El alcoholismo de tipo delta es una patología con una gran capacidad de dañar la calidad de vida de las personas; esto es así, entre otras cosas, por lo que cuesta detectar su presencia.
Quienes desarrollan este trastorno adictivo pueden pasar mucho tiempo sin ser conscientes de que tienen un problema, y del mismo modo, las personas de su entorno lo tienen difícil para ver las primeras señales de alerta.
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¿Existen diferentes variedades de alcoholismo?
De primeras, parece sencillo comprender lo que es el alcoholismo, al menos desde la teoría: se trata de la adicción al alcohol, una de las sustancias adictivas más comercializadas y presente en prácticamente en todas las sociedades humanas.
Sin embargo, bajo esta definición se encuentra un conjunto de alteraciones psicopatológicas muy complejo. Y es por eso que, desde hace años, muchos investigadores han propuesto realizar una clasificación de distintas variantes de alcoholismo. De esta manera, es posible cubrir todo el fenómeno de la adicción al alcohol sin perder matices al centrarnos solamente en el concepto general.
La forma más aceptada de clasificación de tipos de alcoholismo es la siguiente:
- Bebedores tipo Alpha: en este caso, la persona tiende a beber de manera excesiva como manera de gestión del malestar generado por una enfermedad. No se considera que en estos casos exista una dependencia consolidada que pueda ser llamada adicción.
- Bebedores de tipo Beta: en este caso tampoco existe una adicción, la persona bebe en exceso como parte de una rutina de encuentros y dinámicas sociales de ocio.
- Alcoholismo tipo Gamma: este sí es un tipo de adicción al alcohol, y en él se dan las características del alcoholismo crónico, con ebriedad y pérdida de consciencia, síndrome de abstinencia y aumento de la tolerancia a la droga.
- Alcoholismo tipo Delta: este también es un tipo de alcoholismo, y su principal característica es que la persona no llega a estar muy ebria hasta el punto de realizar conductas socialmente inadecuadas o de perder la consciencia.
- Alcoholismo tipo Epsilon (o periódico): este tipo de adicción al alcohol se parece al Gamma, pero en este caso pasan periodos relativamente largos sin un consumo excesivo de alcohol.
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¿Qué es el alcoholismo de tipo delta?
Con lo que hemos visto hasta ahora, ya puedes intuir en qué consiste el alcoholismo de tipo delta. Se trata de una forma de adicción al alcohol en la que no hay “picos” de consumo muy intenso que genere un alto nivel de ebriedad, pero no por ello deja de ser una patología con efectos muy dañinos para la salud física y mental. Aquí resumiremos sus principales características.
1. Genera tolerancia al consumo, pero muy poco a poco
La persona con alcoholismo de tipo delta debe ir consumiendo cada vez más cantidad de alcohol para no sentirse mal, pero este incremento del umbral de ingesta mínima crece con relativa lentitud.
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2. Apenas se producen “borracheras”
En el alcoholismo de tipo delta es relativamente raro que se llegue a un estado de clara ebriedad. Por eso, desde el punto de vista de los demás resulta complicado advertir que esa persona tiene un problema con el alcohol.
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3. La persona necesita beber de manera constante
La persona con esta forma de alcoholismo necesita ir bebiendo de manera frecuente a lo largo del día, incluso por la noche. Esto hace que, entre otras cosas, su horario de sueño se vea alterado. Además, la persona puede entrar en un estado de irritabilidad y malestar general por la abstinencia si debido a actividades sociales no puede parar a tomarse una copa.
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Tratamiento
El tratamiento de tipo delta requiere de intervención médica y psicoterapéutica.
En primer lugar, se realiza la fase de desintoxicación, en la que se ayuda a la persona a pasar por el síndrome de abstinencia y a dejar que su cuerpo elimine todo el alcohol. Luego, a través del tratamiento psicológico se le ayuda a desarrollar habilidades y competencias en las siguientes áreas:
- Detección de pensamientos que aumentan el riesgo de consumo
- Detección de situaciones y contextos sociales que aumentan el riesgo de consumo
- Gestión del malestar por las ganas de tomarse una copa
- Desarrollo de nuevas aficiones y proyectos que ofrezcan incentivos más allá del alcohol
- Mejora de la autoestima para no tener que evadirse de problemas relacionados con la culpa, la vergüenza, etc.
- Cuestionamiento de creencias disfuncionales que estaban alimentando la adicción.
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