Muchos jóvenes y adolescentes no prestan demasiada atención a la violencia en sus relaciones de pareja, tienden a creer que se trata de un problema que afecta exclusivamente a los adultos. Sin embargo, durante el noviazgo pueden aparecer importantes factores etiológicos de la violencia de género que se produce en parejas adultas.
Violencia en las parejas jóvenes: ¿por qué ocurre?
La violencia en las relaciones de pareja es un problema que afecta a todas las edades, razas, clases sociales y religiones. Es un problema social y de salud que debido a su elevada incidencia ha producido en la actualidad una importante alarma social tanto por la gravedad de los hechos como por la negatividad de sus consecuencias.
El concepto de violencia en las relaciones de pareja adolescentes ha sido definido por diversos autores. Las investigaciones internacionales, emplean el término “dating aggression y/o dating violence”, en España, el término más empleado es el de violencia en las relaciones de pareja adolescentes o violencia en relaciones de noviazgo.
Definiendo este tipo de violencia
Ryan Shorey, Gregory Stuart y Tara Cornelius definen la violencia en relaciones de noviazgo como aquellas conductas que implican agresiones físicas, psicológicas o sexuales entre los miembros de una pareja en el noviazgo. Otros autores, destacan que se trata de aquella violencia que implica cualquier intento de dominar o controlar a una persona de forma física, psicológica y/o sexual, causando algún tipo de daño.
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Desde la psicología, diversos autores intentan explicar las causas de esta violencia en las relaciones de pareja en adolescentes. Aunque actualmente son escasos los estudios que han abordado de forma teórica el origen y mantenimiento de la violencia en estas parejas, existe cierta tendencia a explicarla desde teorías clásicas sobre agresividad o vinculadas a ideas sobre violencia de género en parejas adultas.
A continuación se exponen algunas de las teorías y modelos teóricos más relevantes, aunque no todos, para arrojar algo de luz sobre este problema.
Teoría del Apego
John Bowlby (1969) propone que las personas conforman su estilo de relación a partir de las interacciones y relaciones que establecieron durante la infancia con las principales figuras de apego (madre y padre). Dichas interacciones influyen tanto en el inicio como en el desarrollo del comportamiento agresivo.
Según esta teoría los adolescentes procedentes de hogares en los que observaron y /o sufrieron malos tratos, que muestran problemas en regular sus emociones, bajas habilidades para solucionar problemas y/o menor confianza en sí mismos, aspectos que también pueden deberse como consecuencia de lo anterior, mostraría mayores probabilidades de establecer relaciones de pareja conflictivas.
Desde esta perspectiva, las agresiones en la adolescencia se originarían por las experiencias negativas en la infancia, tales como conductas agresivas en los progenitores, maltrato infantil, apego inseguro, etc., y al mismo tiempo influenciarían la ocurrencia de patrones disfuncionales en la adultez. Sin embargo, no podemos obviar que las experiencias personales conllevan un proceso de elaboración individual que permitiría modificar estos patrones.
Profundizando: "La Teoría del Apego y el vínculo entre padres e hijos"
Teoría del Aprendizaje Social
Propuesta por Albert Bandura en 1973 centrada en los conceptos del modelado y el aprendizaje social, explica como el aprendizaje en la infancia se produce a través de la imitación de aquello que observamos.
Las conductas agresivas en la relación de pareja adolescente, se producirían por el aprendizaje de las mismas bien por experiencia personal o bien por ser testigo de relaciones en las que existe violencia. Por tanto, las personas que experimentan o se encuentran expuestas a violencia mostrarán una mayor probabilidad de manifestar conductas violentas en comparación a aquellas que no han experimentado o han estado expuesta a la misma.
Sin embargo, debemos considerar que cada persona realiza un proceso de construcción propio sobre su experiencia y no se limita exclusivamente a copiar las estrategias de resolución de conflictos de los padres. Además, algunos estudios han constatado que no todos los adolescentes que han perpetrado o han sido víctimas de agresiones en sus parejas, en su infancia experimentaron o fueron testigos de conductas agresivas en sus hogares, entre sus amigos o con parejas previas.
Perspectiva Feminista
Autoras como Lenore Walker (1989) explica que la violencia en las parejas tiene su origen en la distribución social desigual basada en el género, que produce mayor poder para el hombre con respecto a la mujer. Según esta perspectiva la mujer es contemplada como objeto de control y dominio por el sistema patriarcal a través de los principios de la teoría del aprendizaje social, los valores socioculturales del patriarcado y la desigualdad de género, trasmitidos y aprendidos a nivel individual. La violencia de género es la violencia cuya finalidad es mantener el control y/o dominio en una relación desigual, en la que ambos miembros han recibido diferente socialización.
