Existen características psicológicas que si bien en algunos casos pueden ser de utilidad, en la mayoría de las ocasiones, a la práctica, causan más problemas de los que solucionan.
Estos rasgos pueden ser considerados las principales debilidades del ser humano, puntos desprotegidos de nuestra personalidad que pueden convertirse en espacios por los que se cuelen contratiempos. Es decir, que se trata de características psicológicas que nos llevan a auto-sabotearnos, a caer en dinámicas de comportamiento que nos perjudican a largo y medio plazo, tan solo por ceder ante determinados impulsos y deseos.
¿Cómo identificar esos momentos en los que nuestras debilidades nos ponen en una situación vulnerable? Veamos varias ideas y ejemplos.
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Las principales debilidades del ser humano
Este es un listado resumido de debilidades típicas por las que perdemos más energía y esfuerzos de los necesarios. Contribuyen a mantener situaciones que nos producen verdaderos quebraderos de cabeza y en muchos casos también hacen surgir de la nada problemas que creamos nosotros mismos y que de otro modo no deberían existir.
Eso sí, como siempre pasa en estos casos, cada nombre de las debilidades del ser humano es una abstracción, lo que significa que cuando aparecen en nuestro día a día no es evidente que estemos ante ellas. Conocerlas ayuda a detectarlas, pero no es suficiente con esto; hay que pararse a pensar y poner atención en lo que hacemos y lo que sentimos.
1. Impaciencia
La impaciencia es uno de los principales obstáculos que nos mantienen separados de nuestras metas. Los objetivos más ambiciosos requieren invertir muchos esfuerzos, tiempo y recursos, y si la impaciencia toma el control de la situación, cualquier plan o estrategia que se dirijan a esa clase de fines se tambaleará por la relativa falta de compensaciones a corto plazo.
Por ejemplo, la decisión de gastar mucho dinero en un viaje y no es un proyecto personal que habría tenido muchas posibilidades de prosperar es una muestra de cómo la impaciencia puede llegar a hacer que nos estanquemos.
2. Egoísmo
El egoísmo puede llegar a ser positivo en situaciones puntuales, pero en una gran cantidad de situaciones lo único que hace es llevarnos a cortar nuestros vínculos con la sociedad.
Así, nos hace quedarnos solos poco a poco, no solo perjudicando a quienes nos rodean a causa de las veces en las que les decepcionamos, sino además llevándonos a perder capital humano a nuestro alrededor: menos gente dispuesta a ayudarnos y a esforzarse por darnos apoyo cuando lo necesitemos.
3. Celos
Los celos nos llevan a sentir la necesidad de controlar la vida de otras personas por el miedo a perderlas, lo cual es, paradójicamente, un hecho que daña significativamente cualquier vínculo personal que pudiésemos tener con ella al no reconocer su individualidad y libertad personal.
Por ejemplo, una persona que ve con malos ojos que su pareja quede con amigos o amigas a solas, está cayendo en los celos e intentado que toda la vida social del ser querido gire alrededor de ella.
4. Cobardía
La cobardía nos lleva a no tomar decisiones que, aunque son incómodas y suponen salir de la zona de confort, son necesarias para que nuestras vidas o las de nuestra comunidad o colectivo mejore.
Por ejemplo, no querer cortar con alguien para no exponerse a una situación llena de lloros y frustración suele ser un ejemplo de cobardía que perjudica a al menos dos personas (uno mismo incluido).
Hay que tener en cuenta que la cobardía no consiste en el simple hecho de sentir miedo, sino en dejar que el miedo nos paralice y se interponga entre nosotros y una meta que nos puede beneficiar claramente y que sabemos que tenemos oportunidades de alcanzar, por el simple hecho de evitar una situación estresante a corto plazo.
En las relaciones personales, la cobardía suele plasmarse en una falta de asertividad. Y en los procesos de desarrollo personal, esta forma de debilidad personal se plasma sobre todo en la evitación de nuevos retos a cambio de permanecer en las rutinas del día a día (sin exponernos a nuevos objetivos). Por eso, la cobardía suele dar lugar a problemas de autoestima, ya que nos mantiene lejos de las situaciones que nos permitirían demostrarnos a nosotros mismos de qué somos capaces.
