A todos nos ha pasado alguna vez sentir que un pensamiento en cuestión domina completamente tu mente y te ves incapaz de frenarlo o cambiarlo. Tener pensamientos dándote vueltas por la cabeza es normal, siempre que sea algo esporádico. Ahora bien, cuando esta rumiación merma la calidad de tu vida, es necesario acudir a un especialista.
En este último caso, estamos hablando de pensamientos obsesivos recurrentes, que interfieren en tu vida cotidiana y te impiden llevar una existencia normal. Se trata de un nivel mucho más alto que la simple rumiación esporádica, puesto que, en este caso, pueden deteriorar diversas áreas de tu vida e impedirte vivir de forma plena.
Analizar una cuestión no siempre es sinónimo de solución. De hecho, está comprobado que el sobrepensar no sólo no comporta soluciones, sino que te sumerge en un bucle del que cada vez te es más difícil salir. A este estado se le llama rumiación, puesto que los pensamientos van dando vueltas, estancados, sin establecer conexiones nuevas que puedan liberar su contenido. Esta rumiación genera en nosotros emociones muy negativas como la frustración, la impotencia, la rabia o la tristeza, y nos hace estar realmente agotados, puesto que el sobrepensar consume una cantidad extraordinaria de energía. Además, el estado de alerta en el que la mente está sumergida al intentar dar salida a ese bucle impide que pensemos de forma razonable.
A continuación, vamos a ver en qué consisten los pensamientos obsesivos y cómo comprenderlos, cuáles son sus características y, lo que es más importante, cómo hacer que desaparezcan de nuestro cerebro.
¿Qué son los pensamientos obsesivos y cómo funcionan?
Llamamos pensamientos obsesivos a aquellos que aparecen de forma repentina y sin previo aviso, se van repitiendo constantemente y, sobre todo (y esto es lo más importante) infringen un impacto considerable en nuestras emociones, lo que repercute en nuestra cotidianidad.
Los pensamientos obsesivos se nutren de la ansiedad que produce, precisamente, la aparición del pensamiento, lo que configura un círculo vicioso del que es muy difícil salir. Además, al ser pensamientos intrusivos (es decir, involuntarios y no controlados) pueden aparecer ante cualquier estímulo, lo que todavía aumenta más la sensación de descontrol de quien los sufre.
El origen de los pensamientos obsesivos es, invariablemente, el miedo. Este puede ser real o imaginario, pero siempre implica un hecho que se supone que va a pasar o que ha pasado y que nos afecta significativamente.
Generalmente, estos miedos están enfocados al futuro (aunque también pueden aparecer pensamientos obsesivos en los que se rumia acerca de algo que hemos dicho o hecho y sobre si ha sido adecuado). Están usualmente conectados con catástrofes que supuestamente ocurrirán, como un accidente de coche, la muerte de un ser querido, un despido laboral, etc. Las posibilidades de que el hecho suceda suelen ser bastante ínfimas, pero la persona intenta evitar el suceso con todas sus fuerzas. Pero ¿cómo controlar algo que no ha sucedido? Aquí es donde empieza la rumiación, donde la persona da vueltas a cada detalle en un intento desesperado (y ficticio) de controlar la situación.
- Artículo relacionado: "Cognición: definición, procesos principales y funcionamiento"
¿Qué puedo hacer para eliminar los pensamientos obsesivos?
Esta es, efectivamente, la pregunta del millón. ¿Cómo podemos hacer para eliminar (o, al menos, disminuir) la llegada de este tipo de pensamientos? A continuación, vas a encontrar algunas pautas que te pueden ayudar. Sin embargo, recuerda que lo mejor es que pidas ayuda a un profesional especializado.
1. Aceptación
Muy fácil de decir, y tan difícil de hacer. Sin embargo, la aceptación de la situación es algo crucial para la mejoría. Por tanto, acéptalo: estás teniendo pensamientos obsesivos que están mermando la calidad de tu vida. Ese es el primer punto para poner solución al problema.
2. Pon atención
Realiza con tus pensamientos una especie de investigación científica. ¿Cuándo apareció el pensamiento exactamente? ¿Bajo qué estímulo? ¿Dónde y con quién estabas cuando te vino a la mente? ¿Cómo reaccionas cuando el pensamiento aparece?
Todas estas preguntas te ayudarán a la hora de entender el proceso de este tipo de rumiación, así como sus causas. Recuerda que la detección del elemento causante del pensamiento obsesivo es elemental para entender qué está sucediendo.
- Quizás te interese: "Autoconocimiento: definición y 8 consejos para mejorarlo"
3. Practica ejercicio y mantén una dieta equilibrada
Está comprobado que el deporte y la buena alimentación contribuyen a “desatascar” las ideas obsesivas de nuestra mente. No solo eso; mantener relaciones sanas y practicar ejercicios de meditación o de relajación (como la respiración diafragmática) pueden ayudarte a rebajar el estrés, que está en la base de las rumiaciones.
- Artículo relacionado: "10 hábitos diarios psicológicamente saludables, y cómo aplicarlos a tu vida"
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo
La manifestación más límite de los pensamientos obsesivos es el llamado Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), clasificado en el DSM-IV como un trastorno de ansiedad que se manifiesta con obsesiones y compulsiones. Una de las claves en el diagnóstico de la enfermedad es que esta limita extraordinariamente la calidad de vida del paciente, hasta el punto de que le es muy difícil llevar una vida normal.
¿Qué son las obsesiones? Son pensamientos, ideas o incluso imágenes que aparecen en la mente del afectado de forma constante y desencadenan una respuesta ansiosa. Existen numerosos subgrupos de TOC; entre ellos, encontramos el miedo a la contaminación por gérmenes, el miedo a olvidar algo (lo que conlleva comprobaciones constantes y compulsivas), el miedo a perder el control y hacer daño a alguien y el miedo a tener pensamientos contrarios a la moral de la persona.
Por otro lado, las compulsiones, que en el TOC suelen acompañar a las obsesiones (aunque no siempre), son las conductas que el afectado repite una y otra vez, empujado por la necesidad de paliar la enorme ansiedad que está sintiendo. Entre las más usuales están el lavado compulsivo de manos, el organizar elementos de una forma concreta o comprobar cosas una y otra vez (como, por ejemplo, si se ha cerrado la llave del gas).
El TOC suele aparecer en edades muy tempranas, con una media situada en los 10 años, (aunque también es frecuente que se manifiesten los primeros síntomas hacia los 20 años) y es más frecuente en hombres que en mujeres. Además, es importante tener en cuenta que la evolución del TOC no es lineal, y pueden existir épocas de pocos síntomas sucedidas por episodios de agravamiento.
Es obvio que, si de vez en cuando tienes un momento nervioso y compruebas varias veces algo, ello no implica necesariamente que sufras TOC. La verdadera esencia de este trastorno es la absoluta incapacidad que tiene el afectado de controlar sus pensamientos y compulsiones, lo que le lleva a desperdiciar gran parte de su vida en estas conductas obsesivas; hecho que, finalmente, repercute de forma desfavorable en su calidad de vida.