Cuando se intenta abordar un tema tan delicado como el entrenamiento de personas con sobrepeso, el cumplimiento o no de los objetivos que se han marcado va a depender básicamente de dos factores.
Primero, los aspectos técnicos relacionados con entrenamiento y nutrición; y segundo, la gestión del entorno del cliente: las emociones, las costumbres y los hábitos, las creencias o la motivación.
Las emociones son clave para subir o bajar de peso
La mayoría de las personas saben que para perder peso es necesario comer menos y/o hacer más ejercicio, pero muchos pasan por alto otros factores que van favorecer u obstaculizar este objetivo (perder peso), como pueden ser los aspectos psicológicos.
La relación entre las emociones y la pérdida de peso es clara. Por ejemplo, en momentos de inestabilidad emocional somos más propensos a consumir alimentos grasos. Pero las variables psicológicas y emocionales no sólo son importantes para tener éxito en la dieta, sino que también tienen un efecto importante en el éxito del entrenamiento físico (por ejemplo, en la adherencia).
Los expertos de la actividad física hace tiempo que han prestado atención a los factores psicológicos (motivación, gestión emocional, expectativas realistas, creencias sobre uno mismo, etc.), pues la investigación sobre los aspectos que inciden en el ejercicio y la nutrición, ha llevado a éstos a explorar las necesidades emocionales, y muchas veces han revelado patrones del estilo de vida que son nocivos, comportamientos que son adictivos y desafíos personales y familiares que interfieren en la consecución de objetivos de los clientes.
Respecto a esto, es necesario que estos factores sean redirigidos para poder seguir el plan de pérdida de peso con éxito.
La psicología también ha aportado evidencia científica al respecto
Pero no solamente los expertos en actividad física han explorado las variables emocionales que afectan al éxito en la pérdida de peso, sino que los psicólogos también se han interesado por la relación entre las emociones y la consecución de este objetivo.
Un estudio realizado por Consumer Reports National Research Center, en el que participaron 1.300 psicólogos que respondieron a preguntas sobre su trabajo con clientes que padecían problemas para perder peso, concluyó que los aspectos emocionales pueden obstaculizar el plan de pérdida de peso.
El 44 % de los psicólogos afirmó utilizaban la estrategia de “comprensión y manejo de los comportamientos y las emociones relacionadas con el control de peso", pues funcionaba muy bien para perder peso y no recuperarlo. El 43% de los psicólogos también citó "el comer emocional" como una barrera para la pérdida de peso.
El 92% de los encuestados que ofrece tratamiento para bajar de peso reportó que ayudaban a los pacientes a corregir los problemas emocionales relacionados con el aumento de peso. Más del 70% identificó la terapia cognitiva conductual (resolución de problemas, técnicas de atención, etc.) como excelente estrategia de pérdida de peso. Es decir, que la terapia cognitivo conductual es útil pues ayuda a las personas a identificar y abordar los pensamientos y emociones negativas que pueden conducir a comportamientos no saludables y que interfieren con la consecución de los objetivos nutricionales y del ejercicio físico.
La relación entre la inteligencia emocional y la motivación
Además, el 43% de los encuestados también comentó que "mantener una rutina de ejercicio regular” es una de las claves bajar peso. Respecto a esto, son muchos los estudios que hablan de la relación entre inteligencia emocional y motivación intrínseca, y Jose Maria Buceta, en su libro “Variables Psicológicas Relacionadas con el Rendimiento Físico y Deportivo” explica la relación entre la motivación y la adherencia al entrenamiento físico.
Por otro lado, el psicólogo Adrián Triglia, en un artículo de Psicología y Mente llamado “Por qué las dietas pueden no funcionar”, repasa las estrategias psicológicas y emocionales propuestas por Traci Mann, de la University of Minnesota, para la mejora de la adherencia a la dieta de pérdida de peso, como por ejemplo sustituir los pensamientos acerca de un pastel por otros en los que aparece pan integral o un alimento con aún menos carbohidratos.
En conclusión, las emociones y el compromiso de hacer ejercicio son uno de los desafíos más comunes a los que se enfrentan las personas que quieren perder peso. Muchas personas pueden echar por tierra muchos de los esfuerzos que han hecho durante mucho tiempo por cuestiones psicológicas. Cuando estas personas combinan el trabajo emocional con el cambio de estilo de vida, los resultados llegan.
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