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5. Conformismo con la ignorancia
El conformismo no tiene por qué ser malo; a fin de cuentas, no todo el mundo vive en una situación en la que pueda permitirse arriesgar constantemente con tal de aspirar a objetivos diferentes.
Del mismo modo, y aunque esta idea parezca ir en contra del sentido común, la ignorancia tampoco es un elemento negativo de por sí; es un aspecto inevitable que forma parte de nuestras vidas, y tal y como señaló Sócrates hace miles de años, reconocerla en uno mismo puede llegar a ser incluso un requisito para avanzar hacia la sabiduría.
Sin embargo, la combinación del conformismo y la ignorancia sí genera problemas. Y es que el conformismo aplicado específicamente al conocimiento es una de las debilidades humanas; el motivo es que nos hace quedarnos a ciegas en un mundo en el que el conocimiento nos puede ahorrar muchos problemas. Lamentablemente, no son pocas las personas que creen que aprender sobre ciertos temas que van más allá de la satisfacción de necesidades básicas del día a día genera más problemas de los que resuelve.
Por ejemplo, la creencia de que no se necesita saber absolutamente nada de política para crear una sociedad justa y funcional suele perjudicar no solo a la persona, sino a toda la sociedad.
6. Resentimiento
Concentrarse en las viejas ofensas, ya sean reales o imaginarias, es otra de las debilidades del ser humano que facilita la aparición de hostilidades injustificadas.
A veces, en ocasiones, el resentimiento puede llegar a hacer que toda la sociedad en general cause antipatía por un vago sentimiento de ofensa causado por la idea de que la vida nos ha quitado más de lo que nos ha dado. Pero, a la práctica, solo favorece el aislamiento y las dificultades para crear vínculos sentimentales significativos: a poca gente le gusta tratar con quien sostiene actitudes pasivo-agresivas.
7. Dependencia
Hay personas que se acostumbran a vivir según el modo en el que otros viven, imitando sus valores, su manera de pensar y de actuar, e incluso su estética.
Con el tiempo, esto lleva a situaciones insostenibles, porque no es posible vivir indefinidamente siguiendo un proyecto vital que no es el que uno mismo ha construido. Y, cuando quien ha caído en esta dinámica de dependencia se da cuenta, a este problema se le suma el sentimiento de haber perdido el tiempo durante meses o años. Por eso, esta es una de las debilidades del ser humano con un poder mayor a la hora de generar crisis existenciales.
8. Poca apertura a nuevas experiencias
El ser humano debería siempre enfocarse hacia nuevos retos, nuevas experiencias que le permitan dar pasos adelante en su desarrollo personal. Conocer gente nueva, visitar países y culturas, leer sobre temas interesantes... son hábitos que hacen que un individuo crezca intelectualmente y esté más abierto a cruzar nuevos horizontes.
Las personas que no son capaces de abrirse a nuevas experiencias, a menudo se estancan en realidades anodinas, con hábitos poco edificantes y que les anclan a una realidad aburrida. Para intentar resolver esta situación solo es necesario abrir la mente y estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort y buscar cuáles son nuestras inquietudes.
9. Actitud controladora frente a los demás
La tendencia a querer controlar el comportamiento de grupos o individuos da paso a muchas disfunciones en la vida social. De hecho, a veces facilita la aparición de violencia, al usar la fuerza como método para demostrar poder y establecer dominancia.
Incluso si la violencia no se da de manera directa, esta es una de las debilidades humanas que pueden derivar en dinámicas sociales problemáticas si se extienden a todo un conjunto de personas por influencia de un líder: creación de un enemigo externo demonizado y caricaturizado, comportamiento sectario, etc.
Por eso, la actitud controladora es uno de los aspectos en los que la calidad de vida de uno mismo y de los demás puede verse dañada: genera confrontación.
