A pesar del relativamente progresivo avance en la búsqueda de igualdad de derechos para todos los miembros de la sociedad, la violencia de género sigue siendo a día de hoy un problema frecuente de nuestra sociedad.
Desde la psicología se ha intentado trabajar tanto sobre la víctima como sobre el entorno social e incluso sobre el agresor. En este último caso, se ha intentado establecer un patrón o perfil típico del maltratador. Si bien hay muchos tipos de maltrato y maltratador/a, si que es posible encontrar algunas características típicas de este tipo.de agresores.
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La violencia de género
Se entiende por violencia de género toda aquella conducta, comunicación o ausencia de estas producida llevadas a cabo por parte de un sujeto con el fin de causar un daño físico, psicológico o sexual a otro debido o por motivos derivados de su pertenencia a un sexo o género concretos.
La persona que realiza el acto perjudicial, el maltratador o maltratadora, comete dichos actos de forma voluntaria e intencional conociendo que dichos actos suponen una vulneración de los derechos de la parte agredida. La violencia puede ser ejercida de forma directa o indirecta, a través de agresiones físicas, vejaciones, amenazas o coacciones. En ocasiones la violencia no es ejercida sobre la propia pareja, sino que se agrede al entorno o a los hijos de esta con el fin de provocar su sufrimiento.
Las estadísticas reflejan que una gran mayoría de los maltratos son ejercidos por parte de hombres hacia mujeres, generalmente iniciándose las actitudes y conductas maltratadoras durante la adolescencia o juventud temprana.
También existen casos de inicio tardío, así como casos en que el maltrato es ejercido por parte de la mujer hacia el hombre (si bien generalmente no es reconocido como violencia de género).
Hay un gran número de variables que pueden acabar generando que un individuo acabe ejerciendo malos tratos, con lo que no resulta sencillo establecer un perfil general de la figura del maltratador en la violencia de género. A pesar de ello a continuación veremos una docena de rasgos comunes en la mayoría de los casos.
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El perfil del maltratador
Si bien no existe un único tipo de maltratador y todos ellos tienen características que los hacen diferentes entre sí, existen una serie de elementos que tienden a ser comunes en casi todos los casos. A continuación se indican una serie de doce rasgos que suelen ser compartidos por la mayor parte de los maltratadores.
1. Suelen tener buena imagen pública
No es infrecuente que cuando se conocen casos de malos tratos surjan voces de sorpresa entre las personas que conocen al maltratador. Esto se debe a que fuera del hogar el o la maltratadora tiende a actuar con perfecta normalidad, no habiendo por lo general en su conducta signos visibles de hostilidad hacia su pareja y tratándola tanto a ella como al resto con cordialidad y afecto. Es en el hogar, en la vida privada, donde el individuo en cuestión manifiesta y descarga su agresividad.
2. Sentimientos de inferioridad y baja autoestima
Un denominador común en la mayor parte de maltratadores es la presencia de baja autoestima y de sentimientos de inferioridad respecto a sus semejantes. Dichos sentimientos de inferioridad provocan una profunda frustración que se puede transformar fácilmente en violencia.
Por otro lado, la frustración que produce ver las cosas desde la perspectiva de quien tiene la autoestima baja, en ciertos casos, lleva a expresar la ira a través de la violencia contra quien es más débil físicamente o contra quien está en una situación de vulnerabilidad por causas relacionadas con el contexto. Además, se busca un lugar seguro en el que ejercer esa violencia, y el ámbito doméstico suele serlo para el agresor, ya que ofrece intimidad, lejos de las miradas de quien se teme.
3. Motivación por el poder
Por norma general, el o la maltratadora tiende a tener una elevada necesidad de poder. Estos sujetos tienden a necesitar imponer las propias opiniones o que las cosas se hagan a su manera, al menos en círculos sociales pequeños, aquellos en los que pueden intentar hacerse respetar mediante la violencia (en vez de conseguirlo, en ocasiones causan miedo, algo muy diferente al respeto).
Debido en gran parte a los sentimientos de inferioridad antes mencionados o a la ausencia de control en diversos dominios vitales importantes para el agresor, el individuo en cuestión pueden desembocar en la necesidad de ejercer control y dominio sobre la pareja, a quien tienden a considerar inferior.
