Imaginemos que pretendemos generar un nuevo tipo de terapia para tratar un trastorno, por ejemplo el trastorno límite de la personalidad. Para ello, el primer paso a seguir es recopilar y valorar la efectividad de los diferentes tratamientos y metodologías preexistentes para dicho trastorno: buscar la efectividad de los tratamientos en estudios previos. Pero un simple estudio primario no nos sería válido, dado que puede estar sesgado e incluso puede reflejar resultados que contradigan los de otros.
Así, necesitamos recurrir a estudios que hayan analizado el comportamiento de lo que queremos observar a lo largo de diferentes estudios, y para ello la metodología o documento más fiable es el uso de metaanálisis.
¿Qué es un metaanálisis? Veámoslo a lo largo de este artículo.
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¿Qué es un metaanálisis?
Podemos definir un metaanálisis como el resultado de realizar una investigación sistemática y exhaustiva sobre un tema o pregunta a responder muy concreta,** aunando y valorando en conjunto los resultados obtenidos por una gran cantidad de estudios sobre dicho aspecto o temática**. Se trata de una revisión profunda que permite ver con gran claridad la manera en que se han seleccionado y valorado los estudios que revisa, además de analizar sus resultados y valorando cuantitativamente mediante diversos procedimientos estadísticos, entre los que destaca la valoración del tamaño del efecto y el control del posible sesgo de publicación.
Presenta la gran ventaja de que nos permite trabajar con grandes cantidades de información procedentes de una gran cantidad de estudios, de manera altamente organizada y que permite trabajar con el método científico con grandes muestras de una manera relativamente sencilla, además de valorar aspectos diferenciales entre estudios y fuentes de heterogeneidad que los estudios de base pueden no haber tenido en cuenta.
Ahora bien, el metaanálisis no es la única metodología existente en la sistematización y síntesis de los resultados de la investigación sobre un tema concreto: existe también el concepto de de revisión sistemática, el cual al igual que los metaanálisis revisa de manera objetiva, sistematizada y reflejando su metodología con el fin de poder ser replicable los datos existentes en la literatura científica existente hasta el momento.
Es necesario tener en cuenta que, de hecho, técnicamente todo metaanálisis es una revisión sistemática a la que se incorpora el análisis estadístico de los resultados. Y esto es fundamental y nos permite una precisión mucho mayor en nuestras investigaciones pudiendo por ejemplo valorar a partir del análisis estadísticos qué tratamientos para un determinado trastorno o incluso síntoma son más efectivos de manera consistente en los diversos estudios valorados.
¿Cuándo conviene emplearlos?
El uso o la realización de metaanálisis puede ser de gran ayuda en una gran cantidad de ámbitos, pero son mucho más relevantes cuando nos enfrentamos a la necesidad de investigar aspectos en los que los estudios previos muestran cierto grado de controversia y contradicción entre sí, o bien cuando queremos investigar qué grado de relación tienen distintas variables o intentar valorar qué tamaño del efecto existe respecto a la efectividad un programa o tratamiento. Así, en ámbitos como la psicología o la medicina generalmente se emplean este tipo de revisiones para explorar, investigar, priorizar y aplicar tratamientos en base a la evidencia.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que su aplicación solo es viable cuando los estudios primarios que se escogen tienen una perspectiva cuantitativa y con una muestra y condiciones homogéneas o muy similares entre sí, y obviamente que partan al menos del mismo objetivo y pregunta principal. También resultaría poco pertinente si lo que buscamos son relaciones de causa-consecuencia.
Principales fases en la realización de metaanálisis
Realizar un metaanálisis no es sencillo y requiere del seguimiento sistematizado de una serie de pasos o fases, que se detallan a continuación.
1. Formulación del problema/pregunta de investigación
El primer paso, probablemente el más importante aunque por otro lado obvio, pasa por formular o plantear el problema, temática o aspecto que queremos investigar y analizar. No se trata de plantearse una pregunta al azar, sino de definirla de la manera más clara y concisa posible y teniendo en cuenta las diversas variables que vamos a tener que valorar.
