Consejos para iniciar un proceso de psicoterapia
A menudo, algunos pacientes pueden sentir inseguridad o vergüenza ante la idea de comenzar un proceso terapéutico es mucho más común de lo que parece. Muchas personas posponen pedir ayuda por miedo al juicio, a parecer débiles o simplemente porque no están acostumbradas a hablar de lo que sienten. Esta emoción, aunque completamente válida, puede convertirse en una barrera innecesaria que dificulta el acceso a un recurso valioso para el bienestar personal. Reconocer esa vergüenza, entender de dónde viene y aprender a atravesarla puede ser el primer paso hacia un cambio significativo. Porque cuidar tu salud mental es tan importante como cuidar tu cuerpo, y empezar terapia es una forma valiente de hacerlo.
A continuación, te compartimos algunas claves que pueden ayudarte a superar ese bloqueo emocional inicial:
Normaliza lo que sientes: Sentir vergüenza no te hace débil, te hace humano. Aceptar que esta emoción existe sin juzgarte por ello puede aliviar la presión interna y ayudarte a dar el siguiente paso con más compasión hacia ti mismo.
Infórmate sobre cómo funciona la terapia: Entender en qué consiste una sesión, qué puedes esperar y cómo se estructura el proceso terapéutico puede ayudarte a disminuir la incertidumbre y el miedo a lo desconocido.
Habla con alguien de confianza: Compartir tus dudas con un amigo o familiar que haya pasado por terapia o que te escuche sin juzgar puede darte perspectiva y apoyo emocional para decidirte.
Elige un profesional con el que te sientas seguro: Buscar un psicólogo que transmita cercanía y respeto desde el primer momento facilita que el proceso empiece con menos tensión. Puedes mirar reseñas, su web o incluso escribirle antes para presentarte.
Evita compararte con los demás: Cada persona tiene su propio ritmo y necesidades. No necesitas estar en “una situación extrema” para acudir a terapia. Tu malestar, sea cual sea, merece atención y cuidado.
Recuerda que la terapia es confidencial: Lo que compartas en sesión queda entre tú y el profesional. Saber que ese espacio está protegido por el respeto y la ética puede ayudarte a confiar en el proceso desde el inicio.
Empieza por una primera sesión sin compromisos: No tienes que comprometerte a un proceso largo desde el principio. Puedes verlo como una primera toma de contacto para explorar si te sientes cómodo con el profesional y la dinámica.
La inseguridad no tiene que desaparecer por completo para que empieces terapia. A veces, se trata de dar ese primer paso a pesar de lo que sientes, confiando en que al otro lado te espera un espacio seguro, libre de juicio y pensado para tu bienestar. La terapia puede ayudarte no solo a resolver lo que te duele, sino también a ganar claridad, autoestima y herramientas para afrontar la vida de una forma más saludable.Dar ese paso puede ser más transformador de lo que imaginas. Porque a veces, el mayor acto de fortaleza es simplemente admitir que necesitas ayuda y estar dispuesto a recibirla.