Hasta hace relativamente poco tiempo, cuando se hablaba acera del cuidado de los niños pequeños, se solía hacer referencia a las tareas que se limitan al mantenimiento de su buena salud física (como la alimentación o la protección frente a los peligros inmediatos) o, como máximo, su educación. En un mundo en el que hasta hace pocas décadas la alta mortalidad infantil era muy alta, no sorprende que la crianza de los hijos fuese visto casi como un trabajo mecánico más.
Sin embargo, los tiempos han cambiado, y afortunadamente, hoy en día no solo importa la existencia de los hijos e hijas de corta edad, sino también su felicidad y bienestar emocional. Por eso, en la actualidad se habla de una manera mucho más abierta sobre temas como la depresión infantil. Y esto ha ido acompañado de un progresivo crecimiento de la especialización en psicoterapia infanto-juvenil. De ello hablaremos con la psicóloga Laura Gómez, de Edeca Formación.
Entrevista a Laura Gómez: la creciente demanda de atención psicológica a la salud mental infantil
Laura Gómez es psicóloga y miembro del equipo de Edeca Formación, centro de estudios especializado en los ámbitos de la Psicología y las Ciencias de la Educación. En esta entrevista, nos habla sobre la expansión del mundo de la asistencia psicoterapéutica para niños y niñas.
¿Ha estado extendida la creencia de que los niños y niñas viven, por lo general, una vida despreocupada y libre de problemas reales?
Sí, ha existido y todavía existe la creencia de que los niños y niñas viven una vida despreocupada y libre de problemas reales. Sin embargo, esta creencia es incorrecta y peligrosa, ya que los niños y niñas también experimentan emociones positivas y negativas, y viven en un contexto social, con normas, obligaciones, límites, etc. Y por tanto, también puede tener problemas emocionales y psicológicos que pueden afectar su bienestar y desarrollo. Los pequeños/as además, pueden experimentar situaciones difíciles como la pérdida de un ser querido, problemas familiares, acoso escolar, u otros problemas...
Es importante reconocer que los niños y niñas tienen emociones complejas y que necesitan el apoyo y la orientación adecuados para superar estas situaciones y desarrollarse de manera saludable. Es muy importante inculcar una educación emocional desde muy pequeños/as para que adquieran las herramientas necesarias para gestionar sus emociones.
Además, es crucial que se reconozca la importancia de la salud mental infantil y se brinde el apoyo necesario a los niños y niñas que lo necesiten. Por ello, es muy importante el papel de los profesionales de la salud mental, que pueden ayudar a los infantes, tanto directamente como a través de los padres, a aprender habilidades emocionales y sociales para enfrentar los desafíos de la vida y desarrollarse de manera saludable y feliz.
¿Cuáles son los principales problemas que trae consigo una visión adulto-céntrica de la salud mental?
El concepto de adultocentrismo alude a la predominancia de un tipo de supremacía, una relación social desigual entre individuos adultos, quienes detentan la autoridad y se convierten en el patrón a seguir en cuanto a la percepción del mundo, y otros individuos, comúnmente pertenecientes a la infancia, adolescencia, juventud o tercera edad.
Esta visión adulto-céntrica de la salud mental a la que nos enfrentamos puede tener varios problemas, el principal, el descuido de las necesidades de los niños y niñas.
Además, aparece una falta de consideración de las diferencias culturales, y también una falta de atención a los trastornos del neurodesarrollo, como puede ser el Trastorno del Espectro Autista, que también puede malinterpretarse por esa visión adulto-céntrica de la que estamos hablando.
Existe un estigma hacia las enfermedades mentales en edades tempranas, lo que dificulta tanto la búsqueda de ayuda y acceso a los tratamientos necesarios en cada caso, como la propia prevención y promoción de la salud mental desde temprana edad.
Afortunadamente esta visión va cambiando actualmente, para dar paso a una visión más global, donde es muy importante entender que, en cualquier momento de la etapa de la vida de una persona, se puede necesitar atención en salud mental, y se debe invertir los recursos necesarios para que todas las edades queden cubiertas. Más aún teniendo en cuenta que la infancia es la primera etapa de la vida, y por ello es tan crucial, porque es donde nos formaremos de cara a ser futuros adultos.
¿Estáis notando que hay cada vez más personas con título universitario en Psicología que, en vez de querer tener un perfil generalista como psicoterapeutas, prefieren especializarse en terapia infanto-juvenil?
