La búsqueda de empleo puede llegar a ser un camino tortuoso hoy en día. Se ha creado una sociedad de la “Titulitis” en la que es difícil destacar porque todo el mundo tiene formación. Sin destacar, es difícil que te contraten y ganar experiencia, y sin experiencia es difícil que te contraten.
Durante el proceso de búsqueda podemos sentir que hay poco que hacer y que no podemos controlar nada. Ante esta ausencia de control, podemos sentir muchas emociones desagradables, como ansiedad, tristeza, frustración, ira, culpa…
Por eso es clave poder gestionar nuestras emociones durante este camino que puede llegar a ser difícil. En este artículo os dejamos 5 consejos de gestión emocional en la búsqueda de empleo, lo cual es útil tanto para las personas que están desempleadas como para los profesionales de Recursos Humanos y agencias de Selección de Personal.
¿Qué es la gestión emocional?
La gestión emocional es la capacidad de ser conscientes, reconocer, comprender y regular las emociones que sentimos. Es importante entender que no es la capacidad de controlarlas, sino de regular las emociones desde el conocimiento y entendimiento de qué nos quiere indicar cada emoción. No podemos controlar lo que sentimos.
Las emociones son una respuesta automática de nuestro cuerpo ante sucesos en el entorno. Estas respuestas ocurren tras una interpretación instantánea, y a menudo inconsciente, de lo que sucede a nuestro alrededor. Cada emoción, por tanto, aparece por algo en concreto que está pasando, nos informa sobre el suceso y nos impulsa a hacer o dejar de hacer ciertas acciones para responder a la situación.
Por ejemplo, si nos sentimos tristes, es porque acabamos de perder algo o a alguien importante para nosotros, o lo damos por perdido. La tristeza nos hace pararnos, y nos obliga a pensar sobre lo que acaba de ocurrir para aprender de ello. También es un mensaje para las personas de alrededor, que entienden que si estamos tristes, necesitamos apoyo y tiempo.
En cambio, si estamos enfadados, la emoción nos indica que algo o alguien al que queremos está en peligro o está siendo dañado/a. Esta emoción nos impulsa a ser violentos para atemorizar a quién está poniendo en peligro lo que queremos, y a hacer daño si es preciso. Los demás pueden captar el mensaje de no provocar a alguien que está enfadado.
Por tanto, al ser las emociones respuestas automáticas y fisiológicas, son respuestas naturales y no controlables. Sin embargo, podemos gestionarlas a través de técnicas y habilidades para contrarrestar las distintas manifestaciones físicas que sentimos según la emoción (como calor, respiración agitada, sudoración…), ya sea a través de nuestra atención, pensamientos o acciones. Estas habilidades también son aplicables en la gestión emocional en la búsqueda de empleo.
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5 consejos de gestión emocional en la búsqueda de empleo
Las emociones nos pueden dificultar el proceso de búsqueda de empleo, sobre todo si son muy intensas. Algunas pueden paralizarnos o bloquearnos, o simplemente llevarnos por caminos que no son soluciones. Por eso, os dejamos aquí 5 consejos de gestión emocional en la búsqueda de empleo.
1. Conoce tus emociones y acéptalas
El primer paso es pararte ante tu emoción. Siéntela e intenta averiguar en qué partes del cuerpo la notas (puede ser en el pecho, en la garganta, en la cara… se puede manifestar en varios sitios a la vez). Etiquétala con algún nombre para que te sea más fácil manejarte con ella.
Y ahora averigua qué te está diciendo la emoción: ¿está pasando algo malo?, ¿o está todo bien y has cumplido lo que querías? ¿Y qué te pide hacer? Cuando sepas responder a estas preguntas es cuando podrás regularla.
Y sobre todo, recuerda que están ahí por algo. Tus emociones están para ayudarte y darte información sobre lo que te pasa, no tienen nada de malo aunque puedan llegar a ser desagradables. Acepta la emoción y no luches contra ella, porque si no la emoción solo se va a intensificar y vas a sufrir más.