10. Exceso de perfeccionismo ante uno mismo
Del mismo modo en el que la búsqueda del control absoluto de los demás da lugar a problemas serios, la búsqueda del control excesivo sobre el propio comportamiento también nos perjudica.
El perfeccionismo disfuncional hace que, a pesar de que algo se nos pueda dar muy bien, el hecho de estar obsesionados con hacerlo todo de la mejor manera nos produzca inseguridades y una baja autoestima al frustrarnos una y otra vez al no conseguirlo.
11. Exceso de Ego
Las personas que se rigen excesivamente según códigos estrictos de honor y que no son capaces de admitir sus errores a causa del orgullo presentan una de las debilidades del ser humano que más dañan la vida social: el exceso de Ego. Esta puede llevar a generarse enemistades de manera totalmente innecesaria, e incluso facilita que se pierda la salud por la incapacidad de reconocer que se necesita ayuda.
Además, esta es una de las debilidades humanas que nos impiden aprender de nuestros errores, ya que en este caso, el simple hecho de reconocer que nos hemos equivocado produce un malestar que la persona no gestiona adecuadamente, tratando de evitar esta clase de experiencias. Este es un fenómeno muy relacionado con lo que se conoce como disonancia cognitiva.
12. Mala gestión de la ira
Las personas que no son capaces de controlar su ira creen que el mundo es un lugar en el que cualquier afrenta hacia ellos debe ser corregida de inmediato, aunque solo sea expresando el enfado y dañando a alguien con ello. De manera irracional, creen que en el mundo hay un sistema de compensación por el cual si el que ha actuado mal no puede compensar el daño, al menos puede ser el blanco de la furia de quien se siente ofendido.
Esto solo trae problemas, porque por un lado la ira les ciega y ni siquiera les permite detenerse a pensar si la persona a la que atacan es la verdadera responsable de lo que les ha pasado, y por el otro, a veces hacer pagar el plato a alguien es incluso peor que no hacerlo, si con ello uno mismo pierde aún más.
13. Falta de ambición
La falta de ambición, de nuevo, puede ser una cualidad buena en la mayorías de las personas. No obstante en el ámbito laboral son las personas ambiciosas las que logran conseguir los mejores objetivos y salir adelante hacia las metas que se proponen.
Siempre que sea con moderación, una persona ambiciosa puede llegar a cotas mucho más altas que alguien que carece de esta cualidad tan necesaria en el mercado laboral actual.
14. Arrogancia
La arrogancia es una de las cualidades menos deseables tanto en el ámbito laboral como profesional y nos hace ver como personas poco deseables y nada amistosas a ojos de los demás.
Creerse por encima de otras personas en cualquier ámbito de la vida es una forma muy negativa de relacionarse con el entorno. Es por eso que llegaremos mucho más lejos con una actitud humilde y tratando bien a los que nos rodean.
15. Falta de escucha
Algunas personas tienen una preocupante falta de escucha y esto les impide comunicarse de manera exitosa con su entorno tanto en el ámbito personal como académico o profesional.
La falta de escucha consiste en carecer de herramientas útiles de comunicación, así como en las habilidades sociales básicas que nos sirven para tal uso, como es la empatía, la asertividad, la resolución de conflictos, la escucha activa y la comunicación verbal o no verbal.
16. Prejuicios
Los prejuicios son un mecanismo intelectual que nos hace juzgar antes de tiempo a una persona o un colectivo de personas sin conocer realmente cuál es la realidad de estos individuos.
Los prejuicios nos llevan a abrazar ideas negativas hacia colectivos minoritarios, como es por ejemplo el de los inmigrantes, y nos impiden relacionarnos de manera natural con todo el mundo.
17. Frivolidad
La frivolidad consiste en tomarse los temas o las situaciones serias de la vida a la ligera y sin darles la importancia que merecen. Se trata de una de las peores formas de funcionar en la vida, principalmente en los ámbitos académico y laboral.
Algunas personas no logran ubicarse en su día a día laboral y no son capaces de entender cuándo es momento de pasarlo bien y cuándo se debe trabajar duro para llevar a término cualquier objetivo o meta establecida.
