Con el paso de los años, es normal que los novios y cónyuges vean como su relación sexual va siendo menos activa, pero no por ello que se agote o que el sexo se convierta en algo del pasado.
El sexo es algo que se da en todas las edades y tenerlo es completamente normal, ya sea en menor o mayor medida. Sin embargo, es cierto que hay parejas que ven cómo su vida sexual se apaga de repente, y es inevitable preguntarse por qué.
“Mi pareja no me desea” es el pensamiento de muchos hombres y mujeres que ven cómo el deseo sexual de su amante disminuye hasta un punto preocupante. ¿Qué es lo que lo provoca? ¿Tiene solución? veámoslo a continuación.
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Mi pareja no me desea: ¿qué hacer?
Un pilar muy importante en la mayoría de las parejas son las relaciones sexuales. No es que el sexo sea lo que determine lo bien o lo mal que vaya una pareja, como podemos observar en muchas parejas con miembros asexuales en donde las relaciones íntimas adquieren un plano más secundario, pero sí que es cierto que las relaciones sexuales suponen un momento de intimidad y conexión que permite a los amantes sentirse plenos, notar como la otra persona forma parte de ellos y ellos forman parte de la otra persona.
Es totalmente normal que la vida sexual vaya siendo menos activa a medida que van pasando los años. Las emociones y sentimientos que se sienten al principio de la relación van asentándose, matizándose y calmándose, sin que ello implique que desaparezca el amor o las ganas de tener relaciones de vez en cuando. Lo que ocurre es que la intensidad baja, pero no por ello la calidad de la relación. Sin embargo, sí que son muchos hombres y mujeres que, pasado un tiempo y ver como que la magia se ha apagado, temen que se haya agotado la relación y en su mente venga el pensamiento de “mi pareja no me desea”.
La falta de deseo sexual en esas parejas donde se considere una necesidad puede convertirse en un problema grave. No obstante, aun cuando se haya perdido ese deseo (cosa que no tiene por que ser así) ambos amantes pueden seguir teniendo bienestar, complicidad, comunicación, diversión, desarrollo y crecimiento común. El sexo no lo es todo, pero su ausencia puede provocar problemas si no se aborda qué es lo que ha provocado que ya no sea común y supone tensión y conflicto entre los cónyuges o novios.
La ausencia de deseo no es algo que precipite necesariamente a la ruptura, pero desde luego, en caso de no ser debidamente solucionada, puede ser una de las tantas cosas que desborden el vaso de la relación insatisfecha.
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Causas de la falta de deseo sexual en la pareja
Hecha la reflexión sobre por qué el sexo no es necesariamente algo básico en todas las parejas, sí que es cierto que si lo es se debe buscar cuál es la fuente del problema. Dado que el sexo se considera una necesidad básica, el hecho de que en una relación se pase de tener X cantidad de relaciones sexuales a prácticamente ninguna no nos debe preocupar necesariamente pero sí intentar averiguar el por qué. Como decíamos, es normal que con el paso de los años, el sexo vaya adquiriendo menos protagonismo y que aquellas relaciones fogosas que teníamos en la juventud ya sean algo cada vez menos cotidiano. Sin embargo, de suceder de repente debe haber una explicación más allá de la edad o de la ganancia de confianza entre ambos, sobre todo si esta segunda causa no se ve como algo posible.
Existen muchas razones por las que debemos empezar a preocuparnos por el hecho de que nuestra pareja ya no nos desee, o al menos esa sea la sensación que nos da. Cada una de ellas requerirá de abordajes diferentes, además de dificultades y grados de esfuerzos también variados.
1. Infidelidad
Lamentablemente, una de las posibles causas detrás de que nuestra pareja no nos desee es que nos ha sido infiel. Naturalmente, que nos haya puesto los cuernos, lejos de resolver el problema de la falta de sexo o de que no nos desee, solo va a hacer que el problema adquiera complejidad. Que él o ella tenga otras relaciones favorece que pierda todavía más interés en su pareja.
Naturalmente, él o ella no tenía derecho a sernos infieles. Puede que sea cierto que haya perdido interés en nosotros porque ya no le parecemos atractivos o porque ha habido algo que nos ha hecho no querer tener sexo por una temporada, pero sea lo que sea no justifica su mal comportamiento. Ha roto nuestra confianza y, siempre y cuando no se trate de una pareja de relación abierta, ha roto el principio de no buscar fuera de casa lo que ya tiene.
La forma de superar este problema es acudir a terapia de pareja. Esto no quiere decir que tengamos que perdonarle, pero sí que puede ayudarnos a que decidamos tomar ese paso puesto que es gracias a este tipo de terapia que muchas personas consiguen volver a confiar en la otra persona, y la otra aprende a no volver a traicionar a su pareja. La comunicación es la clave para superar este problema.
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2. Disfunciones sexuales y problemas médicos
Muchos hombres y mujeres sufren disfunciones sexuales y, a pesar de que se está desestigmatizando estos problemas, son muchos y muchas quienes tienen miedo de contárselo incluso a su propia pareja. La eyaculación precoz o el vaginismo pueden provocar la sensación de que nuestra pareja no nos desee. No es que no quiera tener relaciones sexuales, sino que siente tanta incomodidad y miedo a no poder estar “a la altura” que no se atreve a tenerlas.
Estos problemas difícilmente se van a solucionar solos y, por ello, es necesario acudir a un médico. Las causas por las que pueden aparecer son variadas, estando las causas orgánicas que serán evaluadas y tratadas por un médico en caso de que las haya; y las psicológicas, atendidas por psicólogos sexólogos.
