Desconexión Digital: explorando las profundas consecuencias del Phubbing

El phubbing es el acto de prestar más atención a un dispositivo que al mundo real.

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El avance tecnológico de las últimas décadas ha transformado radicalmente la forma en que nos comunicamos y nos relacionamos con los demás. Los dispositivos móviles, en particular, se han convertido en una extensión inseparable de nuestras vidas, brindándonos acceso constante a información, entretenimiento y conexiones en línea. Sin embargo, esta interconexión digital también ha traído consigo una serie de desafíos y fenómenos sociales intrigantes que merecen una atención más profunda.

¿Qué es el Phubbing?

Uno de estos fenómenos es el "phubbing", un término que surge de la fusión de las palabras "phone" (teléfono) y "snubbing" (ignorar). El phubbing se refiere al acto de prestar más atención a un dispositivo móvil que a las personas presentes durante las interacciones sociales cara a cara. Aunque esta conducta puede parecer inofensiva en un principio, sus implicaciones son mucho más profundas de lo que podríamos anticipar.

En este artículo, exploraremos el concepto del phubbing como una adicción a no sustancias, sus causas subyacentes y lo que es más importante, las consecuencias que puede tener en nuestras relaciones interpersonales y en el tejido mismo de la sociedad.

Un nuevo capítulo dentro de las adicciones a no sustancias es la adicción a la tecnología, esta involucra un uso excesivo y compulsivo a dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, tabletas y computadoras. Los síntomas que se expresan son la necesidad constante de revisar mensajes, redes sociales o jugar juegos en línea, incluso cuando interfiere con otras actividades y relaciones.

Las adicciones a no sustancias, también conocidas como adicciones comportamentales o adicciones conductuales, son patrones compulsivos y problemáticos de comportamiento que comparten similitudes con las adicciones tradicionales a sustancias. Aunque no involucran la ingestión de drogas, estas adicciones pueden tener efectos significativos en la vida de las personas y en su bienestar psicológico y emocional. La base científica que respalda la comprensión de las adicciones a no sustancias son las siguientes.

  • Cambios cerebrales: Las investigaciones han demostrado que las adicciones a no sustancias también pueden activar circuitos cerebrales similares a los que se activan en las adicciones a sustancias. Los sistemas de recompensa y motivación en el cerebro, como el sistema de dopamina, están implicados en la sensación placentera asociada con el comportamiento adictivo.

  • Reforzamiento positivo: Al igual que con las sustancias adictivas, las adicciones a no sustancias a menudo proporcionan recompensas inmediatas o gratificación que refuerzan el comportamiento adictivo. Esto puede llevar a un ciclo en el que las personas buscan repetidamente esa recompensa.

  • Tolerancia y abstinencia: Las adicciones a no sustancias pueden provocar síntomas de tolerancia, donde la persona necesita aumentar la cantidad o intensidad del comportamiento para obtener la misma gratificación. Además, la abstinencia de ciertos comportamientos adictivos puede llevar a síntomas de malestar físico o emocional.

  • Ciclo de recompensa: La repetición constante de un comportamiento adictivo puede llevar a la formación de un ciclo de recompensa en el cerebro. Esto puede hacer que la persona se sienta atrapada en el comportamiento adictivo, incluso cuando es consciente de sus consecuencias negativas.

  • Impacto en la salud mental: Las adicciones a no sustancias pueden tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de las personas. Pueden contribuir a la ansiedad, la depresión, la baja autoestima y otros problemas de salud mental.

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¿Cuáles son las consecuencias de la adicción a la tecnología?

Las consecuencias de estas conductas tienen que ver con el deterioro de la calidad de la comunicación. Cuando una persona presta más atención a su dispositivo que a la conversación o interacción en curso la comunicación se ve afectada. Esto puede llevar a malentendidos, falta de conexión emocional y la sensación de que la conversación no es valorada, de esta manera la disminución del tiempo de calidad durante el phubbing puede robar tiempo valioso en el que las personas podrían conectar de manera más sana.

