Las crisis de pareja desatadas a causa de una o varias infidelidades conforman una de las causas más habituales por las que las personas buscan ayuda psicológica profesional. Y no es para menos; se estima que en la relación de pareja promedio existe aproximadamente un 25% de probabilidades de que se produzca al menos una infidelidad, al menos en las sociedades occidentales.
Pero a pesar de que en los últimos años la terapia de pareja es cada vez más “mainstream”, en el sentido de que se ha normalizado mucho acudir a profesionales expertos en este ámbito, lo normal es que incluso quienes ya han decidido que asistirán a una primera sesión no sepan muy bien qué les espera a lo largo de un proceso terapéutico de este tipo, y aún menos si el problema a tratar tiene que ver con que alguien ha sido infiel. Por eso, en este artículo veremos un resumen de lo que se hace en la terapia de pareja aplicada a la crisis por infidelidad.
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¿Qué se hace en la terapia de pareja orientada a los problemas por infidelidades?
Estas son las principales ideas clave que debes saber para comprender lo que se hace en terapia de pareja ante una crisis de infidelidad.
1. Reorientar el problema hacia los hechos, no las personas
Uno de los aspectos clave de la terapia de pareja tiene que ver con no centrarnos en las “maneras de ser” de las personas, sino en los patrones de comportamiento que reproduce cada uno, y en cómo estos dan forma a la relación. Es decir, que se evita hablar desde una perspectiva esencialista (por ejemplo, asumiendo que las maneras de comportarse de cada uno reflejan directamente su identidad, lo que son en realidad), porque esta manera de ser las cosas no permite mejorar y/o reparar daños allí donde sea posible.
Para conseguirlo, en las sesiones de terapia se aplican técnicas pensadas para que cada uno deje de dar por sentado que conoce al otro y que se conoce a uno mismo, para pasar a analizar directamente los patrones de comportamiento y extraer conclusiones a partir de estos hechos.
2. Detectar problemas en el contexto
No todas las conductas problemáticas se explican bien centrándonos en el individuo; muchas veces, es necesario darle tanta o más importancia al contexto en el que se producen las conductas y las interacciones entre los miembros de la pareja.
De hecho, no son raras las ocasiones en las que el principal desencadenante de una infidelidad y de la crisis consiguiente no está tanto en la relación como en algo que existe independientemente de ella. E incluso cuando el desencadenante está sobre todo en la relación, muchas veces se trata de aspectos a los que ninguno de los dos les habían dado importancia hasta ese momento, y de los que no cuesta mucho desprenderse.
3. Buscar la reparación, no la penitencia
La terapia de pareja no es un lugar al que acudir para demostrarle a la otra persona que tenemos razón poniendo de nuestro lado al psicólogo o a la psicóloga. En todo caso, se busca encontrar un equilibrio de honestidad y compromiso que se ha roto (o que quizás nunca ha existido) y, cuando no es posible, dar paso a la ruptura sin generar daños mayores. Y esto pasa por reconocer abiertamente que se ha dañado a la otra persona, en un caso, y que la otra persona nos ha dañado, por el otro.
Eso sí, hay que tener claro que en casos de infidelidad, es un requisito indispensable que antes de iniciar la terapia de pareja los contactos afectivo/sexuales con la tercera persona ya hayan cesado.
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4. Adoptar dinámicas de comunicación nuevas
Es importante realizar ajustes en las dinámicas de interacción que tienen que ver con comunicar la necesidad de afecto, de proximidad física. De no ser así, es fácil que aparezcan temas tabú que solo sirvan para que se vaya acumulando la frustración por no poder comportarse y hablar normalmente. Esto pasa, como hemos visto, por la reparación del daño hecho. en la medida de lo posible y por la reconstrucción del compromiso.
5. Examinar los posibles motivos de autosabotaje
En la relaciones afectivas, el autosabotaje es relativamente común, y muchas veces esto lleva a dañar a la otra persona por no haber pensado lo suficiente en las consecuencias de nuestras acciones. Por eso, en terapia de pareja, se aprende a detectar y a identificar como tales a aquellos pensamientos que pueden servir como una auto-excusa para incrementar la posibilidad de cometer infidelidades. Y, en casos así, se puede pensar en qué es lo que ha desencadenado ese pensamiento o sentimiento.
Referencias bibliográficas:
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