A pesar de que la comida es un elemento de primera necesidad, muchos animales valoran más aquella que les cuesta conseguir.
Vamos a explorar este fenómeno en profundidad, valorando las posibles causas del denominado contrafreeloading y repasando algunos de los estudios que fundamentan la existencia de este curioso mecanismo en muchas especies animales.
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¿Qué es el contrafreeloading?
El concepto de contrafreeloading hace referencia a un comportamiento animal por el cual algunos individuos muestran una propensión a escoger aquellos alimentos que les supone un cierto esfuerzo conseguir, en detrimento de otros que están a su libre disposición sin que les suponga el más mínimo trabajo hacerse con ellos.
No existe una palabra exacta en español para traducir este término, aunque una traducción aproximada podría ser contra abastecimiento libre, y es que el fundamento de este concepto es la decisión que el animal toma frente a la disyuntiva, precisamente entre un abastecimiento directo y libre, frente a otro en el que ha de formar parte activa para conseguirlo. En el contrafreeloading, el animal escoge la segunda opción.
Este es un concepto desarrollado por el investigador Glen Jensen, experto en psicología comparada, la rama que estudia las similitudes y diferencias entre el comportamiento humano y el comportamiento de los animales. Dicho psicólogo elaboró un estudio en el año 1963 donde descubrió el fenómeno del contrafreeloading. En ese estudio, Jensen utilizó dos centenares de ratas de laboratorio.
Situó a todos estos animales en un escenario en el que disponían de un recipiente con comida, con libre acceso a ella, pero también añadió a la jaula un aparato dispensador, con el mismo tipo de alimento. Dicho aparato liberaba comida si la rata apretaba una palanca. Lo lógico sería pensar que las ratas ni se molestarían en intentar accionar el dispensador, ya que tenían comida en los recipientes.
Pero no fue así. Estos animales demostraron que preferían aquel alimento que de alguna manera se ganaban con su propio esfuerzo. Este es un ejemplo absolutamente claro de lo que representa el contrafreeloading. Algunos podrían preguntarse si no es un comportamiento exclusivo de las ratas. Otros investigadores se preguntaron lo mismo, por lo que iniciaron toda una serie de experimentos con otras especies animales.
Gracias a ello, hoy en día sabemos que el contrafreeloading es una conducta bastante extendida por el reino animal, pues las pruebas con especies tan diversas como ratones, jerbos, distintos tipos de peces, varias aves diferentes, osos, lobos, jirafas, monos e incluso grandes primates, como los chimpancés, prefieren ganarse la comida con su esfuerzo. ¿Significaría, por lo tanto, que es una conducta generalizada en todos los animales?
Más bien, en casi todos los animales. Hay, al menos, una especie que prefiere que otros les provean el alimento en lugar de tener que esforzarse lo más mínimo para conseguirlo. Este animal no podía ser otro que el gato doméstico. Aún así, podemos afirmar que en la mayoría de especies estudiadas sí se aprecia el llamado contrafreeloading.
Contrafreeloading en animales en cautividad
Aunque Jensen fue el primero en utilizar la palabra contrafreeloading, la verdad es que tiempo atrás, otros investigadores ya se habían planteado los principios de este comportamiento. Por ejemplo, Robert Yerkes, en el año 1925, ya habló de la importancia de utilizar mecanismos que mezclasen el juego con la alimentación en los entornos artificiales creados para los primates que vivían en cautividad.
En otras palabras, lo que estaba proponiendo era precisamente practicar el contrafreeloading para que así los animales dispusiesen de elementos que les permitieran mantenerse activos y de alguna manera ganarse el alimento. Esto es justo lo que hacen a día de hoy asociaciones como Rainfer Fundación Chimpatia, un santuario para primates rescatados, que tienen una segunda oportunidad tras haber sufrido las penurias de la explotación.
En Rainfer es habitual utilizar técnicas de enriquecimiento ambiental en las que los animales han de aprovechar su intelecto para conseguir hacerse con la comida. En verano, por ejemplo, se les proporciona bloques de hielo con fruta congelada en su interior, con la doble función de refrigerarles y proponerles el reto de sacar la rica pieza que está atrapada tras la capa helada.
En otras ocasiones se les prepara la ración de alimento escondida en cajas o en lugares diversos del recinto, de manera que los animales tengan que moverse y participar en la búsqueda y no se limiten a que se les sirva el sustento en un recipiente. En este caso, no podríamos decir que sea exactamente un caso de contrafreeloading, pues para ello deberían tener también la otra opción disponible.
Pero la realidad es que cuando eso ocurre, los animales tienden a elegir la opción que supone un esfuerzo moderado. Ese sería el contrafreeloading.
