Las relaciones de poder se definen como relaciones basadas en una desigualdad notable de factores como el poder, control o autoridad, derivados generalmente de la diferencia de edad, conocimiento y experiencia. En este tipo de relaciones es común que uno de los individuos ejerza dominio y control sobre el otro involucrado, este tipo de relaciones son abusivas, y por lo tanto perjudiciales, en mayor medida, para aquel que es sometido y controlado.
Pueden identificarse en diversos contextos: personales, laborales, políticos o sociales, en el presente artículo se abordarán las características y consecuencias de las relaciones de poder abusivas en pareja.
La romantización del abuso
Ahora bien, lo preocupante de este tipo de relaciones abusivas es su normalización y romantización en la sociedad actual, siendo los factores principales por los que este tipo de relación abusiva, generalmente, pasa desapercibida. Existen muchas oportunidades de desventaja que pueden derivarse en una relación basada en el control, la manipulación y el dominio sobre el otro, como se mencionó, generalmente se dan por la diferencia de edad, madurez, recursos, experiencia o por el conocimiento de algún aspecto que sirva para ejercer presión sobre la otra persona.
Las relaciones de pareja deben estar basadas en el respeto, la admiración mutua, el amor, la pasión y la comunicación asertiva para que puedan desarrollarse de manera adecuada, pues la principal intensión de una relación de pareja es la atracción y la idea de compartir momentos de la vida con esa persona elegida.
Cuando las bases en las que se desarrolla una relación se ven alteradas por una de las partes, puede tornarse en una relación abusiva, como lo son las relaciones de poder. Si bien es cierto que no todas las relaciones basadas en cierta diferencia de poder son malas, como podrían ser en el ámbito laboral o político donde el liderazgo debe acentuarse; las relaciones de pareja que tengan esas bases sí lo son, debido a su naturaleza.
El origen de una relación abusiva está en el ejercer violencia ya sea física, psicológica, verbal o sexual en la otra parte involucrada. Lo anterior quiere decir que estas relaciones pueden desarrollarse y volverse abusivas en cualquier contexto y a raíz de cualquier diferencia notoria; por ejemplo, en una relación de un hombre y una mujer, donde hay una diferencia de edad notable, factor del que surgirían otras diferencias más importantes como la madurez, el poder adquisitivo, los roles en la relación, la experiencia y la fuerza física, por mencionar algunas.
Consecuencias de las relaciones de poder
Una vez definidas las relaciones de poder, hablemos de sus consecuencias e internémonos en como lucen. La manipulación y el dominio presentes en las relaciones puedes ser identificados externamente por ciertas actitudes de la pareja, ya sea estando en conjunto o por separado. Particularmente hay actitudes controladoras que se evidencian cuando estas personas se relacionan con otros en conjunto, tales actitudes pueden ser escenas por celos, comentarios agresivo-pasivos basados en la desconfianza, manipulación verbal por parte del dominante sobre una situación para ejercer control sobre el dominado, humillación por parte del controlador, constantes peleas en dónde el agredido siempre es el mismo, etc.
Existen actitudes que pueden estar presentes solo en la intimidad, es decir, cuando no hay nadie ajeno a la relación; estas actitudes, por lo general, son las más dañinas y agresivas, estas pueden parecer inofensivas pues no están cargadas directamente de hostilidad y agresividad. Por lo que, son actitudes manipuladoras que pasan desapercibidas y de a poco generan un control absoluto sobre la vida del dominado.
Una relación de poder abusiva se puede identificar claramente sí hay una diferencia notoria de algún factor y si existen actitudes por parte de alguno de los involucrados que ejerzan algún poder de control, por la forma en la que se desarrollan la parte involucrada que es controlada no suele estar consciente del control bajo el que se encuentra, pues ha sido manipulado y orillado a aceptar múltiples conductas que no aceptaría de forma consciente.
Por esta misma falta de control y conocimiento sobre la verdadera naturaleza de su relación son relaciones dañinas o agotadoras emocionalmente, en mayor medida, dado que no siempre hay agresión física o verbal, pero está siempre presente el control sobre el otro, sin mencionar que la persona bajo esta influencia siente una carga constante por querer complacer al otro o por el miedo a perderle.
El factor de riesgo más importante en el desarrollo de estas relaciones, además de la presencia de tales diferencias y su mal “uso”, es la romantización que actualmente se presenta en torno a casi cualquier tipo de relación abusiva. La sociedad actual ha hecho progresos entorno a los valores y las bases que deben tener las relaciones sanas; sin embargo, existe una fuerte desinformación respecto a muchos temas que abarcan este tipo de relaciones.
Los principales factores que llevan a las personas a pensar que una relación de poder abusiva es romántica están relacionados con la creencia de que el control es señal de amor, pasión y protección. Creencia que nace y se ve influenciada por medios de comunicación, canciones, películas, series, libros e historias en las que se glorifica una relación donde claramente una parte ejerce un control desmesurado sobre la otra parte.
Los factores principales que derivan en la romantización de esto son: el desafío que genera la idea de conquistar a alguien del que se tiene un ideal por la notoria diferencia y de creer saber sobrellevarlo, la errónea percepción de protección que alguien de tales características podría brindar, la intensidad emocional que se cree existe cuando hay demasiado control sobre uno pues generalmente se asocia como señal de que la persona controladora valora demasiado al controlado.
De lo último surgen todas las consecuencias de estas relaciones, en mayor o menor medida según el nivel de control y de diferencia que exista en esta, pero presentes durante y después de la relación. Como ya se mencionó pueden verse de diversas maneras y el control puede ser pasivo o agresivo, esto definirá las consecuencias que se derivarán de la relación.
Estas consecuencias son: problemas de salud mental derivados de la manipulación, el abuso psicológico y emocional constante, el aislamiento social generado por el control y manipulación sobre la vida de la pareja, daño a la autoimagen y la autopercepción derivado de la crítica constante de la pareja y la necesidad de cumplir estándares del abusador, riesgo de autolesiones y suicidio derivado de la desesperación y sensación de atrapamiento que genera la relación en el abusado, dependencia económica a raíz del control del abusador en la vida personal y profesional, daños físicos que son causados por el abuso físico (no siempre se dan), dificultades en relaciones futuras, estas son las principales.
Conclusiones
Para finalizar es importante recalcar el daño que infligen estas relaciones y que su romantización está basada en una visión errónea y desinformada sobre las consecuencias psicológicas, emocionales y físicas que acarrean consigo. Las relaciones abusivas son tóxicas y deben ser identificadas para poder salir con ayuda o sin ayuda del ciclo de violencia en el que se vive.
También es muy cierto que nadie nos enseña a relacionarnos, a saber, cómo tener relaciones sanas o por lo menos lo más certeras posibles, en todos nuestros círculos, es decir en el ámbito familiar, en nuestro círculo de amigos o compañeros y mucho menos en relaciones de pareja, considero que desde la primera infancia si nos enfocáramos en atender la importancia de saber cómo relacionarnos, las relaciones de pareja serán diferentes.