Reírse es una acción vital para la salud. Es riéndonos que las personas podemos liberar tensiones, reducir nuestro malestar y deshacernos del estrés del día a día. Es decir, el humor es un factor de protección ante psicopatología.
Se ha visto que los humanos no somos los únicos que nos reímos. Animales como los perros, los zorros, los chimpancés, los gorilas, las ratas y otros muchos también se ríen, lo cual ha despertado el interés de muchas ciencias para buscarle una explicación.
Al saber que en estas y otras especies se ríen surge una pregunta: ¿tienen sentido del humor los animales? A continuación veremos qué es lo que ha descubierto la ciencia y cómo está el estado actual de esta cuestión.
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¿Tienen sentido del humor los animales?
Reír es una actividad extremadamente sana. Mediante la risas podemos liberarnos de todo tipo de sentimientos negativos que pueden acabar transformándose en psicopatología. Es por este motivo que, en contexto de terapia, el sentido del humor se convierte en un aspecto muy valorado en el paciente, dado que actúa como factor de protección y también puede usarse para dar pie a tratamientos como la risoterapia.
Pero reír no es solo humano. En otras especies se han encontrado conductas que se asemejan mucho a lo que entendemos como risa, especialmente en animales que están muy relacionados filogenéticamente con la nuestra, como lo son los primates superiores (bonobos, chimpancés, gorilas, orangutanes...), además de perros, zorros y ratas.
En muchas ocasiones los humanos nos reímos al escuchar un chiste, ver una situación graciosa como cuando alguien se resbala con una piel de plátano o encontrarse ante una situación curiosa. Es decir, nos reímos porque tenemos sentido del humor y, dado que en otras especies también se ha visto que se da la risa, es inevitable preguntarse si los perros, los primates superiores y las ratas poseen este sentido del humor.
No son pocas las investigaciones que han tratado de dar respuesta a esta incógnita, centrándose, lógicamente, en primates. Sin embargo, cabe decir que abordar científicamente esta cuestión es algo bastante complicado porque... ¿qué es el sentido del humor? Cada persona posee un sentido del humor diferente, fácilmente demostrable teniendo en cuenta que hay quienes se ríen por nada y quienes de nada se ríen. ¿Cómo podemos ver en otros animales lo que ni siquiera en nosotros mismos sabemos qué es?
Partiendo de diferentes definiciones y evaluándolo de diferentes maneras, todo parece indicar que, efectivamente, los animales, aunque no todos, pueden tener sentido del humor. Se han llevado a cabo diversas investigaciones con la intención de profundizar más en este aspecto, partiendo de varias teorías procedentes de la psicología y la filosofía.
Teoría de la incongruencia
De entre las teorías sobre el humor, la más conocida es la “teoría de la incongruencia del humor”. Esta teoría indica que el humor se da cuando surge una inconsistencia entre lo que uno espera que suceda y lo que realmente sucede.
Nuestro cerebro intenta hacer predicciones de cómo acabará desarrollándose una situación o cómo acabará una conversación. Es por este motivo que cuando vemos algo gracioso e inesperado o cuando nos cuentan un chiste nos reímos, puesto que no lo veíamos venir.
Desde la teoría de la incongruencia no se descarta la posibilidad de que los animales tengan sentido del humor, pero sí que se rechaza que lo puedan tener aquellos animales que no poseen un cerebro que pueda albergar mínimamente la capacidad del lenguaje. La mayoría de los animales carecen de mecanismos cognitivos y redes neurológicas para identificar inconsistencias, con lo cual, partiendo de que el humor es una incongruencia, no lo pueden tener. Los únicos animales que lo podrían tener son los primates.
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Teoría de la violación benigna
Además de la teoría de la incongruencia del humor, se ha propuesto la teoría de la violación benigna para poder explicar este fenómeno. De nombre verdaderamente controvertido, esta teoría sostiene que el humor surge ante situaciones en las que se amenaza el bienestar, la identidad o el sistema de creencias normativas de la persona, pero que a la vez parece estar bien y se está de acuerdo con ello.
La teoría de la violación benigna surge como alternativa a la de la incongruencia del humor, puesto que esta segunda no permite explicar por qué en situaciones en las que no hay incongruencia, como puede ser escuchar una broma con frases predecibles, son divertidas mientras, que también hay situaciones incongruentes que no resultan divertidas a todo el mundo.
La teoría de la violación benigna permitiría comprender más a fondo las cosquillas. Estas aparecen cuando alguien infringe benignamente nuestro espacio físico, tocando diversas partes de nuestro cuerpo. Este tacto no nos lo esperábamos, lo cual nos sorprende y nos ponemos a reír.
Si intentamos hacernos cosquillas a nosotros mismos esto no funcionará porque no habrá sorpresa y si le hacemos cosquillas a alguien que no conocemos por la calle, lejos de reírse, se enfadará, puesto que no verá esto como un acto benigno sino más bien como un ataque o, como mínimo, algún tipo de abuso.
