La psicología humanista es una de las corrientes de pensamiento más importantes de la psicología. Desde ella, gente como Abraham Maslow (con su popular Pirámide de Maslow) o Rollo May defendieron una visión positiva del ser humano, según la cual todos somos capaces de convertirnos en el tipo de personas que deseemos.
La teoría de la personalidad de Carl Rogers es un ejemplo de este optimismo vital llevado a la psicología y la filosofía. Veamos en qué consiste esta teoría.
La persona, según el humanismo
Ciertas corrientes de la psicología han estado asociadas a una visión pesimista del ser humano. Por ejemplo, el psicoanálisis de Sigmund Freud presenta una explicación de la psique en la que los deseos inconscientes y su choque con las normas sociales gobiernan nuestro comportamiento, y el conductismo norteamericano ha sido acusado de presentar a las personas como máquinas que reaccionan ante estímulos externos.
Sin embargo, los psicólogos humanistas como Carl Rogers propusieron algunas ideas sobre los procesos mentales en los que se enfatiza la libertad de los individuos a la hora de tomar el rumbo de sus vidas. Según ellos, ni los factores biológicos ni los ambientales son determinantes en nuestro comportamiento, y no nos "arrastran" irremediablemente hacia ciertos tipos de comportamiento. En resumidas cuentas, no eran deterministas.
En concreto, Carl Rogers creía que la personalidad de cada persona se desarrollaba según el modo en el que consigue ir acercándose a (o alejándose de) sus objetivos vitales, sus metas.
Esta idea de que el desarrollo personal y el modo en el que el individuo lucha por llegar a ser como se quiere ser es una idea central de la psicología humanista, pero para Carl Rogers tiene especial importancia, porque para él es a través del desarrollo personal como se forma el carácter y el modo de ser.
Carl Rogers y la teoría de la personalidad altamente funcional
Carl Rogers propone la idea de que la personalidad de cada individuo puede analizarse según el modo en el que se acerca o se aleja a un modo de ser y vivir la vida al que él pone la etiqueta de persona altamente funcional.
Las personas altamente funcionales se caracterizan por estar en un proceso constante de auto-actualización, es decir, búsqueda de un ajuste casi perfecto con los objetivos y las metas vitales. Este proceso de desarrollo personal se encuentra en el presente, por lo que siempre está en funcionamiento. De este modo, la personalidad de las personas altamente funcionales es, para Carl Rogers, un marco en el que fluye en tiempo real un modo de vivir la vida que se adapta a las circunstancias constantemente.
¿Cómo es la persona altamente funcional?
Según Carl Rogers, los rasgos de la personalidad que definían a las personas altamente funcionales están definidos según las siguientes cinco características.
1. Apertura a la experiencia
La personalidad de la personas altamente funcional es, según Carl Rogers, muy abierta a la experiencia, en un sentido amplio. No adopta una actitud defensiva por defecto ante lo desconocido, sino que prefiere explorar nuevas posibilidades. Es por eso que este tipo de personalidad se define por la aceptación de las emociones asociadas a lo que se está viviendo, la no evitación de las "emociones negativas" y la adopción de actitudes receptivas ante situaciones que no son claramente peligrosas.
2. Estilo de vida existencial
Esta característica tiene que ver con la tendencia a asumir que es uno mismo quien ha de otorgar sentido a las experiencias que se viven en cada momento, a través de un proceso de creación de significado. De este modo, se deja que el modo de vivir el día a día sea espontáneo, creativo, sin intentar que todo lo que se percibe encaje a la fuerza en esquemas preconcebidos. El estilo de vida asociado a este tipo de personalidad, para Carl Rogers, se caracteriza por evitar la tendencia a prejuzgar.
No se analiza el presente como algo que debe ser explicado totalmente por las vivencias del pasado, sino que se vive plenamente.
3. Confianza en uno mismo
Para Carl Rogers, el hecho de abrazar una manera libre de vivir la vida conlleva fiarse del propio criterio y la propia manera de tomar decisiones por encima de cualquier otro referente. La idea es que, como nadie conoce mejor que uno mismo la propia manera de vivir la vida, no se tiende a apoyarse en códigos de comportamiento impuestos desde instancias externas.
4. Creatividad
El hecho de que las personas altamente funcionales de Carl Rogers sean enemigas de los dogmas y las convenciones hace que miren más allá de lo considerado como "normal". Esto proporciona las bases necesarias para que puedan desarrollar su creatividad.
5. Libertad de elección
El modo de ser creativo e innovador de la personalidad altamente funcional teorizada por Carl Rogers hace que estas personas sean capaces de encontrar nuevas opciones de comportamiento allí donde aparentemente solo hay unas pocas. Esto define el carácter inconformista de este tipo de personalidad, que es capaz de resolver paradojas en las que hay una aparente contradicción entre las opciones que a priori parecen disponibles.
6. Carácter constructivo
Este tipo de personalidad muestra una gran facilidad para dar respuesta a todas las necesidades de manera equilibrada, de manera que las crisis son aprovechadas como oportunidades para construir nuevas oportunidades y encontrar maneras de alcanzar niveles de bienestar.
7. Desarrollo personal
El desarrollo personal es el motor vital de las personas altamente funcionales. Se vive como un proceso de cambio constante, en el que nunca se alcanza una meta final definitiva sino que se va pasando de una etapa a otra.
Críticas y observaciones a la teoría de Rogers
Las características y definiciones que Carl Rogers utiliza para definir a las personas altamente funcionales son muy abstractas y altamente ambiguas, ya que ceñirse a conceptos muy rígidos iría en contra de su idea de que una personalidad basada en la auto-actualización y el desarrollo personal fluye constantemente y escapa a las convenciones.
Sin embargo, esto también le ha ganado muchas críticas: a fin de cuentas, prácticamente todo el mundo puede sentirse identificado con los rasgos que se atribuyen a las personas altamente funcionales, siguiendo la lógica del efecto Forer.
Solo cada persona es capaz de juzgar hasta qué punto es útil o inspirador tener estas características como referencia.