La adolescencia es una de las etapas vitales más determinantes a la hora de fijar hábitos y patrones de personalidad, para lo bueno y para lo malo.
En cuanto a lo bueno podemos destacar las oportunidades de desarrollar habilidades de manera vocacional (gracias al tiempo libre y a un modo de vida en el que nos exponemos a una mayor variedad de estímulos), pero en cuanto a lo malo es obligatorio hablar de algo que puede anular lo anterior: las adicciones.
Y es que si bien las adicciones en adolescentes no suelen estar basadas en las "drogas duras" como la heroína o la cocaína, están expuestos a otras que cuentan con mayor aceptación social o que incluso no son vistas como trastornos de la adicción al no involucrar el consumo de sustancias. Además, las tendencias en cuanto a las conductas adictivas van cambiando constantemente, lo cual complica que los padres y las madres puedan proteger a sus pequeños.
Para conocer las características del mundo de las adicciones en la adolescencia hablamos con Antonio Molina Serrano, Fundador y Director de Fromm Bienestar, centro de terapia especializada en las personas que han desarrollado dependencia al consumo de sustancias o a la realización de acciones dañinas como las apuestas constantes.
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Entrevista a Antonio Molina: las adicciones y los adolescentes
Antonio Molina forma parte del equipo de Fromm Bienestar, centro de terapia ubicado en Mairena del Aljarafe (Sevilla)
¿Cuáles son los tipos de adicciones a las que se expone más la población adolescente española?
En los últimos tiempos estamos viviendo un auge bastante preocupante en las adicciones conductuales, también llamadas conductas adictivas. Entre ellas se encuentran la ludopatía o juego patológico, la adicción al teléfono móvil o nomofobia, muy relacionada con el uso de redes sociales e internet. Y algunas ya conocidas como la adicción a videojuegos.
Entre las adicciones que conllevan el consumo de alguna sustancia siguen destacando el alcoholismo o adicción al alcohol, la adicción al tabaco, que ahora está cambiando el formato hacia la cachimba, siendo igual incluso más perjudicial que el tabaco. Y por supuesto el consumo de THC presente en porros de cannabis y hachís, mezclado a veces con otras sustancias opioides que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades mentales graves. También se está investigando mucho sobre los riesgos del cigarrillo electrónico y vape, que camuflan su potencial adictivo en dispositivos electrónicos a base de resistencias y luces.
En los últimos años han proliferado las casas de apuestas online. Dado que la actual generación de adolescentes está formada por nativos digitales, ¿son especialmente vulnerables a este formato de participación en los juegos de azar?
El aumento exponencial de caso de ludopatía entre jóvenes y adolescentes ha hecho saltar todas las alarmas entre las familias, los expertos y ahora parece que también las administraciones públicas.
En la era digital, donde todo gira en torno a móviles y smartphones de última generación, las grandes corporaciones ya están adaptando sus productos al perfil de los futuros consumidores que a veces no alcanzan siquiera la mayoría de edad. Y no solo favoreciendo la accesibilidad a dichas plataformas de juego, sino también proyectando sobre este tipo de prácticas iconos y modelos de éxito para los jóvenes y adolescentes a través de la publicidad que bombardea diariamente a los niños y niñas de nuestro país.
Entre los jóvenes hace mucho tiempo que el consumo de algunas drogas es visto como un elemento de popularidad. ¿Qué se puede hacer para luchar contra esto?
Podríamos empezar por cuestionar algunos referentes entre los jóvenes y también entre los adultos, que muchas veces contribuimos sin darnos cuenta a ensalzar y destacar algunas figuras del mundo deportivo, de la canción y también de la televisión con una escala de valores muy basada en lo superficial y en lo material.
Estos iconos y modelos de referencia para los jóvenes de nuestro país introducen de manera muy sibilina la idea del tener frente al ser, y eso evidentemente se traduce en consumo de cualquier cosa, también de sustancias y drogas.
En los EEUU los adolescentes se están pasando masivamente del consumo de tabaco a los cigarrillos electrónicos, hasta el punto de que fumar cigarrillos siendo de esta franja de edad es visto como algo relativamente raro. ¿Se están dando señales de que pronto pasará lo mismo aquí?
Ya apuntaba antes ese cambio en las formas de consumo que sin embargo no dejan de poner en riesgo la salud y el desarrollo de conductas adictivas entre nuestros jóvenes y adolescentes.
Ahora lo cool, lo millenial, el fumar en cachimba o vape, cuando ya se conoce que los riesgos son iguales o muy parecidos a los de otras sustancias como el tabaco. Es como si algunos intereses económicos quisieran que nos drogásemos siendo todo más bonito, con luces, humo y color.
¿Cómo trabajan los psicólogos para intervenir en casos de adolescentes que han desarrollado adicciones?
La metodología de cada profesional es muy personal. En nuestro centro, Fromm Bienestar, especializado en el tratamiento de adolescentes, familias y adicciones, llevamos a la práctica una metodología propia que pone el foco en la escucha el autoconocimiento como bases de la mejora y crecimiento personal.
Pensamos que decir a un adolescente que no fume porros, por ejemplo, no sirve de mucho. Preferimos que sea el propio adolescente quién llegue a la conclusión de que fumar porros limita sus capacidades y bienestar.
¿Cómo se produce la colaboración con los miembros de su familia?
El trabajo con el entorno afectivo y familiar del joven paciente es prioritario. Sin embargo, no hay tratamiento sin confianza, y por eso somos escrupulosos con la confidencialidad en la praxis terapéutica.
En este sentido nos limitamos a trabajar la dificultad encontrada de manera individual e independiente con cada miembro de la familia, generando una mirada introspectiva que permita identificar la corresponsabilidad en cada uno de los elementos que conforman el núcleo de convivencia. Las intervenciones y terapias familiares son parte fundamental del proceso, y las familias lo agradecen muchísimo, porque perciben nuestro aliento y apoyo a cada momento
¿Qué más hace falta para que culturalmente creemos barreras que prevengan la caída de los adolescentes en la adicción?
Es un tema complejo y muy amplio, porque pensamos que la adicción está presente en el propio sistema cultural y de creencias como una simbiosis permanente. En un sistema capitalista, donde la sociedad de consumo es a su vez consumida por esta idea del tener frente al ser o ser tanto en cuanto se tiene, cualquier forma de consumo es lícita y legítima.
Hemos agotado gran parte de los recursos naturales del planeta así como destruido el hábitat de millones de seres vivos con los que compartimos casa. Y en esta absurda y destructiva idea de depredación estamos incluso permitiendo algunas formas de consumo de personas. ¿Cómo no íbamos a consumirnos nosotros mismos?