Vemos, oímos, olemos, tocamos…en definitiva, percibimos los estímulos que nos rodean. Procesamos esas informaciones y en base a esas percepciones nos formamos una idea de lo que ocurre a nuestro alrededor para posteriormente actuar en consecuencia. Puede que para la mayoría de las personas lo que percibimos sea lo que ocurre en realidad, pero no todo el mundo percibe ni procesa lo mismo y del mismo modo.
Cada uno tiene un estilo cognitivo concreto que nos hace ver la realidad de manera particular y fijarnos más o menos en determinados aspectos.
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Los estilos cognitivos: el concepto
El concepto de estilos cognitivos hace referencia al conjunto de diferentes maneras de percibir, procesar, almacenar y utilizar la información disponible en el medio. Se trata de un conjunto de habilidades principalmente cognitivas que se ven influidas por diferentes aspectos y que rigen la manera en que captamos lo que nos rodea, lo que a su vez influye en nuestra manera de actuar.
Estrictamente hablando, el estilo cognitivo es la forma en la que actúa nuestra mente independientemente del contenido de ésta. El estilo en cuestión va a depender de la personalidad del individuo, las capacidades en las que se haya focalizado y el aprendizaje que haya realizado a lo largo de su vida.
Los estilos cognitivos, tal y como indica el término, vienen determinados por un conjunto de parámetros predominantemente cognitivos. Sin embargo, también se ven influidos por la esfera emocional y la integración de valores y motivaciones. De hecho, se conceptualizan como el reflejo de la relación entre cognición y afecto y configuran uno de los principales elementos que permiten la formación de la personalidad y la existencia de diferencias individuales. En parte son adquiridos a lo largo de la vida, pero existen influencias biológicas que predisponen hacia un estilo u otro.
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Principales tipologías de estilo cognitivo
En general, los principales tipos de estilo cognitivo se han clasificado en continuos bipolares que dan cuenta de una manera concreta de observar la realidad.
No se es necesariamente una cosa u otra, sino que nuestro estilo puede estar situado en algún punto intermedio. A continuación se exponen algunos de los principales estilos considerados por diversos autores, siendo los más relevantes y analizados los tres primeros.
1. Dependencia vs Independencia de campo
Este factor hace referencia a la capacidad de abstraer aquello que se está analizando o captando del contexto en el que aparece.
El dependiente de campo suele tener una visión global de la situación y pueden verse influidos por este, mientras que los independientes de campo suelen realizar un análisis más independiente focalizado en el objeto al que prestan atención pero sin valorar del mismo modo el contexto en el que aparece. Mientra que el primero tiene un marco de referencia externo centrado en la situación el segundo parten de un marco de referencia centrado en sí mismos.
Por otro lado, el dependiente de campo suele tener más interferencias en la memoria si bien suele detectar más los elementos sobresalientes a la hora de formar conceptos, ser más sugestionables y visuales, más sociables y afectivamente menos controlados. Por contra el independiente suele ser más verbal, captar más las fronteras entre las cosas y las personas, más organizados y menos influenciables.
Generalmente se tiende a que la independencia de campo vaya en aumento hasta los 25 años, momento en que se estabiliza. La independencia hace menos probable ser influidos por variables contextuales, pero ello puede ser contraproducente dado que no se tiene en cuenta la totalidad de variables que afectan a la realidad. De este modo, tanto el dependiente como el independiente tienen ventajas y desventajas en diferentes aspectos.
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2. Reflexividad vs Impulsividad
En esta ocasión se está haciendo mención a la velocidad de reacción ante los estímulos. El impulsivo va a responder de manera rápida y activa, si bien con una mayor posibilidad de cometer errores. Por otro lado el reflexivo se toma su tiempo para analizar y evaluar la situación, cosa que aunque les permite una mayor precisión y eficacia los hace más lentos e inactivos.
No se trata solo de la velocidad sino también del modo de afrontar la realidad. El reflexivo suele evaluar más opciones y realizar más comprobaciones previamente, mientras que el impulsivo es más global. El reflexivo suele ser más tranquilo y autocontrolado aunque más indeciso mientras que el impulsivo suele ser más ansioso, sensible y desconfiado.
