No sé si te pasa a ti también, pero yo a menudo tengo que decidir entre ser una persona responsable, o querer disfrutar de la vida y comprarme un vuelo para irme un fin de semana.
Los pensamientos suelen ser “Lucía, tienes que ahorrar para pagar las facturas”, en contra de “El dinero está para gastarlo y me lo merezco”.Por lo visto, es algo que nos pasa a muchas personas, ese eterno debate entre ser ahorrador/a y gastar dinero en disfrute y ocio.
Sin embargo, esto puede suponer un verdadero problema para las personas que sufren dismorfia del dinero. Sigue leyendo este artículo para descubrir qué es la dismorfia del dinero, cómo saber si lo tienes y qué hacer para combatir este problema psicológico.
¿Qué es la dismorfia del dinero?
La dismorfia del dinero se refiere a un problema psicológico que conlleva percibir erróneamente que tenemos más dinero de lo que realmente hay ahorrado, lo cual implica gastarlo en consonancia. Como te puedes imaginar, creer que tienes más dinero del que te puedes gastar supone un grave problema económico.
Esta percepción distorsionada de la realidad económica lleva a tomar malas decisiones, tener conductas compulsivas y gastar por encima de las posibilidades. Por lo tanto, las personas que sufren dismorfia del dinero pueden acumular deudas o tener muy bajos beneficios económicos.
Además de las consecuencias financieras, este problema provoca malestar psicológico. Estas personas tienden a obsesionarse por el dinero, por ser ricos y compararse constantemente con otras personas (posiblemente con mayor estatus socio-económico). Esto les provoca estrés, ansiedad e insatisfacción permanente en cuanto a sus ganancias.
El término de dismorfia del dinero no está recogido por los manuales de diagnóstico usualmente utilizados en psicología, como el DSM-V o el CIE-10. Sin embargo, el aumento de la incidencia de este problema psicológico y financiero, sobre todo en la población joven, ha creado la necesidad de acuñar esta etiqueta.
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La dismorfia del dinero y la Generación Z
Se ha observado que la dismorfia del dinero se da más frecuentemente en jóvenes adultos, como los que pertenecemos a la generación Z y los millennials. Esto se debe a una serie de factores sociales que han ocurrido en las últimas décadas, como las redes sociales, la cultura del consumismo y del éxito, y los cambios socio-económicos, todo muy de la mano.
1. Redes sociales
La generación Z y la millennial son las primeras generaciones que son adultos y han crecido conectados a Internet. ¿Y esto qué tiene que ver?, te puedes estar preguntando. Pues que una de las grandes influyentes en la dismorfia del dinero son las redes sociales y los influencers.
Los influencers son figuras con autoridad sobre los jóvenes, porque son personas carismáticas que han conseguido triunfar en lo suyo y hacerse famosos. A esto se le suma que en sus contenidos hacen una gran labor de publicidad, explícita o implícitamente. De esta manera, los millennials y los de la generación Z compran muchos productos que utilizan los influencers y se dejan llevar por las modas actuales.
Es más, como los influencers son vistos como modelos a seguir, los jóvenes aspiran a tener el mismo estilo de vida. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los influencers vienen de familia ya acomodadas o han conseguido muy buen nivel socio-económico por su cuenta, tener las expectativas de llevar el mismo nivel de vida que sus ídolos solo puede llevar a frustrarse con la situación económica y tomar malas decisiones.
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2. La cultura actual
Las redes sociales no son el problema en sí mismas, sino que solo son un reflejo de lo que es la sociedad actual. En las últimas décadas, ha emergido en el mundo occidental lo que se conoce como la sociedad del consumo, en la que prima comprar y consumir muchos productos y servicios, incluso cuando no son necesarios de verdad.
Hay una obsesión por comprar más y más, y todo siempre que sea de la mejor calidad, e incluso existe una presión social en torno a eso. Si puedes permitirte comprar los mejores móviles o los zapatos más caros del mercado que sean de marca, se te considera en la sociedad actual como un/a triunfador/a; lo que implica que si no puedes comprarlos, no lo eres.
