Carl Ransom Rogers (1902 - 1987) fue un influyente psicólogo, terapeuta e investigador que, junto a Abraham Maslow, desarrolló las bases de la Psicología Humanista. Su manera de entender la psicoterapia hizo que desarrollase una propuesta de intervención psicológica centrada en el desarrollo personal y la exploración del potencial de las personas: la Terapia Centrada en el Cliente.
Esta forma de terapia se caracterizaba, más que por partir de una metodología concreta y sistematizada, por un cambio en la filosofía que debía sostener la relación entre terapeuta y paciente. Básicamente, Carl Rogers defendía que la terapia debe darle voz al cliente, hacer que sea él el que detecte las problemáticas y el que impulse su propio cambio, una idea muy vinculada a la Psicología Humanista e general.
Por otro lado, entre los elementos que forman el legado de Carl Rogers destacan su Teoría de la Personalidad, muy centrada en esos aspectos de la mente humana relacionados con la creatividad, el desarrollo personal, la resiliencia y la libre capacidad de decisión.
Además, Carl Rogers contribuyó a transformar la concepción de lo que debía ser la intervención psicológica, y de hecho su mentalidad que contribuyó a la creación de la Psicología Positiva, vigente hoy en día y heredera del enfoque humanista de este psicólogo.