Imagina que preparas la cena porque la familia de tu pareja viene de visita y quieres sorprenderlos con tus dotes culinarios. Son 9 integrantes y a 8 de ellos les encantaron tus platillos. A una persona, a un primo no tan cercano de tu pareja, le pareció que tu comida no tenía sazón. Sin darte cuenta, ese comentario te arruina la noche.
Muchas veces eso es lo que pasa en nuestra vida. Nos fijamos en ese tipo de comentarios o en lo que no está saliendo como esperamos. ¿Qué pasa si le quitamos un poco de protagonismo a la supuesta “falta de sazón” y nos concentramos en todo lo positivo?
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Pero, más allá de la comida, imagina cómo cambiaría tu vida si le bajas el volumen a “lo que está mal”, a los errores, deficiencias o defectos y le das prioridad a las bondades, a lo que sí funciona... De eso, más o menos, va la psicología positiva. Y es posible que puedas aplicarla día a día a tu vida. Sobre esto hablaremos a continuación.
Entendiendo la psicología positiva
La psicología positiva es una rama de la psicología que estudia cómo las personas pueden desarrollar su bienestar y potenciar sus fortalezas. Y, ¡no!, no se trata de ignorar los problemas, sino de equilibrar el enfoque para comprender qué nos ayuda a sentirnos bien y vivir de manera más plena.
Esta corriente se basa en investigaciones que muestran que cultivar emociones positivas, construir relaciones sanas y encontrar un sentido en lo que hacemos puede mejorar nuestra calidad de vida.
Sus orígenes
Aunque la idea de enfocarse en el bienestar no es nueva, la psicología positiva tomó fuerza a finales del siglo XX gracias a Martin Seligman. En 1998, cuando fue presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología, propuso que los psicólogos también estudiaran lo que hace que las personas prosperen.
Autores como Barbara Fredrickson también han sido clave con investigaciones sobre las emociones positivas y cómo influyen en nuestro día a día.
Los pilares de la psicología positiva
Esta perspectiva se apoya en varios principios que pueden ayudarnos a construir una vida más satisfactoria. Aquí van algunos de los más importantes:
1. Cultivar emociones positivas
No se trata de estar felices todo el tiempo, porque sabemos que en la vida hay altas y bajas. Se trata, más bien, de aprender a identificar y dar más espacio a emociones como la gratitud, la alegría o el amor, que pueden ayudarnos a afrontar mejor los desafíos.
2. Identificar y potenciar tus fortalezas
Incluso aunque no sepamos identificarlo al principio, todos tenemos habilidades que nos hacen únicos. Entonces, descubrir qué es eso en qué somos buenos y aplicarlo en nuestra vida diaria nos ayuda a sentirnos más confiados y motivados.
3. Construir relaciones de calidad
Es una realidad que, como seres sociales que somos, las conexiones que creamos con los demás influyen mucho en nuestro bienestar. Por esta razón, invertir tiempo en relaciones sanas y significativas nos ayuda a sentirnos apoyados y a disfrutar más de la vida.
4. Encontrar sentido y propósito
Tener objetivos alineados con lo que realmente valoramos nos da dirección y motivación. Cuando sentimos que lo que hacemos tiene significado, nos resulta mucho más fácil superar los obstáculos.
Claves para usar la psicología positiva en tu vida diaria
Conocer estos principios es el primer paso, pero lo importante es llevarlos a la práctica. Aquí compartimos algunas ideas para hacerlo:
1. Practica la gratitud
Dedica unos minutos cada día a reconocer algo bueno que te haya pasado. Puedes anotarlo en un cuaderno, en las notas de tu móvil o simplemente recordarlo antes de dormir. Todo esto entrena tu mente para enfocarse más en lo positivo.
2. Descubre tus fortalezas y ponlas en acción
Si no tienes claro en qué eres bueno, pregúntale a alguien de confianza o haz un test de fortalezas. Luego, intenta aplicar esas habilidades en tu vida diaria, en el trabajo o en tus relaciones.
3. Rodéate de personas que te aporten
Está claro: las relaciones importan. Sabiendo esto, haz conscientemente el ejercicio de dedicar tiempo a las personas que te hacen sentir bien y aprende a establecer límites con quienes no suman a tu bienestar.
4. Haz algo bueno por alguien
Un gesto amable, aunque creas que es muy pequeñito, puede alegrarle el día a otra persona y también aumentar tu propio bienestar. Puede ser un favor, un mensaje de apoyo o simplemente escuchar con atención.
5. Busca momentos de disfrute
Aunque estamos en un contexto que nos invita a trabajar y trabajar, no todo tiene que ser productividad laboral. Reserva tiempo para hacer cosas que realmente disfrutas, como escuchar música, leer, pasear o cualquier actividad que te haga sentir bien.
6. Enfócate en soluciones
Cuando surja un problema o una situación que resulte retadora, en lugar de quedarte pensando una y otra vez en lo negativo, intenta pensar en qué podrías hacer para afrontarlo de la mejor manera posible.
7. Establece metas con sentido
El hecho de plantearse objetivos claros y alineados con lo que valoras hace que el esfuerzo valga la pena. La verdad, no tienen que ser cambios enormes, puedes empezar con empezar pasos pequeños pero que tengan mucho sentido para ti y para tu meta mayor.
Aclaratoria importante: la psicología positiva está muy relacionada con el arte de sentirse bien, pero no se trata de ignorar los momentos difíciles ni de fingir felicidad, sino de aprender a equilibrar nuestra perspectiva, desarrollar nuestras fortalezas y construir relaciones más saludables con nosotros mismos y, por supuesto, con nuestro entorno.