Esto puede afectar la oportunidad de compartir experiencias o emociones de momentos significativos, lo que a largo plazo debilita el vínculo. No tenemos que desestimar que la falta de atención y empatía puede erosionar la confianza y autoestima en una relación. Llevar adelante esta conducta no genera más que resentimiento sumada a la desconexión emocional que puede sentir la parte que no está siendo escuchada o comprendida pudiendo alejarse emocionalmente de la relación por no ser una prioridad frente al dispositivo.

Un apartado especial es como el phubbing puede afectar a los niños en su comportamiento posterior. Los adultos son modelos a seguir. Si los adultos que cuidan de niños están constantemente absortos en sus dispositivos y prestan poca atención, los pequeños pueden aprender que esa es una forma aceptable de comportamiento.

Esto podría llevar a que ellos mismos también busquen distracciones digitales en lugar de interactuar con otros o estar presentes en el momento. Cuando los pequeños o adolescentes experimentan el phubbing de parte de sus cuidadores, pueden sentirse pocos importantes o valorados. Pueden interpretar que los dispositivos electrónicos son prioritarios sobre ellos, lo que podría afectar su autoestima y su percepción de la importancia en la vida de los adultos.

La interacción cara a cara sigue siendo crucial para el desarrollo social de los niños, púberes y adolescentes. El phubbing puede limitar el tiempo de calidad que los adultos pasan interactuando y jugando con los niños. Esto puede afectar su capacidad para desarrollar habilidades de comunicación, empatía y resolución de conflictos como, por ejemplo, dificultades para expresar sus pensamientos y emociones, lo que podría tener un impacto negativo en su desarrollo lingüístico y comunicativo, así también resultar en conductas de aislamiento y soledad frente a sus amigos y compañeros.

El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede llevar a una dependencia digital, donde los niños y adolescentes y adultos, se sienten ansiosos o incómodos cuando no tienen acceso a los mismos. De tal manera que se pierde la empatía y se dejan de lado los sentimientos de otros debido a un débil desarrollo de las habilidades sociales.

La seguridad emocional de los niños se basa en sentirse amados, valorados y cuidados. El phubbing puede erosionar esa sensación de seguridad emocional, lo que podría influir en su confianza y en cómo desarrollan relaciones con los demás en el futuro. Es importante que los adultos sean conscientes de cómo el uso de dispositivos electrónicos puede afectarlos. Establecer límites saludables para el uso de dispositivos y dedicar tiempo de calidad sin distracciones digitales puede ayudar a mantener una relación positiva y enriquecedora.

En resumen, la investigación científica respalda la noción de que las adicciones a no sustancias comparten muchas similitudes con las adicciones tradicionales a sustancias. Estos comportamientos adictivos pueden tener efectos profundos en la salud mental, el bienestar y las relaciones interpersonales de las personas. Abordar estas adicciones requiere enfoques terapéuticos y de tratamiento adaptados a las necesidades individuales de cada persona.

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Conclusiones

Es importante que los padres y cuidadores fomenten un equilibrio saludable entre el uso de dispositivos electrónicos y las interacciones sociales en persona. Establecer límites en el tiempo de pantalla, promover actividades sociales y fomentar la comunicación abierta sobre el uso de la tecnología puede ayudar a mitigar estos efectos negativos.

Las terapias cognitivas y conductuales, así como la terapia de grupo, han demostrado ser efectivas en el tratamiento de adicciones a no sustancias. Algunas personas pueden beneficiarse de la terapia de exposición, donde gradualmente se los familiariza o acerca a las situaciones que desencadenan su comportamiento adictivo de esta manera se les ayuda a desarrollar estrategias de afrontamiento.

Pero en definitiva cualquier tipo de terapia desarrollada por profesionales certificados en salud mental será adecuada si en la familia o en los ambientes sociales comenzamos a reconocer estas sintomatologías. Conocer nos ayuda a protegernos de un flagelo que no se ve o se declara inocente pero que nada tiene de ello, todo lo contrario. La interacción humana sigue siendo irremplazable para la salud mental.

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