También puede darse el caso de que estas disfunciones sexuales aparezcan como consecuencias de un trastorno subyacente, como puede ser una adicción al alcohol, un trastorno de ansiedad o depresión. Es por este motivo que, en caso de haberse descartado la causa orgánica, también debe consultarse con un psicoterapeuta especializado en parejas.
3. Estrés, ansiedad y trastornos asociados
El estrés y la ansiedad son dos aspectos que se han convertido en la pesada compañía de muchas personas. Las preocupaciones, el miedo, la incertidumbre, la inseguridad y muchas otras emociones y cogniciones más nos alteran, nos tensan y provocan alteraciones tanto en lo mental como en lo químico. Se nos dispara el cortisol mientras que la hormona serotonina está a mínimos, provocando todo esto una serie de cambios físicos y psicológicos que no tardan en afectar al deseo sexual.
Puede que el motivo por el que nuestra pareja ya no nos desee sea porque se siente tan agobiada, acumulando tanta tensión y viendo cómo las situaciones la desbordan que acaba sufriendo un bloqueo general que termina afectando a su forma de relacionarnos con nosotros en el terreno sexual. El estrés favorece la apatía y la inhibición del deseo sexual, junto con otros problemas en otras áreas de su vida y, por ello, es recomendable acudir a psicoterapia.
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4. Relación monótona y aburrimiento
El aburrimiento es también una de las causas detrás de que nuestra pareja parezca haber perdido interés por nosotros. Es un poco triste reconocerlo, pero es mucho mejor que las otras tres causas que hemos visto puesto que no es algo de lo que debamos preocuparnos especialmente. Es lógico que, pasados muchos años con la misma persona, el sexo se convierta en algo muy rutinario, con pocas sorpresas y hasta mecánico.
Si queremos que el sexo funcione en nuestra relación, hay que darle un poco de vidilla. Al aburrimiento se le combate con originalidad, creatividad e ideas nuevas, con cosas que no hace falta romperse la cabeza para volver a sentir que la llama del amor y la atracción está tan caliente como al principio. Abrámonos un poco de mente: tened citas románticas, probad nuevas posturas, añadid juguetes, haced sexo tántrico… son muchas las formas de recuperar la pasión.
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Posibles soluciones para superar el problema
Como hemos visto, existen varios factores que explican el hecho de que nuestra pareja ya no nos desee sexualmente, o que al menos sea esa la sensación que nos da. Cada situación hace que el problema adquiera una gravedad y abordaje diferente, siendo el más grave el de la infidelidad. Sea cual sea el problema que consideramos que tiene nuestra relación, a continuación vamos a ver qué podemos hacer para achacar esta cuestión.
1. Hablar abiertamente
Lo más importante de todo es hablar abiertamente con nuestra pareja sobre cualquier problema que nos angustie o preocupe. Debemos ser claros a la hora de decir que nos da la sensación de que no nos desea, transmitiendo qué sentimos y lo importante que es para nosotros llevar una vida sexual más activa. Es fundamental dejar que él o ella también se explique, que nos diga qué es lo que está pasando y qué piensa sobre este problema. Sed honestos, respetuosos y comprensivos y, ante todo, calma.
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2. Identificar el problema y buscarle una solución
Como hemos podido ver, son varios los problemas que pueden estar detrás de la falta de deseo sexual. Para achacar el problema, es necesario saber qué es lo que lo provoca y actuar en consecuencia, algo para lo cual quizás sea necesario contar con apoyo profesional.
Si es estrés o un problema de disfunción sexual, es fundamental acudir a profesionales para ver si puede haber una enfermedad o trastorno detrás, primando la salud física y mental de nuestra pareja antes que nuestra vida sexual.
Si se trata de un tema de infidelidad, ante todo debemos mantenernos calmados aunque nos haya partido el corazón. Como hemos comentado, no tenía ningún derecho a hacerlo y, por muchas “necesidades” que nos diga para justificar lo que ha hecho, no hay excusa que valga. Nos ha traicionado, pero no es el fin de la relación necesariamente. Aquí lo recomendable es acudir a terapia de parejas y ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Por último, si el problema es el aburrimiento lo suyo es expandir nuestras opciones sexuales. En el vasto mundo que es el Internet podemos encontrar consejos de todo tipo y condición para hacer que nuestra vida sexual sea un poco más heterodoxa y, si bien seguro que encontráis cosas que os desagradan, habrá otras que por muy extrañas que os puedan parecer seguro que le encontráis el morbo.
3. Acudir al psicólogo individualmente
Acude al psicólogo, pero para ti. Esto no es terapia de pareja (la terapia de pareja siempre se hace en pareja) sino para introspeccionar en ti y averiguar si realmente hay algo en ti o en la situación que vives que pueda haber precipitado el hecho de que nuestra pareja no nos desee. Puede que, en realidad, seamos nosotros quienes no queremos tener relaciones, pero no nos demos ni cuenta o hayamos proyectado esta ausencia de sexo en el otro.
También es necesario gestionar las emociones asociadas a la sensación de que no seamos deseados por aquella persona con la que compartimos tanto. Esto puede llegar a ser muy doloroso tanto para hombres como mujeres y, aunque puede que se trate meramente de un mal entendido o que los deseos sexuales de ambos amantes no se sincronicen, el hecho de que nos niegue nuestra propia pareja tener sexo puede provocar mucha frustración y enfado, incluso empujarnos hacia los brazos de otra persona. Y eso no lo queremos bajo ningún concepto.
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