En muchos centros zoológicos también se recurre habitualmente a este tipo de acciones, pues proporcionan a muchos animales comida de manera directa pero también sitúan otras piezas en aparatos que han de ser manipulados.
Los animales eligen mayoritariamente esa segunda opción, pues supone un enriquecimiento para ellos en un entorno que suele ser bastante rutinario. Pero, ¿qué razones subyacen a esa decisión?
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Posibles causas
Hay varias explicaciones que intentan darle un sentido lógico al fenómeno del contrafreeloading. Vamos a ver las más importantes de ellas.
1. Primacía de la información
La primera de las causas que se ha valorado tiene que que ver con la conocida como teoría de la primacía de la información. La explicación que utiliza dicha teoría es que, a través del contrafreeloading, el animal en cuestión está obteniendo información relevante sobre cómo funciona el entorno en el que vive, reduciendo así la incertidumbre.
2. Conductas naturales
Otra explicación es la que se apoya en la semejanza con el entorno natural de la especie animal que estamos estudiando y la situación en la que se encuentra cuando elige el contrafreeloading. Un animal salvaje, en su hábitat, raramente encuentra alimento reunido en un lugar sin tener que hacer nada. Por el contrario, ha de esforzarse, buscar, cazar.
Por lo tanto, cuando se encuentra en cautividad, puede replicar, en parte, esas conductas, eligiendo esforzarse para obtener la comida.
3. Enriquecimiento del entorno
La tercera teoría ya ha sido mencionada en parte en el punto anterior. Tiene que ver con la estimulación ambiental que supone el proponerle un reto dentro de un escenario que no suele contener muchas variaciones. De este modo, no llegaría a contar con la estimulación que obtendría en el hábitat natural pero desde luego seguiría siendo mucho más estimulante que encontrarse la comida en un cuenco cada mañana, sin cambio alguno.
En otras palabras. Lo que el contrafreeloading estaría haciendo sería aplacar el aburrimiento al que pueden verse sometidos algunos animales, especialmente aquellos que no experimentan variaciones en su recinto.
La forma de aplicarlo
Ya conocemos mucho mejor qué significa el concepto de contrafreeloading. Hemos visto ejemplos y hemos valorado algunas de las posibles explicaciones. Centrémonos ahora en la forma de poder llevar a cabo una situación donde el animal pueda beneficiarse de las ventajas de este mecanismo.
Obviamente, cada especie es diferente y también lo son los individuos dentro de una misma especie, pero las pautas suelen ser semejantes para muchos de ellos. Para introducir el contrafreeloading en un animal doméstico o que viva en cautividad, debemos comenzar colocando solo una porción de la comida que le corresponde en la situación de esfuerzo.
Además, debemos ser comedidos en el reto que les proponemos, pues si la comida resulta prácticamente inaccesible, el animal se frustrará y abandonará rápidamente la tarea, dirigiéndose hacia la comida que es “gratis” (la que está disponible sin esfuerzo). Por ello es importante ajustar la dificultad del ejercicio.
Posteriormente y según el animal se vaya acostumbrando, sí que podremos aumentar las trabas y ponérselo cada vez más complicado para llegar al alimento. Igualmente, aumentaremos la cantidad, para que la recompensa sea acorde al esfuerzo que ha de realizar. En este punto continúa siendo contrafreeloading porque siempre tiene la opción de dirigirse al plato de comida, que es el camino fácil.
Pero, si se han diseñado las condiciones adecuadamente, comprobaremos que el individuo desecha esa posibilidad y prefiere la aventura que le supone el resolver el problema que tiene delante para así conseguir el premio tras completar el trabajo que se espera de él. Siguiendo con esta rutina, llegaremos a la última fase, en la que únicamente se le proporcionará comida en forma de reto, prescindiendo del recipiente “gratis”.
En esta última fase ya hablaríamos de mero enriquecimiento ambiental pero no de contrafreeloading, pues no se le daría la opción de elegir, al haber retirado la opción fácil. Pero no importará, porque preferirá la difícil. A no ser que sea un gato.
Referencias bibliográficas:
- Inglis, I.R., Forkman, B., Lazarus, J. (1997). Free food or earned food? A review and fuzzy model of contrafreeloading. Animal behaviour. Elsevier.
- Jensen, G.D. (1963). Preference for bar pressing over "freeloading" as a function of number of rewarded presses. Journal of Experimental Psychology.
- Koffer, K., Coulson, G. (1971). Feline indolence: Cats prefer free to response-produced food. Psychonomic Science.
- Osborne, S.R. (1977). The free food (contrafreeloading) phenomenon: A review and analysis. Animal Learning & Behavior. Springer.