cuerpo— que ayuden en determinados momentos a rebajar la intensidad de las emociones y volver a la calma.
El contacto físico, en muchas ocasiones, hace que los niños se sientan seguros y protegidos tanto física como emocionalmente. Esto les puede ayudar a volver a la calma. No obstante, es importante preguntar siempre porque puede haber momentos en los que no quieran ese contacto.


Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad