Potencial evocado: qué es y cómo ayuda a estudiar el cerebro

Un concepto ligado a las evaluaciones neuropsicológicas del funcionamiento del cerebro.

Potencial evocado
Una prueba muy usada en neuropsicología y neurología.

En evaluación psicológica existen diferentes tipos de pruebas: objetivas, subjetivas, constructivas, proyectivas… En función de lo que pretenden evaluar, de cómo lo hacen, y de su orientación teórica subyacente. En este artículo hablaremos de una prueba objetiva, la prueba del potencial evocado.

Se trata de una prueba neurofisiológica que se empezó a utilizar en el 1947. Permite evaluar la actividad neuronal a través de la estimulación del cerebro. Además, se utiliza para determinar la presencia de alteraciones, enfermedades como la esclerosis múltiple y tumores. Conoceremos sus características, usos, funcionamiento y tipos.

La prueba del potencial evocado: una prueba objetiva

En evaluación psicológica, la prueba del potencial evocado está clasificada como una técnica objetiva psicofisiológica.

Las pruebas objetivas implican que la administración, registro, puntuación y análisis de sus datos, se realicen a partir de aparatos. Por contra, son pruebas con una validez ecológica muy baja, ya que se utilizan en situaciones creadas artificialmente.

Esta prueba en concreto es poco invasiva, indolora (aunque puede producir cierta incomodidad en algunas personas) y segura, que fue utilizada por primera vez en el año 1947.

La prueba evalúa un tipo de respuesta psicofisiológica muy concreto. Específicamente, sirve para estudia la actividad eléctrica del cerebro en respuesta a estímulos sensoriales de diferente tipo (auditivos, visuales, somatosensoriales,...), es decir, estímulos que proceden de cualquier modalidad, y de corta duración. Este tipo de respuesta parece que tiene relación con el nivel intelectual de la persona.

¿Cómo funciona?

La prueba del potencial evocado se utiliza para detectar posibles enfermedades relacionadas con el funcionamiento de la actividad cerebral (conexiones neuronales).

Concretamente, lo que hace es determinar la velocidad del funcionamiento de las conexiones cerebrales; es decir, si éste es demasiado lento, es probable que las vainas de mielina, una capa que recubre las neuronas del sistema nervioso, estén dañadas. La mielina sirve para que las transmisiones neuronales se produzcan con rapidez y de forma eficiente.

Es decir, que la prueba ayuda a determinar si existe una lesión en la mielina. Hablamos entonces de un proceso de desmielinización, típico en enfermedades como la esclerosis múltiple. Así, la prueba del potencial evocado permitiría detectar este tipo de enfermedades (o confirmar su diagnóstico).

Usos y funciones

Además de para detectar posibles enfermedades como la esclerosis múltiple, el examen del potencial evocado permite hallar alteraciones en el funcionamiento cerebral que tienen que ver con la conductancia de las neuronas, es decir, con el fluido de la electricidad a nivel cerebral y con cómo la información se transmite (con mayor o menor fluidez, velocidad, etc.).

Esta técnica será útil cuando los exámenes neuropsicológicos previos no son suficientemente claros, o no permiten diagnosticar la patología con exactitud o fiabilidad. Se puede aplicar en casos de sospecha de alguna alteración.

Por otro lado, la técnica del potencial evocado también permite detectar alteraciones en la visión (como por ejemplo algunos tipos de ceguera), cuando el nervio óptico está dañado. Además, puede ayudar al diagnóstico de tumores.

Finalmente, también se utiliza en pacientes en estado de coma, a fin de evaluar su función o actividad cerebral.

¿Cómo se utiliza?

En relación con lo anterior mencionado, la prueba del potencial evocado lo que hace básicamente es detectar si el sistema de conducción neuronal (eléctrico) está dañado. Este sistema tiene que ver con los diferentes sentidos (oída, vista, audición,...), y puede ocurrir que uno de ellos esté dañado, y los otros no, siempre según la patología que presente el paciente.

Esta prueba es especialmente útil cuando una determinada enfermedad o lesión no produce síntomas evidentes, o produce síntomas “silenciados”, ya que permite corroborar una sospecha previa de enfermedad evaluada con otro tipo de pruebas neuropsicológicas más de tipo clínico.