18. Vergüenza ligada a la propia identidad
La vergüenza es un sentimiento por el que todos hemos pasado a lo largo de nuestra vida, una sensación desagradable que inunda por todo tu cuerpo y te hace querer desaparecer de la faz de la tierra.
Aunque es normal sentir vergüenza de vez en cuando, para algunas personas es un sentimiento que tienen permanentemente ante cualquier actividad de la vida, especialmente en aquellas que involucran una relación social de cualquier tipo.
Esto puede suponer un verdadero problema a la hora de prosperar laboralmente o incluso de realizar cualquier actividad diaria de la vida cotidiana.
19. Baja autoestima
La baja autoestima es otro impedimento que puede entrometerse en nuestro camino hacia lograr el éxito o las metas que nos proponemos y que nos impide prosperar normalmente en nuestro día a día.
Las personas con baja autoestima tienen un bajo concepto de sí mismos y se creen inferiores a cualquier persona de su alrededor. Son muchos los psicólogos y terapeutas encargados en este tipo de intervención que pueden solventar dicho problema.
20. Pereza
La pereza es un déficit de ganas de trabajar, así como de hacer cualquier otra actividad o llevar a cabo cualquier responsabilidad que se nos exija durante el día.
Se trata de una de las peores formas de estar ante los retos de la vida y sin duda es algo que afecta a cualquier persona que ponga en práctica un estilo de vida perezoso, tanto a nivel personal como profesional o académico.
21. Apatía
La apatía es similar a la pereza pero consiste en una falta de motivación que puede ser transitoria o no, y que de nuevo puede afectar de manera decisiva al futuro laboral y personal de la personas que la padece.
Y es que una persona con apatía será incapaz de lograr a tiempo sus objetivos de cualquier tipo y no podrá embarcarse en ninguna empresa o proyecto importante sea del tipo que sea.
22. Cinismo
El cinismo consiste en quedar satisfecho antes un error o una mala acción propia, como puede ser mentir o realizar cualquier otra acción deleznable por la sociedad.
Las personas cínicas lo tienen todo en contra para prosperar en sus vidas, ya que se trata de un estilo de vida muy poco popular y casi nada aceptado por la sociedad en general.
23. Crueldad
La crueldad es la capacidad de ser cruel con otras personas y seres vivos sin mostrar un mínimo de humanidad ni de dolor ante tales hechos.
Las personas crueles tampoco son aceptadas por la sociedad y sin duda se trata de una cualidad que la mayor parte de la gente odia en una persona.
24. Orgullo extremo
Aunque tener orgullo por los propios logros es una cualidad positiva, el orgullo puede ser realmente negativo si se tiene en exceso por cualquier persona. El orgullo tiene que ver con creerse mejor que los demás y concebirse en una posición superior al del resto de las personas, una dinámica que es sin duda muy negativa en la sociedad actual.
25. Ambición desmedida
Así como la falta de ambición puede ser contraproducente en nuestra vida diaria, una ambición desmedida tampoco es el camino que debemos tomar para triunfar en la vida.
Ser excesivamente ambicioso y estar dispuesto a pasar por delante de todo el mundo para conseguir los propios propósitos es practicar una actitud muy poco cívica y responsable con las personas que están a nuestro alrededor.
26. Incoherencia
La coherencia es uno de los valores más seguros para triunfar en la vida, esto significa actuar de acuerdo a los valores que uno tiene y a los que se proclaman.
Las personas incoherentes suelen actuar de manera totalmente distinta a lo que predican, y viceversa, sin duda una posición que habitualmente granjea muchos enemigos en la vida, ya que la sinceridad y la coherencia son valores de lo más deseados.
27. Rebeldía
La rebeldía puede ser una cualidad en algunas personas que luchan por la verdad y la justicia, sin embargo puede ser también negativa cuando la persona es rebelde de manera sistemática y en cualquier situación de la vida.
Y es que la rebeldía injustificada por parte de alguien suele ser percibida como algo negativo por la sociedad y es un verdadero obstáculo para prosperar en la vida.
