La mayoría de personas viven pensando en los sucesos negativos que les han pasado, o preocupadas por todo lo malo que puede llegar.
En situaciones así, la mente se olvida del presente y divaga entre el pasado y el futuro. Por ello, a través del Mindfulness los profesionales de la psicoterapia pretendemos que las personas sean capaces de vivir su vida experimentado su presente y con atención plena.
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Comprendiedo el Mindfulness
La traducción oficial en español de Mindfulness es "Atención Plena". ¿Y qué es eso de Atención Plena?
La práctica del Mindfulness consiste en prestar atención a una sola cosa, de forma sostenida en el tiempo y sin emitir juicios. El objetivo aquí no es dejar la mente en blanco, ya que cuanto más trates de hacerlo más complicado será, sino focalizar la atención en el momento presente.
Si le das a tu mente algo en lo que fijarse, como por ejemplo tu propia respiración, vas entrenando a tu mente a redirigir tus pensamientos y atención hacia donde tú quieres. Cuando prestamos atención a una sola cosa, la mente se calma y nos lleva a un estado de mayor tranquilidad.
La meditación no es algo sencillo; estamos acostumbrados al famoso multitasking (hacer muchas tareas al mismo tiempo) y cuando tratamos de concentrarnos en una sola cosa nuestra mente empieza a divagar: nos asaltan preocupaciones, pensamientos negativos, creencias limitantes, etc.
En los talleres de Mindfulness es común que los pacientes se frustren por no lograr permanecer en ese presente y dejarse llevar por sus distracciones. Sin embargo, es muy importante no vivir el proceso desde la impaciencia, el juicio y la frustración.
Habiendo entendido estos conceptos básicos del Mindfulness, podemos introducir el concepto de mindful eating.
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¿Qué es el Mindful Eating?
Vivir tu vida desde la Atención Plena no solo se aplica al momento de meditación como tal. Podemos ver una serie, salir a pasear e incluso comer desde la Atención Plena.
El Mindful Eating implica comer siendo consciente del sabor y olor de los alimentos, estar atentos a las señales de saciedad y estar conectados con las emociones que experimentamos en el presente.
Aquí entra el concepto de hambre emocional. ¿Cómo podemos diferenciar entre el hambre emocional y el hambre fisiológica?
El hambre emocional aparece de improviso, no lo hace de manera gradual, y cuando surge nos suelen apetecer más alimentos dulces o calóricos. Solemos empezar a comer por una emoción concreta (rabia, tristeza, aburrimiento, etc.) y sentimos cierto alivio al ingerir el alimento.
No obstante, este alivio sólo dura unos segundos. Acto seguido aparece la emoción inicial por la que empezamos a comer, y esta vez puede que con más fuerza, ya que se le suma la culpa.
Si acudimos a la comida para calmar una emoción, lo más peligroso no es engordar, es obviar una necesidad emocional que no está siendo atendida. El hambre emocional llega a nuestra vida para gritarnos algo. Puede llegar por una falta de autocuidado, por una mala gestión del estrés laboral o por problemas en las relaciones interpersonales. No obstante, si comemos en vez de atender nuestras necesidades reales, el hambre emocional gritará con más fuerza.
A mis pacientes siempre les expongo esta metáfora: comer para, por ejemplo, calmar la tristeza, es como rascarse una picadura de mosquito. En el momento alivia, pero a la larga es peor.
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La técnica HEVA
Una de las técnicas más utilizadas en sesiones de psiconutrición es la técnica HEVA. ¿Te apetece ponerla en práctica?
Durante esta semana quiero que respondas a las siguientes preguntas en cada comida y cena.
H de hambre
Del o al 10, puntúa la respuesta a esta pregunta: ¿Cuál es tu nivel de hambre real?
E de emoción
¿Crees que estás calmando o has intentado calmar alguna emoción con esta ingesta?
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V de velocidad
¿Cómo de rápido o despacio estás comiendo? Si comemos demasiado rápido muchas veces no detectamos que ya estamos llenos. Si esperas unos minutos, te darás la oportunidad de comprobar si realmente necesitas ingerir más alimento o si por lo contrario ya te sientes totalmente satisfecho.
A de atención, Atención Plena
¿Dónde estás poniendo el foco de atención? Es esencial que cuando comamos evitemos el famoso multitasking.
Ver la televisión, trabajar, estudiar o realizar cualquier otra actividad mientras comemos, implica que no tenemos puesto el foco de atención en la actividad de comer. Eso invita precisamente a comer más rápido, no disfrutar del sabor de los alimentos y por ende puede facilitar el atracón o el comer de manera compulsiva.
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