Investigaciones
A continuación vamos a ver más a fondo investigaciones en las que se ha evaluado si los animales pueden tener sentido del humor.
1. Koko la gorila
Koko la gorila (1971-2018) fue una muy famosa primate conocida por ser capaz de hacer y comprender más de 1.000 signos en lengua de señas americana, además de entender más de 2.000 palabras en inglés hablado. Esta gorila fue objeto de numerosos estudios, dado que como sujeto era realmente una joya en bruto: permitía estudiar aspectos muy humanos en animales que, hasta hacía relativamente poco, lo único que parecía que compartieran con nuestra especie era su forma antropomórfica.
Se sabe que Koko usaba muy inteligentemente el lenguaje, demostrándoselo a su adiestradora la doctora Francine Patterson. Además de para comunicarse, esta gorila signaba con intención humorística, jugando con diferentes significados de una misma palabra y entendiendo las payasadas que hacían sus cuidadores.
Una anécdota sobre esta gorila, contada por los investigadores que la cuidaban, es que una vez Koko signó la palabra “persecución” después de atar los cordones de sus entrenadores, riéndose a carcajadas.
El motivo exacto de esto es desconocido, pero se supone que o bien sugería que la persiguieran y que, al tener los cordones mal atados, sus entrenadores se tropezarían y ella se echaría unas risas o, simplemente, jugaba cambiando las palabras, sabiendo que no era esa palabra la que debía usar para referirse a “atar los cordones”.
Esto último se puede relacionar con cómo se comportan los niños de cinco años, quienes son cada vez más conscientes del lenguaje y de su uso con finalidad humorística. No son pocos los niños a estas edades que, pese no tener problemas de desarrollo intelectual ni tampoco problemas de pronunciación, usan otras palabras para referirse a cosas (juego simbólico) o directamente se las inventan, a veces con la intención de confundir a los ingenuos adultos.
2. Los perros de Spokane
Si bien fue una sorpresa encontrar sentido del humor en primates, lo fue todavía más hallarlo en el mejor amigo del hombre: el perro. Un estudio llevado a cabo por miembros del Servicio de Protección Animal Regional del condado de Spokane, Washington, EE.UU. estudió los gruñidos de los perros que se encontraban en el refugio cuando estaban jugando. A los cuidadores les pareció estar oyendo sonidos semejante a carcajadas, con lo cual empezaron a estudiarlos más a fondo grabándolos.
Teniendo en cuenta que los perros hacían estos gruñidos cuando se lo estaban pasando bien, los investigadores quisieron saber hasta qué punto podían considerarse como un indicativo de sentido del humor. Es por este motivo que quisieron averiguar cómo reaccionarían los canes si los oían sin estar jugando, así que decidieron emitirlos por los altavoces del refugio. Para su sorpresa, vieron que los perros se calmaban, movían la colita, mostraban cierto aire juguetón y parecía que, en vez de estar confinados en una perrera, estaban pasándoselo bien en un club de la comedia.
3. Washoe, la chimpancé que hacía bromas
Se ha visto que los animales criados en cautividad, sobre todo primates, pueden comportarse de forma provocadora para pasárselo bien. Un ejemplo de esto es el caso de otra famosa primate, la chimpancé Washoe (1965-2007).
Al igual que con Koko la gorila, Washoe aprendió la lengua de signos americana, siendo una de las primeras primates en mostrar aptitudes lingüísticas avanzadas. Es gracias a que supiera hablar que su cuidador, Roger Fouts, puede contarnos una curiosa anécdota sobre la chimpancé.
Fouts estaba un día con Washoe, teniéndola sobre sus hombros cuando, de repente, empezó a notar el cálido flujo de la orina simiesca. Efectivamente, Washoe se le acababa de mear encima, algo que a ningún investigador, por muy aficionado a los monos que sea, le gusta.
Roger alzó la mirada con cierto aire enfadado para replicarle a Washoe que se hubiera meado en él cuando, para su sorpresa, vio que la chimpancé trataba de decirle algo. En ese momento le signó la palabra “divertido”: Washoe se había meado aposta, siendo Fouts víctima de una broma.
Esta anécdota un tanto escatológica es considerada una prueba de que los chimpancés pueden tener sentido del humor. Washoe se comportó así para molestar a su cuidador, con la clara intención de divertirse a costa de la higiene de Roger Fouts. No es que la chimpancé no se pudiera controlar o no estuviera adiestrada para orinar en un lugar concreto, sino que decidió miccionar encima de su cuidador con la intención de divertirse. Desde luego, los primates tienen un sentido del humor que los humanos no compartimos.
Referencias bibliográficas:
- McGhee, P. (2018). Chimpanzee and gorilla humor: progressive emergence from origins in the wild to captivity to sign language learning, HUMOR, 31(2), 405-449. doi: https://doi.org/10.1515/humor-2018-0017
- Weems, S. (2014). Ha!: The Science of When We Laugh and Why. Estados Unidos. Basic Books.