Cuando leemos un texto, así como cuando observamos a nuestro alrededor, nuestra mente realiza una serie de actividades o tareas que nos permiten comprender el contenido de estos más allá de la información explícita que de ellos recibimos.
Este proceso de percepción y elaboración de la información que tiene como producto la producción una serie de conclusiones es conocido como pensamiento inferencial. En este artículo hablaremos de las características de este procedimiento, así como de los diferentes tipos que existen y de cómo potenciar su desarrollo.
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¿Qué es el pensamiento inferencial?
Por pensamiento inferencial entendemos la capacidad o habilidad interpretar, combinar ideas y elaborar una serie de conclusiones a partir de ciertos datos o información percibida. Gracias a esta capacidad, podemos determinar o identificar cierta información que no se encuentra de manera explícita en la fuente.
Para ello la persona se sirve de sus propios esquemas cognitivos y de las experiencias previas, así como de una serie de guiones y modelos proporcionados por la propia cultura.
Este término proviene del ámbito de la psicolingüística, el cual lo atribuyó al segundo nivel que alcanza la persona en un proceso de comprensión lectora. Dentro del cual permite al lector elaborar conclusiones más allá de la información obtenida de manera directa del texto.
Esta habilidad consiste en un proceso muy complejo en el que el lector realiza una elaboración cognitiva de la información obtenida en el texto, la cual se combina con los propios esquemas mentales para dar como resultado la representación del significado de un escrito.
No obstante, este sentido que se le da a la información no parte directamente de las palabras escritas sino de la cognición del propio lector. Esto significa que el pensamiento inferencial traspasa el límite de la comprensión de la información plasmada en el texto de manera explícita, ya que obliga al lector a utilizar sus propios guiones o esquemas cognitivos para poder alcanzar dicha comprensión.
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Los componentes de este proceso psicológico
Para poder realizar todo el proceso del pensamiento inferencial, la persona necesita del correcto funcionamiento de tres elementos esenciales:
1. Sistema sensorial
Nos permite percibir y tratar la información que recibimos mediante la vista y el oído
2. Memoria de trabajo
Se realiza el procesamiento y la integración de la información mientras esta es recibida
3. Memoria a largo plazo
Su principal función es la de almacenar los esquemas mentales gracias a los cuales podemos llevar a cabo el pensamiento inferencial
Como conclusión, la consecución del correcto funcionamiento del pensamiento inferencial no solo nos ayuda a comprender la información, sino que además nos ayuda a entender el mundo que nos rodea. Todo ello sin tener que recurrir a la información directa o explícita que este nos suministra.
¿Qué tipos existen?
Tal y como comentábamos, el pensamiento inferencial nos permite elaborar representaciones o imágenes cognitivas partiendo de una información sensorial y utilizando nuestros propios esquemas mentales. El producto de este proceso se conoce como inferencia, existiendo diversos tipos de estas según su grado de complejidad.
1. Inferencias globales
También llamadas “inferencias coherentes”, son producto de un proceso de pensamiento inferencial en que la información es organizada en grandes unidades temáticas que nos permiten asociar la información textual con la información de nuestra memoria.
Esto significa que el lector elabora una serie de conclusiones o resoluciones generales a raíz del conjunto del texto que acaba de leer.
Un ejemplo de inferencias globales lo encontramos en la comprensión de la moraleja de una historia o en cuando pensamos en la intención que tenía el escritor de la obra.
2. Inferencias locales
Conocidas igualmente como inferencias cohesivas, estas inferencias nos ayudan a comprender y sacar conclusiones de un texto mientras lo estamos leyendo. En ellas se realizan las interpretaciones a partir de información específica de un párrafo o frase concreta,
Gracias a ellas podemos otorgar sentido a la información leída, durante el mismo momento de la lectura.
3. Inferencias posteriores a la lectura
Este tipo de inferencias se dan una vez la persona ha acabado de leer el texto y su función principal es la de entender el porqué de ciertos sucesos o hechos que se relatan en el texto.
Por ejemplo, hacen referencia a la interpretación de algunas consecuencias causales que pueden aparecer en la narración. Es decir, la persona puede comprender el porqué de los hechos concretos que ocurren en el texto.
¿Cómo podemos desarrollarlo?
Debido a que el pensamiento inferencial se trata de una habilidad, este desarrolla a lo largo de la vida de la persona y como tal, es susceptible de entrenarse y desarrollarse mediante una serie de técnicas o estrategias.
Esta capacidad puede ser observada ya en niños de solamente tres años. Por lo tanto, a partir de esta edad podemos potenciar el desarrollo del pensamiento inferencial y así favorecer tanto la comprensión lectora del pequeño como la comprensión de lo que ocurre a su alrededor.
Para ello, podemos utilizar algunas herramientas o estrategias especialmente elaboradas para desarrollar esta habilidad. No obstante, al tratarse de un progreso gradual, deberemos tener en cuenta el nivel de desarrollo del niño y adaptar estas técnicas a sus capacidades.
Algunas de las herramientas que favorecen el pensamiento inferencial son:
1. Elección de textos apropiados
La elección de textos cuyo nivel de dificultad sea el adecuado para las capacidades del niño es esencial como primer paso a la hora de desarrollar el pensamiento inferencial.
Los textos deberán suponer un pequeño reto para el lector. Es decir, que puedan dar lugar a cierto nivel de inferencia pero sin resultar demasiado complicados, puesto que sino puede generar sentimientos de frustración o aburrimiento.
2. Realizar preguntas sobre el texto
Elaborar preguntas acerca del texto que requieran de cierto grado de inferencia, es decir, no preguntar acerca de cosas que se encuentren plasmadas de manera explícita, así como pedir al alumno que realice sus propias observaciones y saque conclusiones acerca de la narración.
3. Realizar predicciones
Otra opción es pedir al niño que intente predecir qué ocurrirá a continuación, mientras este realiza la lectura. Pedir que elabore sus propias teorías e hipótesis y que explique en qué basa dichas conclusiones.
4. Aprendizaje por modelado
Finalmente, en niños más pequeños o con menos capacidades, el propios educador puede servir de modelo a la hora de realizar el pensamiento diferencial. Para ello, este deberá describir el proceso mental que está realizando, de esta manera se proporciona al niño un ejemplo de pauta que puede imitar.
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