En base a esta primera pregunta se van a construir los objetivos de la investigación y se va a empezar a estructurar el metaanálisis, e incluso a generar criterios de inclusión y exclusión de estudios.
2. Búsqueda bibliográfica y selección de estudios
El segundo de los pasos, probablemente uno de los más largos, pasa por la búsqueda activa de la bibliografía que vamos a analizar de manera conjunta con el fin de hacer una buena revisión de nuestra temática de investigación.
Para ello no basta con coger sin más todo estudio que veamos: es necesario en primer lugar haber generado criterios de inclusión y de exclusión que nos permitan seleccionar entre los que existan los que cumplen los requisitos para poder ser valorados en el metaanálisis.
Entre los criterios deben tenerse en cuenta el tipo de diseño que tenga cada estudio, cómo han medido los resultados y las principales características de las muestras empleadas o de las metodologías experimentales. Así, si nos planteamos por ejemplo qué efectos tiene un fármaco sobre el ciclo menstrual no cogeremos estudios en los que la muestra sea masculina. O si la edad es un factor a tener en cuenta en nuestra investigación, nos limitaremos a los estudios cuya muestra incluya sólo a sujetos con la edad que nos resulte pertinente, o bien que al menos haya separado a los grupos por edades.
Además de ello hay que tener en cuenta otros factores a la hora de hacer la selección: el idioma o lenguaje en que se escriben (si esto es relevante) o la fecha de publicación (se recomienda no utilizar datos de estudios de más de diez años), entre otros.
Para la búsqueda suele resultar recomendable emplear bases de datos indexadas tales como SCOPUS o PubMed, a nivel informático, aunque se pueden emplear también otros tipos de documento o de sistemas.
3. Codificación de estudios
Una vez seleccionados los estudios que van a formar parte del metaanálisis, es necesario realizar un manual de codificación en el que se registren la fiabilidad de los datos y las variables que se tienen en cuenta en el modelo utilizado: hay que incluir entre ellas las variables de la muestra, las extrínsecas, las metodológicas y las contextuales. En general, debe incluirse toda variable moderadora que puede influir en los resultados, así como indicar cómo se han valorada de cara a que otros investigadores puedan llegar a los mismos resultados si emplean los mismos métodos.
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4. Análisis estadístico e interpretación
El cuarto paso, en el que ya estamos propiamente ante un metaanálisis, es el análisis estadístico de los resultados. En esta fase se pasa a valorar y posteriormente a discutir las implicaciones o interpretaciones de los resultados.
Por norma general este análisis estadístico suele valorar los tamaños del efecto de los diferentes tratamientos o estudios comparados, valorar si existe o no heterogeneidad (si es necesario empleando estrategias para reducir el efecto que esto puede tener en la interpretación de los datos) y en caso de que esta exista valorar qué variables pueden explicar dicha heterogeneidad a partir de pruebas como el ANOVA.
5. Publicación
Una vez terminada la interpretación de los resultados, el último de los pasos para realizar el metaanálisis es redactarlo y publicarlo teniendo como mínimo las secciones de introducción (en el que se incluyen objetivos e hipótesis además de marco teórico), método (que debe ser muy claro y detallado con el fin de que otros autores pudieran replicarlo y debe incluir cómo y donde hemos buscado los estudios, el manual de codificación y el tipo de análisis realizado), resultados y discusión (donde se interpreta en base a los datos de los resultados).
El problema del sesgo de publicación
Un posible problema a tener en cuenta a la hora de valorar los resultados de las investigaciones e incluso de los metaanálisis es que pueda existir sesgo de publicación, entendido como la desviación en los resultados que puede provocarse por la tendencia de la literatura científica a buscar y favorecer los estudios que muestran relaciones estadísticamente significativas entre las variables utilizados e ignorar las que no las muestran.
Esto es: se publican los estudios en que se ven relaciones entre variables, pero aquellos en que los resultados no demuestran una relación significativa tienden a ser menos publicados o ignorados. Afortunadamente, este efecto puede ser visualizado y valorado en los metaanálisis, pese a que se trata de un problema de difícil solución.