Totalmente. Cada vez hay más personas con título universitario en Psicología que prefieren especializarse en terapia infanto-juvenil en lugar de tener un perfil generalista como psicoterapeutas. De hecho, muchos de nuestros alumnos se matriculan en programas que están especializados en terapia con los más pequeños/as.
Creemos que esto puede ser el resultado de una mayor conciencia de la importancia de la salud mental infantil y juvenil, así como de una mayor demanda de servicios de salud mental para esta población. Los padres y madres cada vez son más conscientes de que no es algo malo llevar a su hijo/a a terapia si es necesario. Que al igual que otros especialistas, forman parte del normal desarrollo y cuidado de la salud.
La terapia infanto-juvenil puede ser un campo desafiante y gratificante, ya que requiere habilidades y conocimientos específicos para trabajar con niños/as y jóvenes. Es importante que los profesionales que trabajan en este campo tengan una comprensión profunda del desarrollo infantil y juvenil, así como de las diferentes técnicas y estrategias de intervención que pueden ser efectivas para abordar las necesidades de esta población.
Es alentador ver que más personas están interesadas en especializarse en terapia infanto-juvenil, ya que esto puede significar una mayor disponibilidad de servicios de salud mental para niños y jóvenes que los necesitan. No obstante, también es importante recordar que la psicología es una disciplina amplia y diversa, y que se necesitan profesionales capacitados en diferentes áreas para atender a las diversas necesidades de la sociedad.
¿De qué maneras está quedando plasmado en la sociedad que hay una mayor sensibilización ante la salud mental en todas las edades?
Existen varias formas en las que se está plasmando en la sociedad una mayor sensibilización ante la salud mental en todas las edades. Una de ellas, es que se están implementando más recursos y servicios para la promoción de la salud mental, como campañas de concienciación, grupos de apoyo, líneas telefónicas de ayuda, etc.
Además, nos damos cuenta que la sociedad, sobre todo las nuevas generaciones, están cada vez más abierta a discutir temas relacionados con la salud mental y a eliminar el estigma asociado a los trastornos mentales. Cada vez son más las personas jóvenes que acuden a consulta cuando lo necesitan, intentando luchar contra los prejuicios que siempre han existido.
La mayor sensibilización ante la salud mental también se ve reflejada en los medios de comunicación, que vemos que están prestando más atención a los temas relacionados con la salud mental y están proporcionando más información y recursos para aquellos que necesitan ayuda.
De igual manera se ve reflejado en los gobiernos y organizaciones, que están invirtiendo más en la salud mental, creando programas y servicios que pueden ayudar a personas de todas las edades a enfrentar los desafíos de la vida y no sentirse solos.
Aún así, queda mucho por hacer en este ámbito, pues aún existes muchos prejuicios y se debe seguir sensibilizando y normalizando todo lo relacionado con la salud mental, para que de esta manera se pueda dar cobertura a todas las personas que lo necesiten.
¿Puede decirse que los niños y niñas tienen sus propias dinámicas culturales? Por ejemplo, al llegar a determinadas edades dejan de querer parecerse a sus padres y prefieren imitar el comportamiento de los menores de su edad, o un poco mayores que ellos.
Sí, es cierto. A medida que crecen y se desarrollan, los niños/as comienzan a establecer sus propias identidades y a buscar su lugar en el mundo. Como parte de este proceso, es común que los niños comiencen a identificarse más con sus padres y a querer imitar su comportamiento.
La familia representa el ambiente inicial de enseñanza al cual el pequeño es expuesto desde sus primeros momentos de vida. Dentro de esta, los pequeños reciben sus primeras enseñanzas de vida y aprenden distintos valores que comienzan a construir su personalidad. Pero el entorno familiar no es la única fuente a la que están expuestos, pues también está la escuela, profesores, amigos, y el ambiente que le rodea a nivel social, de actualidad, aficiones, televisión, redes sociales, etc.
En algunos casos, a medida que van creciendo, los niños/as dejan de querer parecerse a sus padres y prefieren imitar el comportamiento de otros niños/as de su misma edad o un poco mayores, o también de sus personajes favoritos (en lo cual juega un importante papel las redes sociales). Esto puede incluir la forma en que se visten, hablan o interactúan con los demás.
Estas dinámicas culturales pueden ser influenciadas por factores como la cultura en la que el niño/a crece, su entorno social y económico, así como su propia personalidad y temperamento. Es importante reconocer que estas dinámicas culturales son parte del proceso de desarrollo natural de los niños/as y pueden ser una forma importante de establecer su propia identidad y sentido de pertenencia en el mundo.
