La mayoría de nosotros tiene que enfrentarse a retos para los cuales es necesario aprender a través de métodos no siempre divertidos o amenos. Es un hecho: hay muchos contenidos que por sí mismos no resultan lo suficientemente accesibles como para que estemos ansiosos por abalanzarnos sobre ellos para aprender aquí y ahora. El aprendizaje requiere esfuerzo, porque el aprendizaje no está ahí para hacer que lo pasemos bien; esa no es su función.
En este artículo repasaremos varias maneras de animarse a estudiar, conseguir formas para motivarse a uno mismo, y no dejar que la procrastinación o síndrome del “ya lo haré mañana” nos venza.
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Cómo animarse a estudiar
Llegados a cierta etapa de adultez y madurez mental, la mayoría sabemos que el hecho de estudiar nos aporta grandes beneficios. Por un lado está comprobado que haber tenido una carrera formativa exitosa da muchas más posibilidades de ganar más dinero y vivir mejor en general, y por el otro, no hay que olvidar que saber más nos da una mayor capacidad para tomar decisiones bien fundamentadas.
Sin embargo, a la hora de ponerse delante de una hoja de papel con apuntes, un libro o una pantalla de ordenador, es frecuente que la pereza y las ganas de estar haciendo cualquier otra cosa nos tienten a salir de esa senda. Una cosa es nuestra parte emocional y otra muy distinta es esa faceta emocional nuestra, para la cual las metas a medio o largo plazo no tienen tanto valor como los apetitos del presente.
Afortunadamente, podemos utilizar estrategias inteligentes para actuar sobre nosotros mismos y nuestro entorno de manera racional y hacer que nos sintamos más motivados para estudiar. Esa parte emocional que nos pide salir a tomar aire fresco o descansar siempre estará ahí, pero podemos hacer que no nos afecte negativamente o que, incluso, juegue a nuestro favor.
A continuación veremos varios trucos para animarse a estudiar y sacar el máximo partido a esas horas de estudio para hacer que el sacrificio valga la pena y no sea simplemente un caos desorganizado.
1. Esconde todas las tentaciones
Es un truco muy sencillo, pero también es básico. Nuestro entorno condiciona enormemente cómo estudiamos, y por eso debemos hacer que tenga una disposición que favorezca nuestro aprendizaje y que no nos ponga obstáculos. Motivarse a uno mismo no es una tarea que se lleve a cabo en la mente de uno a través de procesos mentales privados e invisibles al ojo ajeno: lo exterior cuenta, y mucho.
Así pues, trabaja activamente para esconder físicamente cualquier elemento que te suela distraer. Algunos ejemplos clásicos de este tipo de elementos son la comida, los altavoces emitiendo música, o los amigos o familiares que reclaman nuestra atención. Pero también hay que tener muy en cuenta el entorno digital. Si las redes sociales te distraen mucho, plantéate seriamente buscar maneras de evitar su influencia. Por ejemplo, colócate muy lejos de un dispositivo con pantalla conectado a Internet, bloquea ciertas páginas web durante tu estudio, etc.
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2. Haz que tengas pocas excusas para levantarte
Este es otro consejo que va en la línea del anterior, y consiste básicamente en reducir las probabilidades de que te veas en una situación en la que debes levantarte. Por ejemplo, asegúrate de tener un botellín de agua a mano, todos los materiales de estudio reunidos en un sitio, la luz adecuada, etc.
3. Ponte metas muy concretas
Una manera genial de animarte a estudiar consiste en segmentar tu tarea en trozos más pequeños a los que puedas llegar fácilmente. De esta manera, tendrás una sensación de progresión que te animará a seguir estudiando. Por ejemplo, si necesitas leer y aprenderte el contenido de un documento de 40 páginas, plantéate una secuencia de 4 objetivos, uno por cada decena de páginas leídas. Si lo prefieres, puedes darte un pequeño premio al completar cada uno de estos segmentos, pero probablemente no te hará falta, porque el hecho de finalizar cada etapa ya te hará sentir bien. Lo cual nos lleva al siguiente consejo.
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4. Siéntate delante del material a estudiar y memoriza una frase
Esta es una variante de un truco para crear contenido creativo, según el cual para crear algo y salir del bloqueo de escritor hay que sentarse y escribir una frase. La clave está en que lo más difícil es empezar, y una vez dado el primer paso, las ganas de completar lo iniciado tirarán de nosotros hacia delante de manera automática.
5. Planéate una meta al llegar a un objetivo muy importante
Puedes combinar las pequeñas recompensas con otras más grandes y significativas para que esto te motive más. Por ejemplo, al completar tu jornada de estudio de un día, puedes ir a comer a tu lugar favorito, o ir a pasear por un lugar tranquilo en el que desconectar y olvidarte de tus tareas.
6. Ponte a prueba
Después de estudiar, es bueno que repases mentalmente lo aprendido, haciéndote preguntas sobre lo visto. Esta es una tarea estimulante sobre algo sobre lo que sabes al menos parcialmente, de modo que te llevará a querer saber más para solventar las dudas que te vayan apareciendo. La sensación de reto crea una cierta tensión, pero también puede ser muy agradable, y el hecho de que tras varios intentos el resultado sea satisfactorio nos hace sentir bien.