3. Sensorial vs Intuitivo
En esta ocasión el estilo cognitivo utilizado puede variar entre el uso de los datos disponibles a través de los sentidos y el uso de la imaginación y la intuición para captar relaciones más allá de lo perceptible. El sensorial se basa en las informaciones ya existentes, mientras que el intuitivo tiende a tener una mentalidad un poco más centrada en la elaboración espontánea y ir más allá de lo que los datos disponen.
4. Verbal vs Visual vs Háptico
En esta ocasión la divergencia se encuentra en la manera en que la persona capta mejor la información, si por vía icónica o auditiva. También existe el háptico, que capta mejor la realidad a través del tacto. Este último suele vincularse a infantes y ancianos mientras que los dos primeros son más propios de jóvenes y adultos.
5. Global vs Analítico / Holístico vs Serial
Semejante a la dependencia e independencia de campo, pero esta vez centrada ya en el propio objeto o situación en vez de en el contexto. el estilo global se centra en identificar el objeto en su totalidad como una única unidad y emprende su análisis como tal. Se procesa todo en bloque. Sin embargo, el estilo análitico subdivide el todo en diferentes detalles a partir de los cuales empieza a procesar la información sin necesitar de conocer la totalidad de los datos.
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6. Convergente vs Divergente
Vinculado en parte a la creatividad, mientras que el estilo convergente se centra en buscar una solución concreta a partir de la convergencia de la información disponible, el divergente intenta proponer alternativas diversas entre las cuales puede ser difícil escoger.
7. Nivelador vs Agudizador
Los estilos cognitivos de esta dimensión se refieren a la capacidad o el grado en el que los sujetos son capaces de ver semejanzas y diferencias entre estímulos. Mientras que el nivelador tiende a ignorar o a infraevaluar las diferencias entre elementos para simplificar y ello les permite generalizar con mayor facilidad, los agudizadores tienden a retener las diferencias y remarcarlas, distinguiendo con mayor claridad diferentes elementos.
8. Tolerante vs Intolerante
Esta dimensión hace referencia a la capacidad de cada persona de tener flexibilidad y apertura mental hacia la posibilidad de la existencia de elementos divergentes con lo esperado y establecido por la norma o la propia observación. El tolerante acepta la posibilidad de que existan otras alternativas y es capaz de modificar sus estructuras cognitivas para abarcarlas, mientras que el intolerante no hace tal cosa.
Importancia de los estilos cognitivos
Los estilos cognitivos son un elemento importante de nuestra persona que puede ayudar a comprender mejor cómo cada persona procesa la información proveniente del entorno o de su interior. Más allá de los descriptivo esto puede tener implicaciones en diversas áreas tales como la educación o la práctica clínica.
Por ejemplo, un niño con un procesamiento principalmente visual encontrará más complejo captar la información verbal y recordará mejor los conocimientos si se aplican gráficas o estímulos centrados en la vista. Es lo que ocurre con muchos niños con diferentes trastornos, como en muchos casos de trastorno del espectro autista o en muchos trastornos del habla, en los que el uso de pictogramas e informaciones más visuales facilitan la comprensión y adquisición de habilidades y conocimientos.
A nivel clínico también tiene gran relevancia si tenemos en cuenta que el estilo cognitivo facilita interpretar la realidad de determinada manera. Por ejemplo, se ha identificado que pacientes dependientes de campo suelen tender más a patologías como la depresión, mientras que los independientes de campo lo hacen hacia trastornos psicóticos. Del mismo modo, el impulsivo tiende al estrés, o el reflexivo puede acercarse a los trastornos obsesivos.
Tener en cuenta los estilos cognitivos puede ser de gran ayuda para establecer planes individualizados en diversidad de áreas, permitiendo una mejora sustancial de las capacidades y bienestar de cada persona a partir del ajuste de las expectativas y las ayudas que se les ofrezcan para avanzar.
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