«Vamos, dale un beso al tío»: el fin del beso obligado como acto de educación

Psicólogos y pediatras alertan que forzar el afecto físico socava la autonomía corporal del niño.

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La escena ha sido un clásico en cualquier reunión familiar. Un niño se aferra a las piernas de su padre, escondiendo la cara. En el otro lado, un familiar, con los brazos abiertos y una sonrisa expectante, espera la despedida protocolaria: un beso. La tensión es palpable. "Vamos, no seas maleducado, dale un beso al tío", alienta una voz adulta. Durante generaciones, este guion se repitió sin cuestionamiento. Era la norma: el cuerpo del niño era un instrumento para cumplir con las expectativas sociales. Hoy, ese mandato se desmorona y emerge una consigna clara: el beso que se niega hoy no es un acto de rebeldía, sino el primer ejercicio de un derecho fundamental.

"Obligar a los niños a dar besos y abrazos, si lo analizamos bien, es invalidar el derecho a decidir", sentencia el doctor Mike Carrillo, pediatra panameño y divulgador con una gran comunidad de seguidores en Instagram, donde educa sobre crianza respetuosa. "'Dale un beso –o un abrazo– porque eres un niño educado'. Lo escucho todos los días y la verdad es que confundimos educación con respeto: son dos cosas que van de la mano, pero no son lo mismo", argumenta. La psicóloga infantil Carmen Esteban coincide plenamente: “Los besos y abrazos no son señal de educación. Otra cosa distinta es que enseñemos a los niños a saludar y despedirse, eso sí son habilidades sociales importantes”. Ambos especialistas consultados por Psicología y Mente están de acuerdo en que asociar los besos con educación hace a los niños más vulnerables.

El vínculo obligación-vulnerabilidad

"Esta práctica puede afectar su capacidad de decir 'no' en situaciones incómodas en el futuro", explica Carrillo y añade: "De alguna manera se envía un mensaje de complacencia, aunque se sientan incómodos, llegando a permitir abusos por esa incapacidad de establecer límites desde chiquitos".

Estas afirmaciones encuentran sustento en datos alarmantes. Según el Consejo de Europa, 1 de cada 5 niños sufrirá algún tipo de abuso sexual antes de cumplir la mayoría de edad, y en el 70-85 % de los casos el agresor es del círculo cercano. Precisamente estas cifras son las que motivaron a la psicóloga Carmen Esteban a publicar el libro Con Sentimiento: El cuerpo solo se toca con permiso (Timun Mas Infantil), un cuento ilustrado por Julia Quintana que tiene como misión empoderar a niños y niñas a decidir sobre su propio cuerpo y ayudarles a comunicar cuándo algo no les parece bien, además de ser una herramienta para padres y educadores que buscan romper con viejos patrones y prevenir el abuso infantil desde los 3 años. “Casi no existe literatura respecto a este tema (y mucho menos dirigida a la infancia), no es un tema fácil de tratar en las escuelas ni tampoco aparece casi en los medios de comunicación. Es un tema complicado de tratar con los niños ya que es bastante duro y, por este motivo, quise escribir este cuento de una forma sencilla a través de un tema tan cotidiano como es presionar a los niños y niñas a dar besos y abrazos al despedirse’’, explica la psicóloga.

La técnica del semáforo: aprender a escuchar el cuerpo

¿Y por qué empezar a los 3 años? Esteban es clara: "Cuanto más pequeños, más desprotegidos están. Creo que es importante que desde bien pequeños puedan comprender el significado del consentimiento y aprendan a escuchar lo que su cuerpo les dice".

Para entender y explicar esta realidad, Esteban propone herramientas concretas como la metáfora del semáforo que presenta en su cuento: "Se enseña a los niños a escuchar a su corazón. Cuando la luz se enciende roja significa que sienten malestar y deben explicar cómo se sienten. Si la luz es verde y sienten emociones agradables, significa que se sienten cómodos".

Ambos expertos coinciden en que los adultos deben tomar nuevos roles. "Somos puentes entre nuestros hijos y las expectativas sociales”, define el doctor Carrillo. “Nuestra labor es filtrar esas presiones y ofrecer alternativas respetuosas: un choque de cinco, un beso volado, una sonrisa... Todas son formas válidas de afecto", propone. La psicóloga Carmen Esteban complementa: "No se trata solo de que el niño aprenda a decir que no, sino de que nosotros aprendamos a escuchar ese 'no' incluso cuando no se verbaliza".

Choque generacional

Uno de los mayores desafíos es manejar el desencuentro con abuelos y familiares ante estas nuevas actitudes. Para ello, Carrillo sugiere: "Sonreír a distancia, saludar con la mano, chocar los cinco… son alternativas que respetan la autonomía del menor. Se puede dar afecto sin imponerlo". Esteban añade: "No se trata de que los mayores lo comprendan al 100 %, con que respeten la decisión del niño es suficiente".

El doctor Carrillo ofrece a las familias un marco claro y práctico para transitar hacia un nuevo paradigma:

"Permítele decidir: '¿Quieres dar un beso, un abrazo o solo saludar con la mano?'"

Esta simple pregunta transforma una obligación en una elección, enseñando desde la práctica que su voluntad importa.

"Explícale que no está siendo grosero, sino que su cuerpo es suyo". Así se trabaja el concepto de autonomía corporal. No se trata de mala educación, sino de aprender que son dueños de sí mismos.

"Refuerza que el cariño se da de manera auténtica, no por obligación". El afecto verdadero nace del deseo espontáneo, no del cumplimiento. Este es el mayor aprendizaje emocional que podemos darles.

La nueva crianza no busca eliminar el afecto, sino transformarlo en algo genuino. Como resume el pediatra: "El respeto empieza en casa. Un niño que aprende a decidir sobre su cuerpo será un adulto que sabrá poner límites".

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Natalia Pérez. (2025, septiembre 19). «Vamos, dale un beso al tío»: el fin del beso obligado como acto de educación. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/vamos-dale-un-beso-al-tio-el-fin-del-beso-obligado-como-acto-de-educacion

Periodista

Natalia Pérez es licenciada en comunicación audiovisual, tiene un máster en periodismo y una extensa formación en documental social. A lo largo de sus 20 años de experiencia profesional se ha especializado en la búsqueda de contenidos diferenciales de actualidad política y social y ha trabajado en la producción de artículos para prensa y televisión con un amplio currículo en cuestiones centradas en la salud mental y la psicología.

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