¿Cómo nos afecta la dependencia emocional tras una ruptura?

Así es como la dependencia emocional afecta a nuestra calidad de vida tras el fin de una relación.

Cómo nos afecta la dependencia emocional tras una ruptura

Las relaciones de pareja pueden ser muy placenteras emocionalmente, pero también puede convertirse en unas de alta dependencia emocional. Es normal, pues al fin y al cabo no salimos con alguien que no nos gusta, sino con una persona que parece que nos entiende, que se sincroniza muy bien con nuestras emociones.

Sin embargo, no todas las parejas duran para siempre. Cuando la relación se rompe, esa ilusión de sincronización y confianza se esfuma tan rápido como lo hace la llama de una vela, pero el humo en forma de vacío emocional por ver partir a la persona que se quería se puede ser muy doloroso y especialmente duradero si la relación fue de alta dependencia.

El cómo nos afecta la dependencia emocional tras una ruptura variará de cada uno, ciertamente, pero podemos adelantar que cuanto mayor sea más doloroso será el duelo que viene después y más intenso los sentimientos de tristeza y demonios. Profundicemos y descubramos por qué.

¿Cómo nos afecta la dependencia emocional tras el fin de una relación de pareja?

Estar en pareja puede ser maravilloso. Sentir que tienes a alguien con quien te compenetras y sincronizas de forma casi perfecta la mayor parte es algo que te sienta muy bien.

No es por caer en tópicos, pero cuando encuentras a tu media naranja, o algo que se le parece, llega un momento en el que es difícil plantearse la vida sin ella. Empiezas a planear tu vida junto a esa persona, cuentas con ella para prácticamente cualquier gran evento de tu vida. No te planteas la posibilidad de que, un día, ya no esté.

Pero las parejas rompen y, cuando eso sucede, ambas partes pueden sentirse muy mal. De repente todos esos planes de vida que habíamos planteado hacer junto con nuestra pareja se ven truncados porque la relación acaba de llegar a su fin, ya no hay la llama del amor y consecuentemente ya no hay pareja. Es normal que tras la ruptura nos sintamos desbordados emocionalmente, pues la idea de quien es ahora nuestro ex deja un gran vacío emocional.

Es ley de vida sufrir después de una ruptura. Es algo totalmente normal y, aunque doloroso, es un proceso en la mayoría de las ocasiones sano. Entramos en un período de duelo en donde la tristeza, la desolación y la ira pueden comandar nuestro rumbo emocional, pero al fin y al cabo son emociones que se tienen que vivir para, después, iniciar una nueva etapa. Después de las bajadas vienen las subidas, y es cuestión de tiempo que nos recuperemos, más fuertes y alegres, y sigamos con nuestra vida.

Sin embargo, no todo el mundo vive la ruptura de una forma sana y madura. Cuanta mayor dependencia emocional hay en una relación más posibilidades hay de que la ruptura llegue a niveles traumáticos, se experimente de una forma muy alejada de la realidad. La dependencia emocional en una relación afecta muy profundamente a nuestro estado anímico y autonomía cuando se da la ruptura, hasta el punto de que puede llegar a padecerse sintomatología propiamente depresiva.

Dependencia emocional y síndrome de abstinencia emocional

Suele ocurrir que las personas con menor autoestima establecen una relación de alta dependencia con su pareja. La relación toma un papel crucial en su vida, tanto que llega a ocupar el vacío que hay en su interior a causa de tener unos niveles de autoestima por los suelos.

En estos casos, salir con alguien se puede convertir en un rasgo de la identidad de la persona, es decir, el hecho de tener pareja se convierte en algo muy significativo en su historial vital, motivo por el cual establece una fuerte relación de dependencia emocional.

El problema de esto es que, cuando se acaba la relación, la ruptura puede traer consigo varios síntomas en forma de bajo estado de ánimo, crisis de identidad y, también, extrema necesidad de volver a ver a la ex pareja.

Este último síntoma, de hecho, comparte características con los que padece una persona que tiene dependencia física a una droga, motivo por el cual los psicólogos afirman que en un proceso de ruptura existe un síndrome de abstinencia emocional.

Es importante entender que todo el mundo, de una u otra forma, va a experimentar el síndrome de abstinencia emocional después de romper con su pareja. Es algo normal que, tras llevar mucho tiempo saliendo con alguien, cuando esta persona se va de nuestras vidas nos deje con un doloroso vacío que solo queramos llenarlo con su presencia, con el genuino deseo de que vuelva a nuestras vidas. Sin embargo, lo sano es ir fluyendo, dejar que ese vacío se vaya llenando poco a poco con otras cosas y que las heridas sanen, que sanarán.

Sin embargo, las personas que han establecido una relación de alta dependencia emocional con alguien lo tienen difícil para conseguir llenar ese vacío. No es que solamente les cueste, sino que les cuesta poner de su parte para dejar que el tiempo cure las heridas y haga que la necesidad de ver a la ex pareja vaya desapareciendo. Su necesidad de volver a verla es tan grande que incluso pueden desarrollarse comportamientos obsesivos y tóxicos, como seguir a la ex pareja en las redes sociales, averiguar cuáles son sus horarios o planificar situaciones “casuales” en las que se encuentre con esa persona e iniciar una conversación.

Estos comportamientos, que pueden considerarse acoso, no solo son perjudiciales para la persona objeto de la obsesión, sino también para la persona obsesionada. La dependencia emocional y el síndrome de abstinencia invalidad a la persona para que tome la iniciativa, trate de romper el círculo o intente iniciar una nueva etapa en su vida probando cosas nuevas. Está atrapada en un torbellino de indefensión al experimentar la incertidumbre de no saber si va a volver o no con la ex pareja, queriendo de corazón que así sea pero racionalmente entiende, o debería entender, que la relación está rota.

