En la inmensidad de la biodiversidad que existe en el planeta podemos encontrar cualidades únicas, como por ejemplo los mamíferos del orden de los monotrematas. Estos animales destacan por retener cualidades reptilianas, como son la reproducción mediante huevos, o el hecho de tener cloaca, un único orificio para la salida del tracto digestivo, urinario y reproductor. Pero otro ejemplo aún más impactante es el axolote o ajolote mexicano.
Se trata de un anfibio que tiene una característica impresionante: la capacidad de regeneración de partes de su cuerpo es altamente eficaz. Se recuperan fácilmente de un miembro amputado e incluso reparan sin problemas órganos vitales gravemente dañados, incluyendo el cerebro. En cuestiones de meses, estas heridas desaparecen totalmente, sin dejar cicatriz.
El ajolote, anfibio eternamente joven
El ajolote, o Ambystoma mexicanum, es un anfibio del orden de los caudados (en otras palabras, de la familia de las salamandras y tritones), que tiene la peculiaridad que conserva sus rasgo de forma larvaria hasta llegar a la adultez, característica que se conoce como neotenia. Esto significa que mantiene la aleta dorsal que recorre todo su cuerpo y presenta branquias externas, que forman una corona en su cabeza. Al mantener estas cualidades, necesita vivir permanentemente en el agua, a diferencia de otros congéneres.
Que sus cualidades larvarias no desaparezcan no significa que no pueda madurar. Si un ajolote se le somete a altos niveles de estrés (como cambios de temperaturas bruscos), puede realizar la metamorfosis, pasando a ser una especie de salamandra terrestre, aunque son casos muy extraños.
La regeneración de partes del cuerpo, un atributo sorprendente
Pero lo que ha llamado más la atención de la comunidad científica es la alta capacidad de regenerarse que posee el ajolote. Posiblemente sea la mayor existente del planeta. De hecho, porciones enteras del cerebro pueden regenerarse sin dejar secuelas. Conocer los mecanismos celulares que se utilizan para la reparación completa de los tejidos dañados, es un misterio que podría tener aplicaciones en la medicina actual.
Animal de cautiverio
La localización de este anfibio es muy limitada, ya que sólo habita actualmente en el lago de Xochimilco, en Ciudad de México. Antiguamente se extendía por toda la región, pero la contaminación de las aguas ha conseguido mermar el número de esta especia que es muy sensible a los cambios medioambientales. Actualmente se incluye en la lista de animales en peligro de extinción y su observación en su hábitat natural es algo muy raro.
Por este motivo, el ajolote es criado en cautiverio para preservar su existencia. Lo cierto es que se ha adaptado bien a esta clase de vida, sin presentar problemas para reproducirse. Otro motivo que lo convierte en un buen modelo para su uso de laboratorio.
Organismo modelo
Por su capacidad de regeneración, el ajolote es sujeto a estudio para descubrir los mecanismo celulares que se utilizan al desarrollar nuevamente un tejido perdido, incluyendo la reparación de órganos vitales. Además, son animales cuyos cuerpos aceptan trasplantes con facilidad, algo inusual.
Pero también es un modelo del desarrollo embrionario. Esto se debe por otra característica que ofrecen, y es que su embrión es transparente. Sumado a su facilidad de reproducirse en cautiverio, los huevos que depositan permiten observar, mediante microscopio, el desarrollo de un nuevo organismo en todo su esplendor.
Su adaptación a la vida de cautiverio también ha tenido efecto en su genética. Los colores naturales de piel del ajolote son el negro y marrón, pero en crianza se han obtenido de distintos colores, como amarillo e incluso albinos, en decir, sin pigmentación. Posiblemente, si has visto alguna foto de este anfibio, habrá sido del último tipo.
Regenerar tejidos en humanos
A partir de sus investigaciones, parte de la comunidad científica opina que centrar los estudios en descubrir cómo regeneran su cuerpo, pueda extrapolarse a los seres humanos en el futuro. El conocimiento de estos mecanismos celulares podrían ayudar a hacer realidad la posibilidad de recuperar una extremidad perdida o combatir enfermedades neurodegenerativas como es el Alzheimer o el Parkinson.
No es de extrañar que gobiernos como Estados Unidos inviertan millones en investigar al ajolote, con la esperanza de que permita la regeneración de tejidos en los humanos. En su caso concreto, para la recuperación de heridas graves de sus soldados.
Hasta ahora, lo máximo que se ha conseguido en temas de regeneración en seres humanos es la recuperación de la punta de un dedo. Queda un largo camino para conseguir reparar una extremidad completa, incluyendo hueso y músculo.
En peligro de extinción
A pesar de todo lo dicho, el ajolote en un animal que se encuentra en peligro de extinción por vivir en una zona muy concreta de América Central y por los niveles de contaminación que se encuentran en ella. Al ser un organismo acuático, es muy sensible a la intoxicación de estos lugares. A esto se le debe sumar a su captura y cría para comercializarlo como mascota doméstica, y en algunos casos, para ser ingrediente de recetas.