La psicoterapia es un ámbito de trabajo tan fascinante como, en muchos aspectos, complejo; quizás por ello la figura del psicólogo sigue estando rodeada de bastantes mitos.
Y es que acudir al psicoterapeuta implica poner en práctica estrategias de salud mental y soluciones que no son tan fáciles de comprender como recibir una inyección o tomar una pastilla de manera periódica. El trabajo del psicólogo que atiende pacientes tiene que ver con intervenir en elementos más abstractos que las hormonas, las células o los órganos del cuerpo.
Pero lo cierto es que, una vez se ha dado el paso de acudir al psicólogo para tratar problemas emocionales, comportamentales o comunicativos, detectar las mejoras en la propia salud mental no cuesta tanto como comprender qué es la psicoterapia antes de haber ido al psicólogo por primera vez. De ello hablaremos con la psicóloga Aroa Granados, quien nos hablará sobre los beneficios y utilidades de la psicoterapia.
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Entrevista a Aroa Granados: las ventajas de asistir a terapia psicológica
Aroa Granados es psicóloga con más de una década de experiencia en el sector, Directora de TCO Psicología y Coaching, y formadora; ofrece terapia a personas de edad adulta y de la tercera edad, y en la actualidad atiende fundamentalmente a través de la modalidad online por videollamada. En esta entrevista nos habla sobre el potencial de la psicoterapia como herramienta de apoyo, prevención y refuerzo a la salud mental.
¿Sigue estando muy vigente la creencia de que la terapia psicológica solo es de utilidad ante los trastornos mentales?
Lamentablemente sí, aún hay muchas personas que piensan que solo se ha de acudir a terapia psicológica si el sufrimiento es tan grande que les ha condicionado casi todas las áreas de sus vidas.
No obstante, aun cuando se llega a esa situación, al primer profesional al que se acude es al médico de atención primaria, generalmente en busca de medicación. Desgraciadamente, está más normalizado el uso de psicofármacos que la terapia psicológica. De hecho, mucha de la gente que acude a terapia lo hace a escondidas de su familia o conocidos.
Pero no todo son malas noticias. Afortunadamente, sobre todo tras la pandemia, cada vez se escuchan más casos de personas que están en tratamiento psicológico; personajes públicos que cuentan su experiencia, se exponen los beneficios de la terapia en los medios de comunicación. Se está llevando a cabo una labor de concienciación sobre la importancia de cuidar la mente, y eso da mucha esperanza.
¿Cuáles son algunos de los motivos más frecuentes por los que las personas solicitan tus servicios como psicóloga?
La mayoría de mis pacientes acuden fundamentalmente por dos motivos: el principal, un problema de gestión emocional, y el segundo, un problema de vacío existencial.
La mayoría de las personas que acuden a mí tienen un problema de desregulación emocional ya sea por un exceso de activación (por ejemplo ansiedad, ira, falta de control de impulsos, pensamientos obsesivos, culpa…) o por hipoactivación (apatía, tristeza, anhedonia, depresión, bloqueos…).
En estos casos trabajo desde el modelo cognitivo conductual más científico pero aplicando técnicas de tercera generación como Mindfulness o Aceptación y Compromiso, que tienen algunos procedimientos que en mi opinión, son más cálidos y humanos.
Los problemas de vacío existencial (no saber qué hacer con tu vida, sentirse perdidos) los abordo desde Aceptación y Compromiso trabajando fundamentalmente el encontrar una brújula vital a través de los valores personales.
En todos los casos siempre trabajo para encontrar la esencia de la persona y cambiarla profundamente desde el “quién quiero ser” y no desde el “quién debería ser” porque a veces los objetivos de terapia siguen presos de los cánones sociales.
¿De qué manera pueden aplicarse los principios teóricos y prácticos de la psicoterapia a, por ejemplo, el ámbito de la empresa y el rendimiento laboral?
Lo que puede aplicar la psicoterapia en el ámbito laboral es un cambio profundo y estable en vez de “poner parches”. Un cambio que ayude no solo al rendimiento de las empresas sino al clima laboral y el bienestar integral de sus empleados.
En muchas ocasiones se han tratado los problemas de las empresas como síntomas que hay que “atajar” con talleres rápidos de por ejemplo, resolución de conflictos; habilidades de comunicación asertiva; negociación… que enseñan técnicas concretas pero que a la larga no funcionan. Es como si te dan una llave inglesa y te dicen que arregles un motor sin enseñarte conocimientos de mecánica.
La psicología puede aportar una visión más profunda, enseñar por qué se crean esos problemas, cómo se están manteniendo, cómo solucionarlos y entonces sí, enseñar esas diversas técnicas.
¿Cuáles son los principales recursos terapéuticos que permiten a las personas mejorar habilidades sociales y comunicativas?
Trabajar los pensamientos y las emociones. La mayoría de la gente sabe comunicarse correctamente, sabe cómo hacer peticiones, cómo decir que no, cómo discutir… la pregunta es: ¿por qué no lo hacemos? Por todo lo que nos decimos “no puedo”, "qué miedo", “seguro que se enfada”, “no soy capaz”, “va a salir mal”, “no va a servir de nada”... y emociones como el miedo que nos bloquea, la ira que se apodera de nosotros…
Puedes saber mucha teoría. Hay muchos manuales de habilidades sociales que puedes consultar. Pero nada de eso importa si sientes y crees que no puedes hacerlo. Por ello, siempre trabajamos el diálogo interno, errores de pensamiento, creencias limitantes, gestión emocional, habilidades sociales y exposición.
Siguiendo con el ejemplo del motor: antes de darle la herramienta (técnica de decir que no; de petición de cambio asertiva; tiempo fuera…), enseño mecánica. En este caso, le muestro cómo funciona el cerebro humano y cómo aprendemos.
¿Por lo que has ido viendo en tu trayectoria como psicóloga, los progresos realizados en psicoterapia suelen ir de la mano de una mejora de las relaciones familiares del paciente, o para lograr esa clase de efectos siempre es necesario acudir a terapia familiar?
Si tú cambias todo cambia.
Yo siempre digo que nunca hay que subestimar nuestro poder personal. He visto grandes cambios en parejas o familias enteras acudiendo tan solo uno de los miembros a terapia.
Nuestras relaciones son de una determinada forma porque hay una relación funcional entre las acciones de uno y las acciones del otro. Por ejemplo, una discusión es cosa de dos. Si cambiamos una de las variables en esa relación (el comportamiento de una persona), irremediablemente todo el sistema cambia.
Por ello, aunque tu problema sea de pareja o familiar y no quieran acudir a terapia, no importa: si tú cambias todo cambia.
¿Cómo se consigue que los efectos positivos de la psicoterapia persistan una vez se ha dejado de asistir a las sesiones con el psicólogo o la psicóloga?
Yo aplico tres pasos fundamentales. Primero, psicoeducación: enseñando al paciente por qué hace lo que hace, cómo se mantiene a lo largo del tiempo, analizando su conducta y extrapolando todo lo aprendido a todas las áreas de su vida.
En segundo lugar, el seguimiento: espaciando las sesiones en el tiempo una vez conseguidos los objetivos para asegurarnos de que se mantienen los cambios y se aplican a nuevas situaciones.
El tercer paso consiste en instaurar alarmas; una de las acciones que realizo en mis procesos de alta es crear un listado de alarmas que “salten” en el momento en el que el paciente pueda tener una recaída. Cuando se activan pone en marcha todo lo aprendido y si no puede solo, me contacta para una sesión de refuerzo.