Por otro lado, en el caso de que exista alguna enfermedad que afecte a la actividad eléctrica cerebral, la prueba de potencial evocado permite arrojar información sobre la evolución de la propia enfermedad; en el caso de existir una lesión en el Sistema nervioso Central, ayuda a determinar qué zona(s) está(n) afectada(s) y en qué medida (extensión de la zona afectada).

Finalmente, esta prueba ayuda a definir cambios que se hayan producido en el funcionamiento y/o estado neuropsicológico de una persona (por ejemplo en un paciente con demencia, ya que ésta es progresiva).

¿Cómo se aplica?

La prueba del potencial es fácil de aplicar; para ello, generalmente se colocan los electrodos en el cuero cabelludo de la persona (lo ideal es que esta le lave el pelo el día anterior, y no utilice productos adicionales). Concretamente, se colocarán los electrodos sobre las zonas que se van a estimular.

Una vez colocados los electrodos en las zonas correspondientes (que variarán en cada caso), el investigador o profesional que aplica la prueba del potencial evocado procederá a estimular al sujeto examinado, a través de estímulos sensoriales, que pueden ser de tres tipos: auditivos, visuales y somatosensoriales.

Posteriormente, recogerá los resultados que “emite” el cerebro, y que permiten determinar la actividad del mismo, así como posibles lesiones en la capa de mielina que recubre las neuronas.

Tipos

Existen tres tipos de pruebas de potenciales evocados, en función del tipo de estímulo que se aplica:

1. Estimulación auditiva

Cuando los estímulos que se aplican son auditivos, hablamos de una prueba de potencial evocado auditivo (PEA). Así, los estímulos serán auditivos y podrán usarse diferentes tipos de tono, intensidad, ruidos, etc.

Es útil para diagnosticar dificultades en la audición, diferentes tipos de sordera, etc. En este caso, se colocarán los electrodos en el cuero cabelludo y en el lóbulo de las orejas.

2. Estimulación visual

Aquí los estímulos son visuales, y la prueba es una prueba de potencial evocado visual (PEV). Este tipo de prueba nos permitirá diagnosticar problemas de visión que impliquen una afectación del nervio óptico. El estímulo o estímulos consistirán en una pantalla con cuadros en blanco y negro, que el sujeto examinado deberá observar.

3. Estimulación somatosensorial

Finalmente, el tercer tipo de prueba de potencial evocado es la que se realiza a partir de una estimulación somatosensorial (la prueba de forma abreviada se llama PESS). Se utiliza para diagnosticar problemas que aparecen en la médula espinal y que pueden causar diferentes tipos de síntomas, tales como adormecimiento o parálisis en las piernas o los brazos.

Los estímulos que se aplican son eléctricos (de intensidad leve), y en este caso, los electrodos se sitúan en diferentes zonas que pueden variar, tales como las rodillas o las muñecas.

Precauciones y consideraciones

Hay algunas condiciones de la persona que pueden interferir en los resultados de la prueba del potencial evocado. Es por ello que el profesional que la aplique deberá tenerlos en cuenta.

Algunos de los factores o variables más comunes que pueden interferir son: que la persona examinada tenga inflamado el oído medio (en el caso de la prueba auditiva) o que tenga algún tipo de discapacidad auditiva (ésta condición puede afectar a todas las modalidades sensoriales), que presente miopía severa (en la prueba visual), que presente alteraciones en el movimiento como espasmos musculares en el cuello o la cabeza, etc.

Referencias bibliográficas:

  • Fernández-Ballesteros, R. (2005). Introducción a la Evaluación Psicológica I y II. Ed. Pirámide. Madrid.
  • Moreno, C. (2005). Evaluación psicológica. Concepto, proceso y aplicación en las áreas del desarrollo y de la inteligencia. Ed. Sanz y Torres. Madrid.
  • Walsh, P., Kane, N. & Butler, S. (2005). The clinical role of evoked potentials. British Medical Journal, 76(supl. 2): 16-22.

Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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