La persona altamente dependiente puede estar tan pendiente de lo que hace su anterior pareja que sea incapaz de seguir con sus estudios o trabajo y descuida sus relaciones de amistad y familiares, relaciones que irónicamente sí son más estables que la pareja que acaba de dejarlo. Su dependencia emocional y el síndrome de abstinencia que ha surgido tras la ruptura ha hecho que se haya convertido en una sombra de sí mismo, en un dependiente afectivo sumido en un círculo ansioso-depresivo.

La salud física y mental de la persona con alta dependencia emocional que está pasando por una ruptura se ve gravemente perjudicada en algunos casos, tanto que podemos encontrar los siguientes síntomas:

  • Angustia y ansiedad
  • Tristeza
  • Aturdimiento y falta de concentración
  • Insomnio
  • Pérdida de apetito
  • Pensamientos obsesivos
  • Sentimiento de desapego
  • Desinterés por la vida
  • Anhedonia
  • Mareos, vómitos y náuseas
  • Dolores de cabeza
  • Opresión en el pecho
Crisis de ruptura

¿Qué hacer para superar la ruptura?

La dependencia emocional tras una ruptura dificulta mucho la superación de la misma. La aparición de la sintomatología propia de la abstinencia emocional hace que aceptar que ya no va a continuar esa relación sea difícil, pero no imposible. Cabe destacar que para estos casos siempre es recomendable acudir a un especialista, un psicólogo especializado en rupturas y relaciones de pareja que enseñará herramientas y estrategias que le puedan servir para seguir adelante.

Con tal de ayudar a liberarse de esta dependencia emocional, todavía viva a pesar de la ruptura, es fundamental tener en consideración las siguientes claves.

1. Aceptar el dolor y asumir su transitoriedad

Como hemos mencionado, sufrir cierto dolor y algún que otro síntoma del síndrome de abstinencia emocional, dentro de unos parámetros de intensidad y duración, es algo totalmente normal. No obstante, es necesario entender y asumir que es algo transitorio, un estado por el que debemos pasar como parte del duelo tras una ruptura y que nos hará más fuertes, centrados y equilibrados.

Debemos aceptar las emociones negativas que van a venir después de la ruptura. Son inevitables, aparecen, pero lo que podemos controlar es la forma en cómo gestionamos y el grado en que permitimos que nos limiten. La tristeza, la desolación, el desconcierto… Todos ellos son sentimientos por los que, tarde o temprano, tendremos que pasar para favorecer la aceptación y la superación.

2. Aplicar el contacto cero

El contacto cero es básico cuando pasamos por una ruptura. Dejar de saber nada de esa persona es la mejor manera de olvidarnos y acabar con la dependencia emocional. Es cierto que es tentador mirar los perfiles en las redes sociales de esa persona, pero haciéndolo lo único que se consigue es meter el dedo en la herida.

Es esencial no tener a nuestra ex-pareja en las redes o nuestros contactos, ni siquiera con la idea de seguir siendo sus amigos de una u otra forma. De momento, lo mejor es perder el contacto. Es el primer paso para desconectarnos de su vida, evitando caer en dinámicas obsesivas y disfuncionales.

3. Empezar una nueva etapa

La ruptura puede ser el inicio de una etapa que, en función de cómo la afrontemos, puede convertirse en la mejor de nuestras vidas. Es fundamental que tras una ruptura hagamos borrón y cuenta nueva de todo aquello que nos recuerde a nuestro ex y hacer el esfuerzo de inducir a cambios significativos en nuestras vidas.

Algo tan simple como hacer nuevos amigos, empezar a estudiar un nuevo idioma, ir al gimnasio o cualquier otra afición que nunca hayamos probado antes nos puede ayudar para liberar la mente, romper el ciclo de la obsesión.

Paloma Rey Cardona

Paloma Rey Cardona

Psicóloga General Sanitaria

Profesional verificado
València
Terapia online

Hagamos lo que hagamos, una ruptura afectiva jamás debe verse como el fin del mundo, sino como el fin de una etapa y el inicio de otra, una en la que podemos hacer que hayan muchas cosas buenas, construyendo una versión de nosotros más fuerte.

  • Didonna, F. (2011). Manual clínico de Mindfulness. Bilbao: Desclée de Brouwer, S.A.
  • Kübler-Ross, E. (2006) Sobre el duelo y el dolor. Ediciones Luciérnaga. Barcelona.
  • Lopez-Cantero, E. (2018). The Break-Up Check: Exploring Romantic Love through Relationship Terminations. Philosophia (Ramat Gan), 46(3): pp. 689 – 703.
  • Martell, C. et al.(2010). Behavioral activation for depression. The Guilford Press.
  • Verhallen, A.M. et. al. (2019). Romantic relationship breakup: An experimental model to study effects of stress on depression (-like) symptoms. PLoS One, 14(5): e0217320.

Psicóloga

València
Terapia online

Paloma Rey es Psicóloga General Sanitaria. Ofrece atención a población infanto-juvenil y adulta, tanto de forma presencial como online, en casos de ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés, duelo, dificultades de aprendizaje, entrenamiento en habilidades sociales y comunicación,resolución de conflictos, problemas de conducta y gestión emocional, y TDAH, entre otros. Para ello emplea técnicas propias de la terapia cognitivo-conductual, combinándolas con psicología positiva y Terapia de Aceptación y Compromiso.

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