Los rechazos amorosos pueden ser una de las experiencias que producen más angustia y malestar si no se saben gestionar bien.
Por un lado, la autoestima de la persona que lo experimenta puede verse afectada si interpreta este episodio como una señal de que vale poco como ser humano y que el resto de personas no quieren relacionarse con ella. Por el otro, el rechazo puede ser, a la vez, una manera de que se vean truncados una serie de planes de vida en pareja y de ilusiones acerca de cómo puede evolucionar la relación con la otra persona, lo cual produce una decepción que puede desembocar en angustia o ansiedad.
Cómo superar un rechazo amoroso con filosofía
Sin embargo, los rechazos amorosos no tienen por qué suponer un gran problema si se sabe cómo afrontarlos con filosofía. Por eso merece la pena entrenarse en la capacidad para adaptarse a estas situaciones, lo cual nos permitirá dejar de evitar la posibilidad de que sucedan (huyendo de las situaciones en las que debamos expresar nuestros sentimientos) y a la vez adaptarse a una serie de hechos que escapan a nuestro control y tienen que ver con los intereses de otra persona.
1. Dudar de las intenciones de uno mismo
Existe una fuerte influencia social que nos empuja a estar buscando pareja constantemente, incluso cuando nos apetece estar solos. Una buena manera de encajar un rechazo es cuestionar hasta qué punto sentimos unas ganas sinceras de estar con esa persona. La inteligencia emocional que nos ayuda a ver las relaciones personales desde una perspectiva apropiada está relacionada también con la capacidad para revisar y poner en duda las presuposiciones acerca de nuestras propias intenciones, motivaciones y objetivos verdaderos.
Es por eso que, para superar un rechazo, es esencial plantearse en primer lugar si se trata de un rechazo genuino, es decir, si lo que no ha sido correspondido por la otra persona es un verdadero proyecto de pareja.
2. Tomarse la situación como una oportunidad
Los rechazos amorosos también pueden ser una oportunidad para entrenar la propia gestión de las emociones y convertirnos en personas emocionalmente fuertes. El propio hecho de tener la capacidad para plantar cara a las situaciones en las que la suerte no acompaña ya es un activo muy valioso, y esta habilidad sólo puede ser entrenada aprovechando los momentos de adversidad.
Tomarse la gestión de un rechazo con ánimo constructivo no sólo contribuirá a que las emociones negativas asociadas a este se vayan desvaneciendo a medida que les prestemos menos atención, sino que, además, nos ayuda en nuestros planes de desarrollo personal.
3. Reconocer el poder de la gestión de la atención
Solemos creer que nuestra percepción de la realidad viene dada por nuestros sentidos, pero hay otro factor que casi nunca tenemos en cuenta: la atención. En los casos en los que alguien hace algo que nos sienta mal, tenderemos a centrarnos en el aspecto inusual que nos produce malestar (sus frases hirientes, su actitud hostil hacia nosotros, etc.) y no nos daremos cuenta de que sería perfectamente posible percibir los mismos estímulos distanciándonos de los aspectos desagradables de la escena.
Del mismo modo, para superar un rechazo es importante tener en cuenta que tomar los mandos de nuestra atención para dirigirla hacia los aspectos positivos (o neutros) de la situación es gran parte de la solución.
Cuando superamos un rechazo, estamos superando también el bucle de emociones negativas que este produce. Por eso es bueno recordar que gran parte del dolor que desencadena un rechazo se origina no por lo que ha hecho la otra persona, sino por nuestra focalización en las sensaciones negativas y en los pensamientos que lastran. Debemos aprender a corregir "manualmente" la tendencia de nuestro cerebro a focalizar la atención en aquello potencialmente hiriente para salir del bucle de emociones negativas.
4. Evitar "suprimir" las emociones negativas
Este paso se deriva del anterior. Dejar de focalizarse en los aspectos negativos del rechazo no significa luchar por olvidar este rechazo ni hacer ver que no se ha pasado por él, sino reformular esta experiencia en otros términos. Intentar "bloquear" mentalmente todos los recuerdos asociados a la otra persona no deja de ser una manera de tener siempre en mente aquello que pretendemos evitar, ya que tanto el objetivo como el plan para olvidarse de todo ello hacen referencia a los aspectos del rechazo que más nos duelen. Si bien puede ser acertado dejar de ver a la otra persona con tanta frecuencia como antes durante unos días, el objetivo de esto debe ser acostumbrarse a hábitos nuevos y tener tiempo para dedicárselo a la autorreflexión, no el simple hecho de sepultar esta relación.
En definitiva, aprender a implementar estrategias de afrontamiento para superar un rechazo amoroso implica tener confianza en la propia capacidad para lidiar con emociones negativas, en vez de negarlas.
5. Desmitificar el rechazo
Al igual que ciertas personas creen que el universo puede conspirar a su favor para ayudarles a conseguir sus objetivos, cuando toca enfrentarse a un rechazo amoroso es posible que lo percibamos como una muestra de que algo que debía ir bien de cara a nuestros intereses ha salido muy mal por causas que no logramos explicar y que, de alguna manera, atraemos la mala suerte. Este pensamiento no sólo no es racional, sino que puede suponer un obstáculo para impulsar proyectos personales, ya que nos induce a presuponer que todo fracasará y que, por lo tanto, es mejor no invertir muchos esfuerzos en ciertas cosas.
Por eso, va muy bien tener en mente un hecho muy simple: prácticamente todo el mundo se ha enfrentado a un rechazo amoroso, pero esto no es algo de lo que suela hablarse con facilidad. Si nos parece que un rechazo es algo excepcional que sólo podía pasarnos a nosotros, es porque no tenemos acceso a los compartimentos privados de las vidas del resto de personas.
Sí, los rechazos amorosos pueden ser muy duros. Pero gran parte de este sentimiento de angustia y malestar tienen que ver con tomarnos este tipo de situaciones demasiado en serio al creer que se trata de un caso muy particular. Magnificamos el drama que supone que una persona no corresponda a otra tal y como esta última querría, pero el hecho es que esto ocurre constantemente, tal y como cabe esperar en seres vivos que no tienen inquietudes e intereses idénticos.
6. Detectar los pensamientos recurrentes
Cuando nos enfrentamos a situaciones que desatan estrés o angustia, es frecuente que al principio perdamos la capacidad para controlar nuestros flujo de pensamientos tal y como lo solemos hacer habitualmente. Es por eso que suelen aparecer pensamientos recurrentes que van en consonancia con nuestro estado de ánimo y se retroalimentan entre sí, produciendo mayor sensación de malestar en el caso de que las emociones sean negativas.
Saber detectar los pensamientos recurrentes relacionados con el rechazo a uno mismo (como por ejemplo "no vales nada " o "nadie quiere saber nada de ti") es fundamental para superar un rechazo.
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