El escritor H. G. Wells dijo una vez que los gatos de Inglaterra que no se parecen a los gatos pintados por Louis Wain, se avergüenzan de sí mismos.
No era para menos: Louis Wain era uno de los artistas más reputados de la época victoriana, y todos conocían y adoraban sus graciosas representaciones de gatos que actuaban y se expresaban como seres humanos.
- Quizás te interese: "¡Sorteamos 5 ejemplares del libro "Psicológicamente Hablando"!"
Louis Wain: viaje hacia la obra de un artista obsesionado por los gatos
Sin embargo, Wain no ha pasado a la historia simplemente por ser un buen pintor. Es también, uno de los ejemplos clásicos que se usa para mostrar cómo cambia a las personas la esquizofrenia, una enfermedad mental que podría haber quedado plasmada pictóricamente en el desarrollo de sus últimos cuadros.
Su afición por los gatos
A Louis Wain le gustó dibujar animales desde que era joven. Nunca perdía la ocasión para crear representaciones de los seres vivos que veía y de las escenas bucólicas en las que se veían involucrados. Sin embargo, fue cuando su esposa cayó enferma por el cáncer cuando empezó a dibujar aquello que caracterizaría su obra. Gatos.
Concretamente, gatos adoptando actitudes y actividades propias de los seres humanos. Al principio, eso sí, tímidamente: los felinos que pintaba en esta etapa tienen las características anatómicas de los gatos normales y corrientes, pero intentan adaptar su cuerpo a los quehaceres humanos, como leer el periódico o fumar. Wain dibujaba estos gatos para animar a su esposa en sus últimos años de vida, y para ello recurría a retratar a su gato Peter en situaciones algo ridículas.
Louis Wain empezó a dibujar y pintar gatos claramente antropomorfos poco después de cumplir los 30 años. En estas imágenes, de marcado tono cómico, los gatos eran un medio por el cual su creador caricaturizaba la sociedad inglesa de la época: gatos saludándose con la mano, fumando, organizando fiestas con bebida, jugando al golf... De hecho, Wain solía ir a lugares concurridos, como plazas o restaurantes, y retrataba a la gente que veía como si fuesen felinos que actuaban tal y como lo hacían las personas que estaba viendo.
Casi todo lo que Louis Wain dibujaba tenía un carácter tan chistoso que el pintor no hubo de cambiar casi nada su estilo cuando le tocó ilustrar algunos libros infantiles, también recurriendo a la figura de los animales antropomorfos.
La etapa de la decadencia
Louis Wain era famoso y admirado a lo largo de toda inglaterra, pero no era ni mucho menos rico. De hecho, se lucraba escasamente con su propio trabajo, ya que en ocasiones trabajaba prácticamente gratis, y además destinaba parte del dinero a mantener a su familia. Pronto empezó a tener tantos problemas económicos que tuvo que emigrar a los Estados Unidos, de donde volvió siendo aún más pobre.
La situación se complicó cuando Wain empezó a mostrar síntomas de patología mental. Si bien el desarrollo de la psiquiatría de principios del siglo XX no permiten saber mucho sobre la enfermedad mental del pintor, hoy se cree que Louis Wain desarrolló esquizofrenia, aunque algunos investigadores señalan que es más probable que cumpliera los criterios diagnósticos de los Trastornos del Espectro Autista.
Su internamiento en un frenopático
Wain ingresó por primera vez en una institución psiquiátrica a mediados de los años 20, cuando su conducta se había vuelto tan errática y ocasionalmente agresiva que tenía dificultades incluso para relacionarse con las personas de su círculo más íntimo. Sin embargo, este centro de internamiento estaba en tan mal estado que varias importantes personalidades, entre ellas H. G. Wells y el propio Primer Ministro del Reino Unido, intervinieron para que fuera destinado a un lugar mejor.
De este modo, Louis Wain llegó al Bethlem Royal Hospital, un lugar que contaba con un jardín y una alegre colonia de gatos. Pasaría en este lugar los últimos 15 años de su vida.
Viaje hacia lo abstracto
El Louis Wain del Bethlem Royal Hospital era, desde luego, distinto al afable pintor que gustaba de mezclarse con la gente y que todos los periódicos del país habían mimado. Pero no sólo había cambiado él: también lo había hecho, al parecer su obra.
Las dataciones de sus cuadros que se realizaron años después de su muerte muestran un claro patrón en sus pinturas, que van desde el arte figurativo en el que aparecen animales actuando como personas hasta combinaciones de líneas y colores muy abstractas y que a duras penas recuerdan a algo que exista en nuestro plano de la realidad. En estos cuadros aparecen formas caleidoscópicas, una amplísima variedad de colores y motivos fractales o simétricos. Parecen pinturas provenientes de otro planeta, o basadas en el folklore mitológico de alguna cultura asiática.
Una obra pictórica que nos enseña la realidad de las personas que sufren esquizofrenia
Es por eso que la obra de Louis Wain es utilizada muchas veces como un ejemplo de cómo progresa la manera de percibir la realidad en algunas personas con esquizofrenia.
Sin embargo, y en caso de ser cierto que estas pinturas abstractas correspondan exclusivamente a la época en la que la esquizofrenia había limitado mucho las capacidades de Wain, también podemos tomarnos esta historia como un ejemplo de superación personal. El arte también puede ser testimonio del impulso creativo de las personas, y si bien los cuadros del pintor inglés pudieron variar increíblemente hasta apelar a lógicas y reglas de representación que sólo él entendía, no dejan de ser prueba de un agudísimo genio artístico que siguió desarrollándose incluso en las condiciones más duras.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad