A medida que nuevos recursos tecnológicos van siendo desarrollados, el mundo de la salud mental se va adaptando a este progreso apoyándose en las herramientas que aparecen a su paso.
Un claro ejemplo de ello lo encontramos en la realidad virtual utilizada en muchas sesiones de psicoterapia. Su propuesta consiste en exponer al paciente a situaciones muy realistas que están generadas en un mundo virtual modelado en tres dimensiones, para que, desde esos espacios ficticios, sea posible trabajar su gestión de las emociones controlando todas las variables necesarias.
La persona a la que entrevistamos hoy, la psicóloga Silvia Fisas, es experta en este tipo de terapia. Aquí nos explicará las claves acerca del uso de la realidad virtual en la consulta.
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Entrevista a Silvia Fisas: utilizando la realidad virtual en psicoterapia
Silvia Fisas es psicóloga con consulta en Palma, y parte de su trabajo consiste en aprovechar el potencial de la realidad virtual al tratar a sus pacientes. En esta entrevista nos explica cómo funciona este proceso, y por qué este recurso terapéutico es útil.
Técnicamente, ¿qué se entiende por realidad virtual?
La realidad virtual (RV en adelante) es una técnica basada en gráficos 3D que se proyectan con un equipo que se compone por unas gafas y unos auriculares, así como un sensor para medir los biorritmos.
El casco y los auriculares consiguen aislar a la persona de estímulos externos y transportarla a un entorno adecuado y distinto, a partir del cual se aplican los estímulos correspondientes al procedimiento terapéutico necesario según las características específicas.
¿Qué hizo que te empezaras a interesar en aprovechar el potencial de la realidad virtual en terapia?
Bueno, como sabemos las nuevas tecnologías facilitan procesos de todo tipo. En psicoterapia, contar con la RV ayuda al terapeuta a controlar mucho más el proceso de la terapia. Hace posible una personalización acorde a las características y necesidades de la persona en toda la intervención terapéutica, de forma sencilla, rápida, no invasiva y con la seguridad de estar en consulta.
Como psicóloga, ¿has notado que una parte de los pacientes se muestran recelosos ante este tipo de tecnologías, por el simple hecho de no conocerla o no haberla usado antes? ¿Les cuesta acostumbrarse?
Lo desconocido siempre puede crear un poco de inseguridad, pero la verdad es que en general todo el mundo lo acepta muy bien, al menos por probar y luego les encanta. Las personas se acostumbran fácilmente al proceso, además en cualquier momento puede pararse la sesión si fuera necesario.
Sí es cierto que quizá personas menos en contacto con las nuevas tecnologías pueden mostrarse más reticentes en un primer momento, pero para ello se hace siempre una primera sesión especial de explicación de la técnica, de muestra del equipo, pequeñas pruebas, comprender el funcionamiento, etc… lo que sería una primera toma de contacto.
A partir de ahí, antes de empezar cada sesión se le explica a la persona qué se va a realizar ese día, con qué objetivo, y se recuerda el funcionamiento básico por si hay alguna duda.
Al final de cada sesión, se entrega un breve informe explicando gráficamente las mejoras obtenidas en cuanto a reacciones de la persona.
¿Cuáles son los principales problemas psicológicos que abordas a través de las sesiones de realidad virtual?
La verdad es que la RV resulta de gran utilidad para el tratamiento de un montón de trastornos y situaciones que las personas vivimos a diario. Quizá podría decir que para mí es la reina de los problemas de ansiedad, desde ansiedad generalizada como ansiedades específicas (social, exámenes, hablar en público, etc.), así como fobias, ataques de pánico, agorafobia, etc.
Pero no debemos olvidar que es una herramienta que facilita el trabajo del psicoterapeuta para abordar los posibles problemas de las personas.
Así que, modificando estímulos, tiempos, escenas, se puede usar la RV también para TOC, TEPT, trastornos atencionales, de alimentación, gestión del dolor, y muchos otros. Muchos estudios durante los últimos 25 años respaldan la obtención de mejores resultados terapéuticos que con las terapias clásicas de imaginación.
¿Qué ventajas de este recurso terapéutico destacarías ante intervenciones parecidas que no hacen uso de la realidad virtual?
Si no usamos la RV en la psicoterapia, solo nos quedan 2 opciones, exposición en imaginación o exposición en vivo. Las ventajas de la RV sobre estas otras 2 técnicas clásicas son muchas. Posibilita un diseño totalmente personalizado de las jerarquías de exposición, graduando los diferentes pasos a seguir en cada momento.
En cuanto a la mayor ventaja de la RV sobre la exposición en imaginación, es importante destacar la evitación de problemas asociados con las dificultades de imaginación de algunas personas, así como de la capacidad de descripción y detallismo del terapeuta para ayudar en la imaginación de la escena o situación que se quiere trabajar terapéuticamente.
Por lo que respecta a las ventajas de la RV sobre la exposición en vivo, destacar una mayor privacidad; un menor coste; un control absoluto de los estímulos; poder usar configuraciones de difícil acceso en la vida real (despegues y aterrizajes de aviones, tormentas, alturas, procedimientos médicos…); así como crear situaciones más allá de la realidad (recrear 10 despegues seguidos, subir en ascensor sin detenerse durante 5 minutos, etc.).
Además, facilita el auto-entrenamiento y el sobre-aprendizaje, ya que no necesitamos esperar a que algo suceda, sino que el terapeuta puede producir siempre que sea necesario y todas las veces que se necesite.
Y muy importante para mí, es una actividad en la que la persona adopta un papel activo y participante, de esta forma podrá fomentar el re-aprendizaje y la modificación de conducta que es el objetivo final.
¿Cómo se hace para que las mejorías obtenidas a través de la terapia con realidad virtual se generalicen al día a día de los pacientes?
Esta es una de las mejores partes, ya que no hay que hacer prácticamente nada para generalizar las mejorías obtenidas en consulta, porque no han sido obtenidas de forma artificial, en un entorno diferente al que luego se enfrenta la persona o de forma imaginaria, sino que los aprendizajes realizados se han llevado a cabo en la/s situación/es “temidas” o que crean ansiedad o malestar en la persona a través de la RV.
Por tanto, la generalización de las habilidades aprendidas y que éstas sean transferidas a la vida real es mucho más sencillo, rápido y casi automático. Cuando la persona lo hace bien en consulta con la RV, lo hará bien en la vida real, porque la persona ya lo estaba haciendo, aunque fuera a través de unas gafas de 3D, su cerebro pensaba que lo hacía en la situación real, con lo que cuando vuelva a encontrarse con esa situación, simplemente seguirá actuando como lo hacía en consulta, con las habilidades y recursos aprendidos y sin problema.