Nos han acostumbrado a separar todo: la ciencia por un lado, la espiritualidad por otro, y la psicología como algo totalmente distinto de las prácticas más meditativas u holísticas. Pero la verdad es que todas estas herramientas pueden juntarse y ayudarnos a un mismo objetivo: sentirnos mejor. En este artículo, queremos contarte cómo el mindfulness puede usarse de muchas maneras para cuidar tu salud mental. ¡Sigue leyendo!
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness, o atención plena, viene de una palabra en pali llamada "sati", que significa estar consciente y recordar. En pocas palabras, es una práctica que te ayuda a centrarte en lo que está pasando ahora mismo, observando lo que piensas y sientes sin juzgarlo.
Con ayuda del mindfulness, en lugar de reaccionar sin pensar, aprendes a responder de una manera más tranquila. Aunque tiene sus raíces en enseñanzas budistas, el mindfulness se ha adaptado y respaldado por la ciencia, y se ha convertido en una herramienta muy útil para mejorar el bienestar emocional y mental de las personas.
¿Para qué sirve el mindfulness?
El mindfulness, por sí solo, es una forma sencilla y efectiva de manejar el estrés, enfocarte mejor y sentirte más en equilibrio emocional. Te ayuda a estar presente, al tiempo que notas tus pensamientos y emociones sin dejar que te controlen. Además, entre muchas otras cosas, esta herramienta también puede aliviar la ansiedad, mejorar cómo duermes y darte más claridad para enfrentar momentos complicados.
En psicoterapia, el mindfulness se ha incorporado en enfoques como la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness (MBCT) y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Estas terapias buscan ayudarte a relacionarte de manera diferente con tus pensamientos y emociones, para que, en lugar de luchar contra ellos o evitarlos, aprendas a observarlos con curiosidad y aceptación.
Por ejemplo, si sientes ansiedad constantemente, el mindfulness puede ayudarte a reconocer las señales de tu cuerpo y mente sin dejarte llevar por el pánico. Si sufres de depresión, esta práctica puede reducir la rumiación, es decir, ese ciclo de pensamientos negativos que parece no tener fin.
Esta herramienta también ha demostrado ser útil en el tratamiento de trastornos como el TOC y el trauma, ya que fomenta una mayor autocomprensión y te permite enfrentarte a tus emociones desde un lugar más sereno. El mindfulness no reemplaza la terapia psicológica, pero es un excelente complemento. Al practicarlo, puedes identificar patrones de pensamiento negativos y aprovechar al máximo las herramientas que te da tu terapeuta.
¿Cómo comenzar a practicar mindfulness?
Si quieres empezar con el mindfulness, lo mejor es hacerlo simple. Ten en cuenta que no necesitas dedicar horas ni ser un experto y que con unos minutos al día ya puedes notar la diferencia. Aquí te dejamos algunas ideas para empezar:
1. Encuentra un lugar tranquilo
Busca un espacio donde puedas estar unos minutos sin interrupciones. Puede ser un rincón de tu casa o un lugar al aire libre. No hace falta que sea perfecto, solo que te permita concentrarte.
2. Enfócate en tu respiración
Una forma fácil de practicar mindfulness es prestar atención a tu respiración. Siéntate cómodo, cierra los ojos si quieres (si no, también es válido), y siente cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. Si te distraes, vuelve a concentrarte en la respiración.
3. Haz un escaneo corporal
Este ejercicio consiste en que te centres en distintas partes de tu cuerpo. Nota cómo se sienten, si hay tensión o comodidad. Es ideal para relajarte o para reconectar con tu cuerpo después de un día largo.
4. Practica la atención plena en tu rutina diaria
No tienes que estar sentado para practicar mindfulness. Puedes hacerlo mientras comes, caminas o incluso lavas los platos. Por ejemplo, cuando comas, presta atención a los sabores, las texturas y las sensaciones de cada bocado.
5. Usa apps o guías
Si no sabes por dónde empezar, las aplicaciones de mindfulness o meditaciones guiadas son una gran ayuda. Hay muchas opciones para principiantes que te guían paso a paso.
6. Hazlo a tu ritmo
No tienes que practicar todos los días ni dedicar el mismo tiempo, así que lo importante es que encuentres un ritmo que funcione para ti. Incluso unos pocos minutos al día pueden ser de gran ayuda si lo haces de manera constante.
Conclusiones
Aunque algunas personas puedan verlo así, el mindfulness no es una moda pasajera, sino una herramienta sencilla y efectiva para cuidar tu bienestar y que ya tiene varios años entre nosotros. Esta puede servir ya sea que quieras manejar el estrés, complementar tu terapia o simplemente estar más presente, esta práctica tiene mucho que ofrecerte, solo necesitas un poco de tiempo y paciencia para notar los cambios. ¿Te animas?