Por ello, es tan importante que tengan buenos referentes, que les ayuden a crecer y enriquecerse, de manera sana, creativa y motivadora. Es esencial identificar a los modelos a seguir de los niños y niñas para comprender de qué manera ejercen un impacto en su crecimiento y evolución.
¿Cuáles son los cambios sociales recientes que están dando lugar a problemas psicológicos que afectan hoy a muchos menores de edad y que prácticamente no existían hace unas pocas décadas?
Existen varios cambios sociales recientes que están dando lugar a problemas psicológicos que afectan a muchos menores de edad. Uno de los más relevantes, es el aumento del uso de la tecnología. El uso excesivo de dispositivos electrónicos, como tablets, móviles o videojuegos, ha llevado a un aumento en los problemas de ansiedad, depresión, falta de habilidades sociales e incluso un aislamiento social en muchos menores.
Actualmente las tecnologías digitales son una parte importante de la vida de los niños/as. Pero un uso mal gestionado puede acarrear problemas de conducta y la pérdida de oportunidades de interacción física. Por ello, el uso de tecnologías digitales ha de estar equilibrado con el desarrollo de otro tipo de actividades.
Por otra parte, también afectan los cambios en la estructura familiar, ya que el aumento de divorcios y separaciones de padres o familias monoparentales, ha llevado a un aumento en los problemas socioemocionales o de comportamiento de muchos menores. En estos casos siempre es importante tener una buena praxis.
Por eso, ante situaciones de este tipo se puede contar con ayuda profesional para saber cómo afrontar la situación con los hijos/as. Es importante hacer partícipe al niño/a de lo que ocurre, explicarle la situación ajustada a su edad y siempre transmitiendo seguridad por parte de los padres y dejando claro que él o ella no es responsable o culpable de las decisiones tomadas por los padres.
También podemos hablar de la prevalencia del acoso escolar, que ha aumentado en los últimos años, acarreando problemas de autoestima, ansiedad y depresión en muchos estudiantes. Hay que tener en cuenta que, aunque el acoso ha existido siempre, actualmente debido al creciente uso de tecnologías, manera de comunicación entre jóvenes, es más fácil sufrir este acoso. Por eso, es muy importante invertir en la prevención, y promocionar una buena educación donde se plasme la igualdad y la empatía.
Por último, también podemos destacar la presión académica y el énfasis en el éxito a través del logro académico, que ha aumentado también los problemas de ansiedad y estrés en los jóvenes. Cada vez es más notable que los centros educativos ejercen una considerable presión sobre los niños y niñas, lo cual puede provocar elevados niveles de estrés y ansiedad en aquellos que son más propensos a experimentar estas emociones.
Los niños/as comienzan a experimentar tensión y estrés desde una edad muy temprana y son más susceptibles que los adultos, ya que aún no han adquirido habilidades eficaces para enfrentar determinadas circunstancias. Por tanto, es importante que los niños/as tengan tiempo para sus obligaciones y deberes, pero también para jugar. Destacamos la importancia de trabajar en la dirección de que las asignaturas académicas sean fuente de motivación y no de frustración.
Desde vuestro punto de vista, ¿cuáles son las principales características que debe tener un programa de especialización post-universitaria en salud mental infantil en el 2023 para ser recomendable?
Como especialistas en formación de posgrado en psicología, desde nuestro punto de vista, un Máster o posgrado, especializado en salud mental infantil, a día de hoy tendría que estar, principalmente actualizado.
Esto quiere decir que debe incluir una revisión exhaustiva y actualizada de los últimos avances en el campo de la salud mental infantil, desde la neurociencia, hasta los tratamientos basados en la evidencia.
El programa debe formarte en el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales infantiles, por lo que debe estar orientado a la práctica, para que los estudiantes puedan aplicar lo aprendido en un entorno de trabajo.
Además, debe incluir también formación en habilidades y competencias sociales para trabajar con niños, padres y familias, así como formación en la cultura y la diversidad, para abordar adecuadamente las necesidades de los niños de diferentes orígenes culturales y étnicos u otras particularidades culturales que puedan influir en la salud mental infantil.
Por último, cómo no, debe ser un programa totalmente adaptado a la era digital. Esto quiere decir, que también debe dar al alumno, competencias en tecnologías digitales orientadas al uso en la práctica clínica y la investigación en salud mental.