Las relaciones de pareja son siempre complicadas, porque la convivencia con personas con las que se comparte mucho siempre lo es. La implicación emocional, las expectativas de planes de futuro y el hecho de tener que repartirse tareas son potenciales fuentes de conflicto, a lo que además le tenemos que añadir otros sacrificios relacionados con el noviazgo y el matrimonio.
Esto hace que muchas personas se planteen… ¿cómo dejar de pelear tanto con mi pareja en el día a día? En este artículo veremos varios consejos acerca de cómo gestionar la convivencia entre personas enamoradas, haciendo que las discusiones sean menos frecuentes.
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¿Cómo dejar de pelear tanto con mi pareja?
Sigue estas pautas para regular mejor la comunicación y las emociones en tu relación de pareja, adaptando estas ideas a tu caso específico.
1. Controla tus expectativas
No debes asumir que el objetivo es no discutir nunca más con tu pareja, porque eso es poco realista. El hecho de adoptar la expectativa de mantener una relación ideal en la que todo son sonrisas constantemente puede ser, en sí, un motivo de conflicto, algo que nos predispone a frustrarnos y a enojarnos por cualquier detalle e imperfección.
2. No te guardes nada importante
El hecho de evitar el conflicto ocultando información también es algo que puede agravar el problema, haciendo que la cadena de mentiras creadas para ocultar eso generen malestar y eventualmente enojos cuando aparecen sorpresas desagradables.
3. Adopta actitudes constructivas
Hay quien confunde señalar que el otro ha hecho algo malo con humillar al otro porque ha hecho algo malo. Lo primero es necesario para que esa conducta no se vuelva a repetir, pero lo segundo solo sirve para que la otra persona se ponga a la defensiva, se reafirme y crea que no ha hecho nada malo.
Es un fenómeno que se da a través de un proceso conocido como disonancia cognitiva: si la otra persona muestra una imagen muy mala de nosotros, una que merece burla, entonces la otra persona está equivocada y como consecuencia no tiene razón al criticar nuestro comportamiento.
4. Evita mezclar reproches
Es importante que, al quejarnos por algo, nos refiramos solo a aquello que estamos criticando en ese momento, y que no aprovechemos eso como una excusa para sacar el tema de una discusión anterior con tal de tener más munición con la que atacar a la otra persona. Esto último no es honesto, no sirve para solucionar el problema y además favorece la aparición de conflictos.
5. Da muestras de afecto
Este es un consejo básico: dado que amas a la otra persona, demuéstralo a través de las muestras de cariño cotidianas. De no ser así, lo único que quedará patente es la frustración y el descontento en los momentos en los que se discuta, pero no el amor. Por ello, la relación se puede convertir en un campo de batalla.
En definitiva, es importante tener claro que el amor no es algo que se da por sentado; debe ser expresado.
6. Hablad mucho sobre lo que os pasa
Otro de los consejos sobre cómo dejar de discutir tanto se fundamenta en la idea de que muchas veces estos enfrentamientos se producen por una falta de comunicación. Esto hace que uno de los miembros de la pareja permanezca en la ignorancia con respecto a un tema que en caso de conocer consideraría importante, y que cuando sabe de él, le hace preguntarse a qué se debe esa falta de transparencia: ¿falta de confianza? ¿Incapacidad de pensar en la otra persona? ¿Desinterés en su punto de vista?
7. Ponerle un límite al humor
Hay quien confunde el humor con ridiculizar constantemente a la otra persona. Esto no solo no tiene sentido, sino que a la práctica puede convertirse en algo que daña significativamente a la pareja, y que en casos extremos y frecuentes puede ser considerado un tipo de maltrato psicológico, tal y como ocurre con el gaslighting.
Una cosa es reírse con una persona, y la otra es reírse de la persona. El humor no puede ser un escudo con el que cubrir la crueldad y los ataques a la dignidad del otro, porque eso genera frustraciones y enfados, y lo que es más importante, daña a la víctima.
8. Hablad sobre vuestras prioridades
Conocer las preocupaciones e intereses de la otra persona es fundamental para entender qué es lo que la mueve a actuar. Ser consciente del mundo mental del otro permite trazar planes conjuntos con mayor facilidad y que no ocurra una situación en la que las necesidades de uno quedan sometidas a las del otro, con el consiguiente resentimiento y frustraciones acumuladas.