28. Hostilidad
La hostilidad es otra de las actitudes más negativas que existen y consiste en mostrarse siempre contrario a todo el mundo por defecto y de manera totalmente gratuíta sin atender a razones lógicas.
De nuevo nos encontramos ante una debilidad que puede impedir a una persona prosperar en la vida y que sin duda conduce a ganarse no pocos enemigos.
29. Falta de iniciativa
La falta de iniciativa es un déficit que puede poner en peligro el empleo y la vida laboral de cualquier persona, ya que en los trabajos actuales la iniciativa es uno de los valores que están más en alza.
Las personas que no tienen iniciativa, que no saben reaccionar a tiempo y que esperan que los demás hagan siempre el trabajo sucio suelen tener verdaderos problemas para conservar su empleo.
30. Dejadez
La dejadez consiste en ser poco escrupuloso o cuidados en cualquier ámbito de la vida, y puede darse a nivel laboral cuando una persona no realiza correctamente su trabajo con esmero y rapidez o a nivel personal.
En el ámbito personal la dejadez puede presentarse como falta de higiene personal o en personas que tienen poco decoro a la hora de vestir correctamente y de manera acorde a cada situación.
31. Indolencia
La indolencia es una actitud que presentan aquellas personas a quienes las situaciones no les afectan lo más mínimo y que no sienten ningún malestar ante situaciones de conflicto o problemáticas.
Esta cualidad es muy poco recomendable para funcionar correctamente en la vida, ya que sentirse afectado por las situaciones que suceden delante de nosotros es algo importante tanto a nivel personal como profesional.
32. Autocomplacencia
La autocomplacencia consiste en pensar que uno es perfecto y que no necesita mejorar de ninguna manera en ningún ámbito de su existencia.
Se trata de una de las cualidades menos deseables tanto en el mundo laboral como en las relaciones personales, ya que las personas decentes saben que siempre necesitan mejorar en alguna cosa.
33. Falta de motivación
Las personas que tienen poca motivación en sus vidas o que les cuesta encontrar la motivación suelen tener verdaderos problemas para lograr el éxito en cualquier ámbito de sus vidas.
Sin duda, la motivación es una de las cualidades más necesarias, ya que puede ser considerada como el combustible que nos hace movernos día a día y querer superarnos o lograr nuestros objetivos para ser mejores personas.
34. Tendencia a fijarse metas irrealizables
Algunas personas observan impotentes cómo sus objetivos jamás llegan a realizarse por mucho empeño que inviertan en lograrlo. Esto se debe a que a menudo sus metas marcadas son irrealizables o muy poco realistas.
Para lograr conseguir todo aquello que nos proponemos es importante establecer metas realistas que podamos conseguir y no objetivos demasiado lejanos que sean imposibles de realizar.
35. Falta de concentración
La falta de concentración puede ser una de las debilidades que más afectan a las personas que trabajan en empleos que requieren una concentración y una atención total para lograr sus objetivos.
La concentración es una cualidad que puede entrenarse y cuyo déficit puede ser tratado por profesionales de todo tipo, incluso por psicólogos especializados en aumentar capacidades cognitivas determinadas.
36. Excesiva preocupación por todo
La preocupación por las cosas que nos suceden a diario es habitual, y más si estas son de gran importancia; no obstante, algunas personas tienden a preocuparse demasiado por todo y a menudo por cosas poco o nada importantes.
Esta excesiva preocupación nos puede hacer perder el tiempo y a menudo contribuye a que destinemos una parte importante de nuestros recursos a estar pendientes de cosas que no merecen nuestra atención, en detrimento de aquello que sí lo merece.
37. Miedo al miedo
Aunque el miedo sea un mecanismo biológico de supervivencia que todos tenemos, algunas personas sienten miedo de manera constante y por todo, aunque una situación no presente objetivamente ninguna amenaza.
El miedo nos detiene, nos impide avanzar en la situación que queremos y en ocasiones nos priva de realizar actividades o llevar a cabo proyectos que en situaciones normales seríamos capaces de llevar a cabo.
