La meditación es una práctica históricamente vinculada a determinadas tradiciones religiosas, y se ha dado tanto en el budismo y el hinduismo como en determinadas corrientes del cristianismo y el islam; sin embargo, hoy en día sabemos que esta puede ser aplicada fuera del contexto de la religión por los beneficios que aporta para el bienestar.
Y es que bien practicada, la meditación nos ayuda a hacer que nuestro cerebro rinda mejor tanto al abordar tareas complejas intelectualmente como vivencias emocionalmente demandantes. Por eso, en este artículo veremos de qué manera podemos lograr dicho efecto meditando como rutina el día a día.
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Los beneficios de la meditación para el rendimiento del cerebro humano
A lo largo de décadas de estudio, los profesionales de la psicología y de la salud han encontrado una serie de beneficios vinculados a la meditación, y algunos de ellos quedan reflejados en la manera en la que operan las células nerviosas de nuestro cerebro al procesar la información. Veamos en qué consisten estos cambios cerebrales vinculados con una mayor agilidad mental y capacidad de afrontar los retos.
1. Aumenta la concentración
Una de las primeras capacidades cognitivas que son mejoradas con una práctica frecuente de meditación diaria es la concentración, es decir, la capacidad de focalizar la atención en una tarea determinada durante un tiempo y de manera ininterrumpida.
Los profesionales de la psicología y la salud mental han demostrado en sus estudios que la meditación estimula la producción de GABA (un neurotransmisor inhibidor del sistema nervioso central), lo cual nos ayuda a concentrarnos mejor y dejar de tener la atención dividida en varios estímulos.
Esto nos ayuda de muchas maneras a nivel cotidiano, por ejemplo mejorando nuestro rendimiento en los exámenes de la escuela y la universidad o bien olvidando por unas horas las preocupaciones diarias que podamos tener y focalizando la atención en cualquier actividad importante que estemos haciendo.
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2. Permite desconectar de los pensamientos obsesivos
Esta posibilidad de desconexión de los problemas del día a día y de la rumiación de pensamientos es uno de los motivos principales por el que muchas personas meditan diariamente, ya que los beneficios de dicha práctica han sido demostrados ampliamente a la hora de superar pensamientos recurrentes angustiosos o generadores de malestar.
La meditación ayuda a sincronizar las redes neuronales de todas partes del cerebro al centrar la atención dedicándola solo a una tarea clara, lo cual supone un reset mental que permite salir de esa tendencia a pensar una y otra vez lo mismo y de la misma manera.
Esto nos ayuda a descansar de los problemas diarios y a enfrentarnos con una mentalidad constructiva y no autosaboteadora.
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3. Ayuda a tolerar el dolor
La meditación ayuda a mitigar y reducir el dolor físico al aumentar el umbral de tolerancia. Esto sucede porque la práctica meditativa no busca un objetivo en si misma (que el dolor desaparezca) sino que nos lleva a un estado de observación (contemplación) de nuestra dimensión física, mental y emocional, de manera que nos permite estar con el dolor sin añadir un sufrimiento adicional (dolor emocional) causado por la resistencia, la tendencia (legítima y humana) de querer que las cosas no sean como están siendo cuando son experiencias desagradables. Por esta razón, la meditación se usa habitualmente en tratamientos hechos en el contexto de la psicología sanitaria, específicamente para personas con dolor crónico u otros tipos de dolencias.
Esto se ha demostrado claramente en la práctica del Mindfulness, una técnica utilizada en psicología y también en muchas otras disciplinas en el ámbito de la salud mental, donde se entrena la capacidad de conciencia plena y concentración en el momento presente. De hecho, el programa de Mindfulness más extendido, el MBSR (Reducción del Estrés Basado en Mindfulness) lo empezó a aplicar su creador, Jon Kabat-Zinn en el Hospital General de Massachussetts a finales de los años 70 para ayudar a personas con enfermedades y dolores crónicos a sobrellevar mejor su malestar, tanto físico como psicológico.
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4. Ayuda a sacar un mayor partido del descanso
Los hábitos de sueño son otra de las áreas que se ven mejoradas cuando las personas mantienen de manera constante un ritmo de meditación diario o semanal.
Esto es especialmente recomendable para personas con insomnio o problemas de sueño y en general para cualquiera a quien le cueste conciliar el sueño o tener un sueño más reparador durante la noche.
Está comprobado que la meditación ayuda a conciliar el sueño y a reparar el sistema nervioso para el descanso si se medita antes de dormir, ya que así se reducen los niveles de estrés, ansiedad o agitación.
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5. Permite restaurar capacidades cognitivas
La meditación diaria tiene también un efecto restaurador en una gran variedad de funciones y capacidades cognitivas, lo que nos permite mejorar en gran medida el rendimiento cerebral a muchos niveles. Por ejemplo, nos ayuda a desconectar en momentos de estrés, a hacer “reset mental” y a recuperar la capacidad de atención para concentrarnos en aquellas tareas que deben ser atendidas.
Con la meditación podremos sacar un gran partido a los descansos realizados durante las jornadas de trabajo, algo que permite restaurar capacidades como la concentración, la resolución de problemas (sin quedarnos paralizados por la incertidumbre) y en general la capacidad de rendir mejor y tener una mayor productividad.
6. Nos hace sentir mejor
Por último, otro de los beneficios que debemos tener en cuenta sobre la práctica de la meditación es su capacidad para generarnos estados de relajación, equilibrio y sobre todo bienestar emocional, al fomentar la producción de endorfinas. Esto es algo que convierte esta práctica en un elemento de motivación: puede ser usado como un incentivo. Por ejemplo, suele resultar beneficioso premiarnos con una breve sesión de meditación al finalizar una sesión de estudio para las oposiciones o de trabajo en un proyecto laboral.
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