Por eso, sobre todo los jóvenes adultos, viven con las expectativas de hacerse ricos para poder llegar a comprarse todo lo que se les antoje. La presión social lleva a estas personas a creer que tienen el camino allanado por sus padres y que tienen las condiciones propias para hacerse ricos (una educación más accesible, la visión internacional de los estudios y trabajos…), y que si no lo han conseguido, han fracasado. Sin embargo, casi nunca es así.
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3. Cambios socioeconómicos
Además de las redes sociales y la cultura, son predisponentes los problemas socioeconómicos surgidos en estos años y las expectativas vitales que teníamos desde pequeños. Aspiramos a tener el mismo nivel de vida que nuestros padres o, en su caso, mejor que ellos, que para eso han intentado garantizarnos un futuro.
En cambio, la sociedad ha cambiado tanto que no tiene las mismas condiciones que hace 30 años. Todo está más caro, incluso los bienes de primera necesidad, y, sin embargo, los sueldos han bajado y los trabajos son más precarios, inestables y en peores condiciones. Es difícil asumir que vamos a vivir peor de lo que habían soñado nuestros padres para nosotros. Algunos no han tenido ese choque de realidad o intentan encubrirlo.
¿Qué hacer si tengo dismorfia del dinero?
Si crees que gastas dinero por encima de tus posibilidades, tienes deudas, estás obsesionado/a con el dinero y ser rico/a, te comparas constantemente con los demás económicamente o estás insatisfecho/a con tu situación económica; es posible que sufras dismorfia del dinero. En ese caso, te dejo a continuación una serie de consejos que te pueden ayudar a superar este problema psicológico.
1. Acepta que tienes dismorfia del dinero
Puede que el primer problema que debas superar es reconocer la situación. Cuando no aceptamos la realidad, se sufre doblemente. Primero, porque solo perpetúas la dismorfia del dinero y puede tener consecuencias cada vez más graves; y segundo, porque además del malestar que te provoca la propia situación, sumas el malestar por intentar luchar contra una realidad innegable: gastas por encima de tus posibilidades.
Plánteate cuáles son los motivos por los que te ha costado reconocerlo hasta ahora. Puede que haya ahí algo a nivel más profundo, como que no estés satisfecho/a con tu vida actual y estés intentando llevar una que no se ajusta a tu realidad económica. Si crees que te va a resultar muy difícil o doloroso aceptar que sufres de dismorfia del dinero, siempre puedes pedir ayuda psicológica, para que un/a profesional te haga el camino más ameno.
2. Lleva un registro de tus ganancias y gastos
El siguiente paso que puedes dar es apuntar tus ingresos y tus gastos en una libreta, en un excel o en algún programa que esté destinado a ello, es decir, que lleves tu propia contabilidad al día. Verlo reflejado por escrito te hará mucho más fácil anclarte a la realidad y estudiar lo que te puedes permitir gastar y lo que no.
Si te resulta complicado o no sabes hacerlo, siempre puedes pedir ayuda. Puedes probar con nuestro querido Google, seguro que hay tutoriales o plantillas en Internet que te pueden servir para empezar. Si no, también puedes preguntarles a conocidos que sepas que llevan un registro de su actividad económica, o acudir a una asesoría financiera, donde podrán darte un plan de acción para mejorar tu situación económica y tu dismorfia del dinero.
3. Reduce tu tiempo en las redes sociales
Como hemos mencionado, uno de los factores que predisponen a tener dismorfia del dinero son las redes sociales. Ver cómo hay personas que están todo el tiempo viajando, comiendo fuera, comprándose los mejores maquillajes, ropa o accesorios… puede crearnos necesidades y envidias que no tendríamos tan presentes si reducimos nuestro tiempo en las redes sociales.
Ten en cuenta que, a pesar de que las redes sociales son un reflejo de nuestra sociedad, los influencers solo muestran lo que quieren que veamos. En sus perfiles suben lo mejor de sus vidas y de lo que pueden sentirse orgullosos, porque según la sociedad, son señales de éxito en la vida. No te centres en lo que no tienes, valora lo que sí has conseguido y te aporta bienestar.