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2. Verifica si la emoción se adapta a la situación
A veces, nuestras emociones no se ajustan del todo a los hechos. Esto ocurre porque la emoción no surge directamente por lo que está pasando, sino de la interpretación que nosotros mismos hacemos de la situación. Aparece porque intenta ayudarte según has entendido la situación, pero puede que no se ajuste de verdad a la situación real.
De esta manera, puede que mi emoción sea demasiado intensa, o directamente equivocada. Por ejemplo, aunque esté ocurriendo algo bueno, si yo interpreto que no es suficiente, mi emoción va a ser desagradable. Por eso, hay que analizar también la situación y ver si lo que me pide la emoción que haga es lo propio para afrontarla.
3. Actúa según tus emociones… o no, depende del caso
Si tu emoción se ajusta a la situación, lo más adecuado es actuar según lo que esta te pida. Enfócate en solucionar la situación si lo que te indica la emoción es que ha ocurrido algo malo. Para ello puedes hacer una lista de posibles soluciones que están en tu mano y escoge la que veas mejor. Si por el contrario, tus emociones te dicen que está todo bien, dedícate a disfrutar de la situación.
Si no es así y tu emoción no se adapta a los hechos, la emoción no está cumpliendo su función de ayudarte en la situación. Para regularla y hacer que disminuya, puedes hacer lo que se llama acción opuesta: tras aceptar la emoción, haz lo contrario de lo que te pide. Haciendo la acción opuesta, te provocarás la emoción opuesta. Por ejemplo, si estás triste a pesar de que has hecho una buena entrevista, en vez de encerrarte a tu casa a rumiar, sal y celébralo.
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4. Plantea objetivos realistas que dependan de ti
Hasta ahora te hemos explicado técnicas de gestión emocional que puedes aplicar en todos los aspectos de tu vida. Ahora te vamos dar algunos consejos que se adecúan sobre todo a tu situación de búsqueda de trabajo.
En el proceso de búsqueda de empleo hay muchos factores que no dependen de ti, sino de de estar en el sitio y momento adecuados, de las empresas, del entrevistador… Esto puede llegar a ser muy frustrante, sobre todo si nos generamos expectativas que pueden ser truncadas por estos factores. Por eso es muy importante que te plantees objetivos realistas que dependan de ti y no te crees expectativas irreales o demasiado optimistas, ni todo lo contrario, es decir, catastrofistas.
Para ello, haz una lista de todo lo que quieres hacer para conseguir tus objetivos y clasifica estas acciones según dependan de ti o no. Céntrate en lo que sí puedes hacer y marcátelos como objetivos. Cuando los vayas cumpliendo, recuerda celebrarlos y disfrutarlos. Tú has hecho lo que está en tu mano y te puedes sentir orgulloso/a por ello.
5. Crea tu propia rutina e incluye tiempo de bienestar
Cuando no estás trabajando, puedes sentir que tu vida va a la deriva, o que lo que haces no es suficiente y que hoy deberías haberte esforzado más en vez de descansar. Esto puede ocurrir porque no tienes una rutina que te marque los objetivos diarios. Si no sabes lo que puedes esperar del día ni lo que quieres hacer cada cada día, ¿cómo vas a sentirte satisfecho/a en algún momento?
Por eso, márcate una rutina que te sirva de objetivos diarios. Puedes diseñarla al principio del mes, al principio de la semana o cada mañana, siempre dejando un margen para que sea flexible y poder incluir entrevistas de trabajo, formaciones o lo que vaya surgiendo.
En esta rutina incluye momentos de descanso, e incluso puedes pensar de ante mano qué vas a hacer durante ese tiempo para disfrutar y desconectar. Haz actividades agradables que te gusten desde hace tiempo, prueba algunas nuevas o queda con amigos y familiares. Tener una buena red de apoyo con quiénes desahogarte te puede garantizar el bienestar.
Que no tengas un empleo actualmente no implica que no estés trabajando lo suficiente para encontrarlo, por eso te mereces también descansar y disfrutar de los ratos libres. Dale prioridad a tu salud mental y bienestar psicológico.
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