38. Falta de imaginación
La imaginación es una de las cualidades más demandadas en el mercado laboral actual, y una facultad que también resulta de gran utilidad en la vida personal diaria.
Las personas con poca imaginación son incapaces muchas vece de lograr soluciones a problemas concretos y suelen tener recursos muy limitados a la hora de llevar a cabo cualquier acción o proyecto determinado.
39. Falta de fe
A menudo asociamos la fe a un fenómeno religioso, pero lo cierto es que muchas personas tienen fe en sí mismas y en sus posibilidades sin profesar ninguna religión en particular. Creer que los propios objetivos son realizables e imaginar realidades alternativas es un buen ejemplo de que la fe puede ser muy útil para lograr objetivos personales o profesionales.
40. Falta de creatividad
La creatividad es otras de las habilidades más demandadas en el mercado laboral actual, incluso en los trabajos más analíticos y donde a priori no se debería solicitar.
Las personas creativas son capaces de imaginar varias soluciones posibles para un mismo problema, suelen ser abiertas de mente y presentar una elevada capacidad de adaptarse ante todo tipo de adversidades.
41. Exceso de autocontrol emocional
El autocontrol es una virtud que nos permite mantener la compostura en situaciones complejas, pero llevado al extremo, puede desconectarnos de nuestras emociones y generar una barrera con los demás. Aquellas personas que se empeñan en mantener sus emociones bajo llave todo el tiempo corren el riesgo de parecer frías o insensibles, impidiendo el desarrollo de vínculos profundos y auténticos.
Un ejemplo sería alguien que, por evitar conflictos o parecer débil, nunca expresa su descontento o tristeza, lo cual puede desembocar en una acumulación de tensiones internas que eventualmente afectarán su bienestar emocional.
42. Excesiva búsqueda de validación externa
Todos necesitamos sentirnos valorados en alguna medida, pero cuando nuestra autoestima depende exclusivamente de la aprobación de los demás, estamos construyendo nuestra identidad sobre un terreno frágil y pantanoso. La búsqueda constante de validación externa nos convierte en personas vulnerables a las opiniones y expectativas de otros, perdiendo nuestra autenticidad.
Por ejemplo, alguien que cambia constantemente de actitud o de intereses solo para encajar con diferentes grupos sociales puede llegar a sentirse vacío o desconectado de sí mismo.
43. Falta de capacidad para delegar
La incapacidad para delegar tareas y responsabilidades es una debilidad que, a largo plazo, no solo nos sobrecarga de trabajo, sino que también limita el crecimiento de quienes nos rodean. Algunas personas creen que deben hacerlo todo ellas mismas para asegurarse de que las cosas salgan perfectamente, lo que genera estrés y una sensación de aislamiento en el ámbito laboral y personal.
Un ejemplo típico es el jefe que se niega a confiar en su equipo y acaba agotado por asumir todas las tareas, restando oportunidades a los demás para desarrollarse.
44. Desconfianza excesiva
La desconfianza puede protegernos de experiencias dolorosas, pero cuando se vuelve crónica, nos aísla de los demás y nos priva de relaciones significativas y positivas. Las personas que siempre esperan lo peor de los demás se encierran en una burbuja de escepticismo que termina afectando su vida social y emocional.
Por ejemplo, alguien que desconfía constantemente de las intenciones de amigos y familiares, creando fricciones innecesarias, que llevan al aislamiento y a la soledad.
45. Rigidez mental
La rigidez mental es la tendencia a aferrarse a una forma de pensar o actuar sin estar dispuesto a considerar otras perspectivas. Este rasgo puede limitarnos en nuestro desarrollo personal y profesional, ya que impide la adaptación a nuevas ideas o formas de hacer las cosas.
Un ejemplo claro sería una persona que, ante un problema en el trabajo, insiste en aplicar las mismas soluciones de siempre, aunque no den resultados, porque no tolera el cambio o la incertidumbre que implican las nuevas propuestas.
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