El estrés del directivo de empresa: características y cómo gestionarlo

Varias claves para entender de dónde surge el estrés en los directivos, y para saber qué hacer.

El estrés del directivo de empresa

A medida que se asciende por el organigrama, es más habitual encontrarse con puestos de responsabilidad que más allá de las horas dedicadas a trabajar, además deben adaptarse a todo tipo de situaciones cambiantes.

El poder de tener más cosas sobre las que decidir es una espada de doble filo: da más margen de maniobra, pero a la vez, puede llegar a desencadenar mucho estrés. Precisamente de esto hablaré en este artículo: la gestión del estrés por parte de los directivos de empresa.

Fuentes de estrés en el día a día del directivo de empresa

Es evidente que existe una gran variabilidad en las tareas llevadas a cabo por los directivos de empresas; sin embargo, en líneas generales es posible identificar varias fuentes de estrés habituales en el día a día de estos altos cargos. Veamos cuáles son las más importantes.

1. Cambios en el sector económico en el que está insertada la organización

Los grandes cambios que se producen cada cierto tiempo en el ámbito económico hacen que afrontar altos niveles de incertidumbre sea una característica intrínseca del trabajo de un directivo. La responsabilidad de llevar el timón a la hora de navegar ese ir y venir de informaciones difíciles de interpretar recae en gran parte en CEOs, jefes de departamento, etc.

Además, como la economía cada vez depende más de lo que ocurre en el mundo digital y en los mercados financieros, se ha llegado a un extremo en el que los grandes cambios de paradigma económico pueden llegar literalmente en un par de días. Y ante la incertidumbre, es fácil que broten la ansiedad y el estrés.

2. Malos hábitos a la hora de delegar

La mala gestión del tiempo y la desconfianza (a su vez, potenciada por el estrés y la ansiedad generada por el trabajo) son dos de los ingredientes más importantes que llevan a los directivos a adoptar una manera errónea de delegar tareas en sus subordinados. De esta manera se da paso a un círculo vicioso del estrés.

3. Falta de separación entre la vida personal y la vida profesional

Entre los directivos es muy frecuente el problema de no saber “desenganchar” la atención de su trabajo.

Hoy en día, con la preponderancia de los ordenadores portátiles, el Wi-Fi y los smartphones, aún cuesta más resistirse a la tentación de usar el tiempo libre para adelantar trabajo o para hacer supervisiones extra.

Por supuesto, a medio y largo plazo esto desgasta psicológicamente si no se hace con moderación, al producir fatiga o incluso problemas de insomnio. Cuando nos sentimos débiles, somos mucho más propensos al estrés, dado que nuestro cuerpo empieza a !quemar" energía de manera menos eficiente.

4. Malos flujos de comunicación

La falta de información en los momentos clave, los errores producidos por malentendidos evitables e incluso las desconfianzas producidas por la falta de comunicación conforman una fuente de estrés que se mantiene activa constantemente.

5. Gestión de conflictos

Allí donde hay una organización hay intereses que coinciden parcialmente, así como choques de intereses. Por ello, no es raro es habitual que surjan conflictos, formación de “bandos”, intrigas…

Los directivos se ven obligados a posicionarse ante este tipo de escenarios de pugnas, así como de aplicar medidas que las resuelvan en uno u otro sentido. Esto produce estrés por una doble vía: mediante las implicaciones estratégicas (si una medida ha funcionado o no) y las implicaciones morales (si hay motivos para sentirse culpable o no).

Consejos psicológicos para directivos

Estas son algunas recomendaciones a seguir por quienes tienen un cargo de mucha responsabilidad en una empresa (CEOs, mandos intermedios y altos ejecutivos en general) y quieren desarrollar hábitos de protección frente a los efectos negativos del estrés.

1. Aprende a aceptar el malestar

Para gestionar el estrés y la ansiedad, es importante no intentar “bloquear” los sentimientos que producen, dado que eso supondría darles más poder sobre uno mismo.

