El psicólogo y pedagogo norteamericano John Dewey sostuvo que “la educación no es preparación para la vida; la educación es la vida en sí misma”. La educación no es un período estrictamente determinado por los años de escolarización, sino que es a partir de nuestras propias experiencias adquirimos herramientas para el crecimiento y la transformación, tanto individual como colectiva.
No obstante, los distintos niveles educativos (primario, secundario, universitario o superior) son instancias cruciales para la transmisión de conocimientos y saberes acerca del mundo y, además, para la adquisición de herramientas para afrontar los diversos desafíos de la vida.
Son varios los profesionales que se encargan de asegurar el cumplimiento de esta tarea. El primer perfil que se nos viene a la mente es el del profesor o maestro, y con buena razón, puesto que muchos docentes a lo largo de su ejercicio profesional dejan una huella en sus alumnos mientras atraviesan su formación académica. Sin embargo, existen otros profesionales que, mediante diversas intervenciones, posibilitan que los objetivos de la educación se materialicen en el plano concreto. Uno de ellos es el profesional de la psicopedagogía. En este artículo desarrollaremos cuál es el papel del psicopedagogo en relación a los retos de la educación en la actualidad.
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El rol del psicopedagogo en contextos educativos
Un psicopedagogo puede desempeñarse en distintos ámbitos (como centros de salud, hospitales, empresas, sector público, etcétera), pero en este artículo nos ceñiremos a su papel dentro de los establecimientos educativos. Por ende, podemos afirmar que el psicopedagogo es el profesional que conoce de forma exhaustiva las claves teóricas de la psicopedagogía —disciplina encargada de estudiar las conductas humanas en situaciones de aprendizaje y sus trastornos— y que es capaz de poner tales conocimientos al servicio de intervenciones que busquen favorecer el aprendizaje para así, en última instancia, asegurar un mayor bienestar de los alumnos y de la comunidad educativa.
Los psicopedagogos suelen ocupar el rol de orientadores dentro de una escuela o universidad. Existen distintos modelos a partir de los cuales un orientador puede intervenir en una situación problemática. La noción de intervención hace referencia a las estrategias que el profesional despliega para dar respuesta a un conflicto y obtener los resultados propuestos. Estos suelen ser tres:
- La entrevista personal, está centrada en la atención individualizada a los integrantes de una comunidad educativa.
- La elaboración de programas, con el objetivo de anticiparse a potenciales problemas. Tiene una finalidad preventiva y busca asegurar el desarrollo integral de la persona.
- El asesoramiento de mediadores (el profesorado, los padres, la institución) para que sean ellos capaces de llevar a cabo los programas de orientación.
Las implicancias de la psicopedagogía en la educación actual
La fecha de la incorporación de gabinetes psicopedagógicos en los centros educativos de España y América Latina varía según el país, pero podríamos convenir que gran parte de ellos comenzaron a mediados del siglo XX. No obstante, la función del psicopedagogo cobró más relevancia aún a la luz de los desafíos propios del siglo XXI. Las disciplinas científicas tienen en común que las teorías que construyen y los programas prácticos que desarrollan responden a las demandas sociales.
La educación emocional: una exigencia del siglo XXI
En el siglo XXI, particularmente en la última década, se ha gestado una creciente necesidad de aprender a gestionar las propias emociones, pensamientos y conductas; todo ello a raíz de la prevalencia cada vez mayor de trastornos de salud mental críticos en la población. En los noventa, la depresión era la cuarta causa de enfermedad y discapacidad en todo el mundo, pero según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2017 pasó a ser la primera. Más recientemente, también de acuerdo a la OMS, la pandemia por COVID-19 provocó un aumento del 25% en la prevalencia de la ansiedad y la depresión en todo el mundo.
De tal modo, el sistema educativo que históricamente se ha enfocado en posibilitar y potenciar el desarrollo cognitivo en áreas del conocimiento “tradicionales” debe virar hacia la inclusión de una educación emocional en las currículas, ya que tiene que ser capaz de brindar respuesta a este tipo de problemáticas.
En particular, los jóvenes presentan dificultades para hallar formas de regulación emocional saludables. Con el objetivo de apaciguar estados emocionales intensos y displacenteros, los niños, adolescentes y jóvenes tienen fácil acceso a todo tipo de dispositivos electrónicos para evitar experimentar sus emociones con apertura y aceptación. Por otra parte, la disponibilidad de drogas, sustancias y conductas adictivas con las cuales autorregularse es alta, y el acceso se produce a edades tempranas del desarrollo. Esto puede provocar graves consecuencias a nivel físico, neurológico y, por tanto, psicológico.
Todas estas formas de regulación, en el largo plazo, se erigen a partir de los cambios del siglo XXI y producen en las vidas de las personas que acuden a centros educativos altos niveles de malestar. Tal es así que algunos autores incluso utilizan el concepto de “analfabetismo emocional” para referirse a las dificultades que experimentan los jóvenes.
La atención a situaciones de vulnerabilidad en los centros educativos
Además, la psicopedagogía en la actualidad no puede recluirse exclusivamente a la adquisición de conocimientos, sino que debe contemplar la posibilidad de que hayan alumnos que se encuentren en situaciones de vulnerabilidad, tanto a nivel social como familiar. Por lo tanto, los psicopedagogos deben ser capaces de dialogar con otros agentes para asegurar el bienestar del estudiantado y las condiciones óptimas para acudir a la escuela o la universidad. Los conflictos interpersonales también pueden vulnerar el aprendizaje de una persona —por ejemplo, situaciones de violencia en la pareja, de género, casos de bullying o de ciberbullying, etcétera— y el psicopedagogo debe estar atento a su prevención e intervención.