Esta perspectiva teórica ha sido adaptada a la violencia en las relaciones adolescentes, considerando las múltiples evidencias de la influencia que ejercen los sistemas de creencias tradicionales en los roles de género, tanto en la aparición como en el mantenimiento de la violencia. Esta adaptación explica y analiza porqué las agresiones que los chicos comenten, muestran tendencia a ser de mayor gravedad, y analizar las posibles diferencias entre ambos géneros, por ejemplo con respecto a las consecuencias.
Teoría del Intercambio Social
Propuesta por George C. Homans (1961), indica que la motivación de las personas reside en obtener recompensas y en reducir o eliminar los costes en sus relaciones de pareja. Así, el comportamiento de una persona variará en función de la cantidad y del tipo de recompensa que considera que recibirá.
Por tanto, la violencia en las relaciones de pareja se emplea como una forma de reducir los costes, ganando a través de las agresiones mayor control y poder. La búsqueda de control por parte del agresor estaría relacionada con la reducción de otro de los posibles costes de las relaciones, la incertidumbre, el no saber qué piensa el otro, qué hace, dónde se encuentra, etc. En esta línea cuanto menor sea la reciprocidad en una interacción determinada, mayor será la probabilidad de comportamientos emocionales basados en la ira o violencia.
A su vez, tales comportamientos producirán que el individuo se sienta en desventaja y aumentará la posibilidad de que la interacción se torne más peligrosa y violenta. Así el principal beneficio de la violencia es la obtención del dominio sobre otro individuo y las probabilidades de que un intercambio violento finalice, aumentan cuando los costes del comportamiento violento son mayores que los beneficios que produce.
Enfoque Cognitivo-Conductual
Centra la explicación de la violencia en relaciones de pareja en las cogniciones y procesos cognitivos, resaltando que las personas buscan la consistencia entre sus pensamientos y entre estos y sus conductas. La presencia de distorsiones cognitivas o incongruencias entre estos, producirá emociones negativas que pueden propiciar la aparición de violencia.
Sin embargo, el enfoque cognitivo-conductual se ha centrado más en la explicación de las distorsiones cognitivas que se producen en los agresores por ejemplo, ante una misma situación en la que la pareja no está presente, el agresor mostrará mayor tendencia a pensar que su pareja no le ha esperado en casa con el fin de fastidiarle o como una forma de faltarle al respeto, lo que producirá emociones negativas, por su parte una persona que no es agresora, pensará que ello es debido a que su pareja estará ocupada o divirtiéndose y le producirá emociones positivas y se alegrará por ello.
Modelo Ecológico
Fue planteado por Urie Bronfenbrenner (1987) y adaptado por White (2009) para explicar la violencia en las relaciones de pareja, pasando a denominarse modelo socio-ecológico. Explica la violencia en las relaciones de pareja a través de cuatro niveles que van desde el más general al más concreto: social, comunitario, interpersonal e individual. En cada uno de los niveles existen factores que aumentan o disminuyen el riesgo de perpetración de violencia o victimización.
Así las conductas violentas en una relación de pareja se situarían en este modelo a nivel individual y se desarrollarían debido a la influencia previa de los otros niveles. Esta influencia de los diversos niveles, proviene de la visión tradicional de división del poder en la sociedad a favor de los hombres, al igual que en la Teoría Feminista.
Plantea que los comportamientos violentos contra la pareja son influenciados por las creencias a nivel social (por ejemplo, la distribución del trabajo para hombres y mujeres, división sexual del poder), a nivel comunitario (como la integración de las relaciones sociales diferenciadas por género integradas en escuelas, lugar de trabajo, instituciones sociales, etc.), a nivel interpersonal (como las creencias de ambos miembros de la pareja sobre cómo debe ser la relación), y a nivel individual (por ejemplo, qué piensa el individuo sobre qué es lo “adecuado” o no en una relación). Aquellos comportamientos que incumplan tales expectativas asumidas en función del género, aumentarán las probabilidades de conductas violentas y utilizarán dichas creencias para justificar el uso de la violencia.
Conclusiones
Actualmente existen diversas teorías o perspectivas, se ha producido cierto avance científico en este campo y las nuevas investigaciones se han interesado en explicar la violencia en las relaciones sentimentales de los adolescentes, revisando las teorías tradicionales y aquellas teorías que se centran en cualquier tipo de violencia interpersonal.
Sin embargo, a pesar del reciente avance científico sobre este ámbito, aún quedan muchas incógnitas por resolver que permitan llegar a conocer los factores tanto individuales como relacionales sobre el origen, las causas y el mantenimiento de la violencia en el noviazgo. Este avance permitiría ayudar a los adolescentes tanto a identificar si sufren violencia por parte de su pareja como a prevenir su aparición, al igual que a identificar aquellos factores que pueden originar la violencia de género en parejas adultas e iniciar su prevención desde la adolescencia.
Referencias bibliográficas:
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