Más que intentar suprimir esas sensaciones en la propia consciencia, es mejor aceptar que existen, y a la vez no darles más importancia de la que tienen en el aquí y el ahora, enfocando la atención hacia aspectos más estimulantes. Recursos psicológicos como los ejercicios de Mindfulness ayudan a conseguir esto.

2. Crea horarios claros en tu vida personal

Muchos directivos viven su vida personal básicamente como un contexto en el que descansar cuando el trabajo lo permite.

Esto conlleva una cierta desorganización: el hecho de que jefes de empresa y altos cargos en general le resten tiempo al ocio para dedicarlo a su profesión se debe entre otras cosas a que su día a día más allá de la oficina carece de estructura, con lo cual es muy tentador dedicarle un tiempo al ordenador.

Contra esto, normalmente resulta positivo establecer un horario con actividades de ocio y descanso a hacer fuera del horario laboral.

3. Asume que la comunicación no equivale a tiempo perdido

En el mundo de las empresas son frecuentes las quejas acerca de las reuniones consideradas “inútiles”, realizadas tan solo para cumplir unos protocolos que solo tienen sentido sobre el papel. Como reacción a esto, algunos altos cargos caen en la trampa de asociar los momentos de comunicación a eventos puramente protocolarios, es decir, de imagen; esto es un error.

Si una dinámica de reuniones no tiene sentido, la solución es introducir en ella las modificaciones necesarias; del mismo modo, no hay que olvidar el hecho de que en muchas ocasiones los intercambios de información más valiosos se producen de manera espontánea, en la comunicación informal.

Es recomendable mantenerse cercano para que los flujos de información no se topen con barreras antes de llegar a los centros de decisión de la empresa; esto evita muchas frustraciones.

4. Crea espacios de trabajo cómodos

El estrés es un fenómeno psicológico altamente contagioso; allí donde hay personas estresadas, hay un núcleo de mal clima laboral que se va propagando a base de mal humor, tendencia a la irritabilidad, evitación del afrontamiento de problemas, etc. A veces lo que falla son las personas, pero en muchas otras, lo que falla es el modo en el que se relacionan y se coordinan, o directamente el espacio físico en el que tiene lugar su trabajo.

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Tomás Santa Cecilia

Si ocupas un cargo de alta responsabilidad en una organización y notas que te cuesta gestionar el estrés en tu faceta profesional, te invito a ponerte en contacto conmigo.

Soy psicólogo con muchos años de experiencia en el apoyo a particulares y empresas y baso mi trabajo en el modelo cognitivo-conductual, uno de los más eficaces y adaptables; a lo largo de un proceso de psicoterapia y coaching ayudo a las personas a ganar en autonomía a la hora de modular las emociones y a afrontar de manera eficiente las fuentes de ansiedad y estrés, entre otras metas. Puedes ver más información sobre mis servicios presenciales y online en esta página.

Referencias bibliográficas:

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  • Freudenberger, H.J. (1974). "Staff burnout". Journal of Social Issues. 30: 159–165.
  • Ganesh, R. et. al. (2018). The Stressed Executive: Sources and Predictors of Stress Among Participants in an Executive Health Program. Global Advances in Health and Medicine. 7: 2164956118806150.
  • Hüther, Gerald (2012). Biología del miedo. El estrés y los sentimientos. Barcelona: Plataforma Editorial.
  • Schonfeld, I.S.; Verkuilen, J.; Bianchi, R. (2019). Inquiry into the correlation between burnout and depression. Journal of Occupational Health Psychology. 24(6): pp. 603 - 616.

Psicólogo

Madrid

Tomás Santa Cecilia es psicólogo, consultor, formador y Director de CECOPS Centro de Consultoría Psicológica. Es Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Máster Profesional en Psicología Cognitivo Conductial Avanzada (Albor-Cohs) y Miembro de The New York Academy of Sciences y de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) entre otras cosas. Trabaja desde el Análisis Conductual Aplicado y la Terapia Cognitivo-Conductual.

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