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4. Internalizan estereotipos de género
La violencia de género recibe ese nombre debido a que la causa del ejercicio de la violencia está vinculada al sexo de la persona objeto de agresión. Por consiguiente, la mayor parte de maltratadores utilizan como pretexto para la agresión los roles de género, utilizándolos para remarcar su papel y el de su pareja y castigando las conductas y pensamientos que se alejen de ello.
Así, la mujer ha de ser sumisa, cariñosa y dependiente mientras que el hombre ha de ser fuerte, dominante y estoico. Si uno de los dos no cumple dichos papeles aparece frustración y agresividad.
5. Bajo nivel de asertividad
Otro aspecto relevante en una gran cantidad de maltratadores es la ausencia de una capacidad de responder asertivamente a los diferentes problemas que les pueden ocurrir día a día. Así, los problemas y los cambios les frustran y suelen reaccionar de forma aversiva ante ellos. Defienden sus derechos de forma agresiva sin tener en cuenta los deseos de los otros y situando sus necesidades en primer lugar.
6. Relaciones de dependencia
Si bien no se cumple en todos los casos, es común que en la estructura de la personalidad del maltratador tienda a haber cierta dependencia del entorno. Dicha dependencia provoca miedo y cierta fijación ante la idea de ser abandonado, cosa que en el caso del maltratador se traduce en un aumento del control hacia la pareja, un elevado nivel de celos hacia otros posibles "competidores", el intento de aislarla y hacer que dependa del agresor/a e incluso la agresión física.
7. Inestabilidad emocional e impulsividad
Por norma general el maltratador tiende a tener un elevado nivel de neuroticismo. Esto quiere decir que tiene una emocionalidad lábil que puede pasar rápidamente de la alegría a la tristeza, o del afecto al desprecio. Esta falta de estabilidad facilita la frustración y la tensión interna, que junto a una elevada impulsividad y un pobre control de los impulsos puede desencadenar una agresión.
8. Egocentrismo
Un aspecto relevante que comparten la mayor parte de maltratadores es la tendencia a centrarse en sus propias necesidades y preocupaciones, ignorando las de los demás o las consecuencias que la propia conducta en los otros.
9. Celos y posesividad
El individuo que maltrata tiende a temer que la pareja le abandone o le ponga en evidencia, con lo que intenta evitar que se vea influenciada o atraída por sujetos externos que puedan alejarla de ella, reaccionando de forma violenta a supuestas interacciones con personas ajenas a la pareja al considerar que pueden arrebatarsela.
La persona maltratada es considerada un elemento de su propiedad que debe permanecer fiel y cumplir sus designios. Se establecen conductas controladoras y se sesga la percepción en búsqueda de la confirmación de sus temores.
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10. Niveles bajos de empatía
Uno de los aspectos más claramente visibles en los maltratadores es el poco nivel de empatía que manifiestan con sus víctimas. No suelen ponerse en el lugar del agredido o eligen voluntariamente ignorar su punto de vista, no teniendo en cuenta los efectos psíquicos y/o emocionales que el maltrato tiene sobre la víctima más allá del control de su conducta.
11. Minimizan la violencia o culpabilizan a los demás
Otro factor frecuente a pesar de que no se da en todos los casos es el hecho de que el maltratador tiende a considerar la violencia ejercida como justificada, disminuir la importancia de sus efectos o situar la culpa en la actuación de la pareja o en otros factores como el alcohol o las drogas.
12. Capacidad de manipulación
Si bien no en todos los casos, a pesar de tener una capacidad de empatía muy reducida muchos maltratadores reincidentes posean una elevada capacidad de manipulación y sugestión. Si bien también depende de la situación y de la personalidad de la víctima, en algunos casos se ha manifestado la capacidad de convencerlas de que las conductas agresivas se han llevado a cabo por su bien, que son normales o incluso de que la agresión era merecida.
También pueden predisponer a la víctima a desconfiar de su entorno y alejarse de él poniéndola en malos términos con sus seres queridos, aislándola y haciendo que dependa en exclusiva del o la agresor/a.